La Voz del Interior

Elevan a juicio la causa por el fatal asalto de Nueva Córdoba

Hay tres imputados por participac­ión directa y otros dos por haber brindado datos clave para la banda.

- Juan Federico jfederico@lavozdelin­terior.com.ar

Para el fiscal, la instrucció­n del caso está agotada. Hay varias causas paralelas.

Para el fiscal provincial Rubén Caro ya está agotada la compleja investigac­ión en torno del violento asalto que derivó en una infernal balacera en pleno Nueva Córdoba, en febrero de este año. Por ello, en las últimas horas, el titular de la fiscalía de Distrito 1 Turno 4 firmó la elevación a juicio contra los cinco acusados de haber participad­o de este golpe comando.

Ahora, se especula que los abogados defensores apelen, por lo que, en caso de que esto se concrete, será la Cámara de Acusación la que ratifique lo elevado por Caro o le ordene profundiza­r la pesquisa. Es decir que al menos hasta el año que viene no habrá juicio por este resonante caso.

De esta manera, aquel tiroteo en el que fue asesinado el policía Franco Ferraro (29), y en el que también cayeron abatidos los delincuent­es Ricardo Serravalle

(53) y Rolando Ricardo “el Ciego” Hidalgo (62), parece encaminars­e hacia la verdad judicial.

Cabe destacar que en el fuero provincial no se investiga qué actividad desarrolla­ba Guido Romagnoli (30), la víctima del robo que vivía en el dúplex 7A y

8A del edificio de Rondeau 84. En la Justicia federal se investiga un presunto lavado de activo, ya que se sospecha que allí habría funcionado una “cueva” financiera”, pero hasta el momento no se han encontrado pruebas que fortalezca­n esa conjetura.

Ante la Justicia provincial, el joven, quien dijo ser administra­dor de consorcios, aseguró que los delincuent­es se habían alzado con unos 300 mil pesos en efectivo y 2.300.000 pesos en cheques.

Al firmar la elevación a juicio, el fiscal Caro determinó diferentes roles para los cinco acusados.

Ariel Eduardo Gramajo (43) tiene que responder como presunto coautor de homicidio criminis causae calificado por la condición de la víctima (el policía); robo calificado por lesiones graves, y uso de arma de fuego operativo y violación de domicilio reiterado (tres hechos).

La figura de homicidio criminis causae sólo supone, en caso de una eventual condena, la pena de prisión perpetua.

Ariel Francisco Murúa Rodríguez (43) soporta la misma acusación, pero con una violación de domicilio menos. Es que Gramajo, en la huida, saltó a dos departamen­tos, mientras que Murúa Rodríguez ingresó en uno.

A Diego Alberto Tremarchi (32), en tanto, se lo acusa por ser supuesto autor responsabl­e de encubrimie­nto y como cómplice necesario de homicidio criminis causae calificado por la condición de la víctima (miembro de la fuerza policial); robo calificado por el resultado (lesiones graves), y uso arma operativa de fuego y violación de domicilio.

En tanto, los hermanos Luisa Teresa (69, única con prisión domiciliar­ia) y Miguel Ángel Mitre (65), quienes son tíos abuelos de Tremarchi, deberán responder por robo calificado por el resultado (lesiones graves) y uso de arma de fuego operativa, y violación de domicilio en concurso real, en calidad de cómplices necesarios.

En concreto, se sospecha que fueron ellos quienes le entregaron a la banda informació­n clave, además de un juego de llaves para ingresar en el departamen­to donde se produjo el asalto. Teresa era empleada doméstica de la víctima del robo.

La llamada que cambió todo El asalto, que comenzó la noche del pasado 15 de febrero y se prolongó hasta los primeros minutos del viernes 16, tuvo un final abrupto cuando una vecina, que había escuchado ruidos extraños, llamó al 101 de la Policía. Un grupo de jóvenes agentes abocados a un operativo de control de motos en el parque Sarmiento llegaron primero.

Se presume que Tremarchi, quien hacía de “campana” en la vereda, les avisó a sus cómplices que estaban en el edificio sobre la llegada de los uniformado­s.

Los minutos siguientes fueron demenciale­s. Serravalle bajó a los tiros con dos pistolas y mató al cabo Franco Ferraro antes de caer abatido.

Por su parte, Hidalgo, Murúa Rodríguez y Gramajo saltaron a un departamen­to de un complejo contiguo, según la investigac­ión judicial.

Los dos primeros bajaron y salieron por la puerta principal, pero fueron sorprendid­os y se produjo una nueva balacera en la que Hidalgo murió.

Gramajo, en tanto, saltó a otro edificio y logró huir sin que nadie se percatara de él aquella noche.

Meses después, Murúa Rodríguez y Gramajo fueron detenidos en el Gran Rosario y en el Gran Buenos Aires, respectiva­mente.

En total, el expediente está conformado por 36 cuerpos de casi 7.000 fojas.

Además, se abrieron otras causas paralelas que no integran esta elevación a juicio: dos policías están sospechado­s de robar el arma con la que se presume que Serravalle mató al agente Ferraro; otro uniformado quedó acusado de encubrir al entonces prófugo Gramajo, y se remitió a otra fiscalía la pesquisa por la adulteraci­ón de un cheque que los ladrones habían robado esa noche y se les cayó en la huida.

A lo largo de esta investigac­ión de casi ocho meses, Caro corrió antecedent­es al Tribunal de Conducta Policial para que también se evaluara de manera interna la situación de estos policías.

Al mismo tiempo, el fiscal resaltó el trabajo en equipo que se realizó durante esta investigac­ión que involucró a personal del Ministerio Público Fiscal, de los gabinetes especializ­ados de la Policía Judicial y detectives de Investigac­iones Criminales de la Policía provincial.

 ?? (ANDRÉS BLANCO / ARCHIVO) ?? Víctima policial. El cabo Franco Ferraro, de 29 años, era oriundo de la localidad de San Carlos Minas, donde fue sepultado.
(ANDRÉS BLANCO / ARCHIVO) Víctima policial. El cabo Franco Ferraro, de 29 años, era oriundo de la localidad de San Carlos Minas, donde fue sepultado.

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