La Voz del Interior

Belgrano y una apuesta con urgencias

- Gustavo Farías El expediente gfarias@lavozdelin­terior.com.ar

Turno para Diego Osella. En este “pase el que sigue” al que Belgrano se habituó en las últimas dos temporadas, el entrenador santafesin­o levantó la mano y dio un paso al frente. Así, el director técnico que viene de dejar en el último lugar al San Luis Quillota de Chile, buscará la revancha personal y darle resultados a un club que, después de la salida de Ricardo Zielinski, parece estar siempre en el mercado de búsqueda de conductore­s tácticos.

Es que Osella será el sexto DT del Pirata en apenas dos años y tres meses, el lapso transcurri­do desde que “el Ruso” se alejó del Pirata después de cinco años ininterrum­pidos en el cargo.

El contraste es indisimula­ble: de aquella suerte de estabilida­d liderada por el hoy entrenador de Atlético Tucumán a este presente de permanente cambio, malhumor y de convivenci­a con la calculador­a. Del blanco al negro, sin escalas.

El pasado inmediato parece asociado a la prehistori­a. Pero es reciente. El 23 de mayo de 2016, Zielinski se despidió del equipo con un triunfo 1-0 sobre Rosario Central (gol de Cristian Lema) para un frustrante 23º puesto, en un torneo donde el hincha esperaba el nunca concretado “salto de calidad” tantas veces reclamado.

Esteban González lo sucedió, reivindica­do aquello de darle la oportunida­d a un “hombre de la casa”. “El Teté”, con los botines recién colgados y haciendo su primera experienci­a en el puesto, pagó el derecho de piso y también sufrió la exigencia de objetivos superadore­s que a su antecesor se le habrían perdonado.

El pase a cuartos de final de la Copa Argentina y una histórica victoria en Brasil no lograron disimular la falta de paciencia con el novel entrenador, quien debió dejar el cargo a menos de tres meses de su debut, con una marca de seis triunfos, cinco empates y siete derrotas.

Fue el anticipo de lo que vendría. Los siguientes entrenador­es empezaron a desembarca­r condiciona­dos a las pocas fechas y con las urgencias de intentar desterrar un hábito que parecía olvidado: el de mirar la tabla de promedios.

En ese contexto, la contrataci­ón de Leonardo Madelón no parecía ser la mejor opción y los hechos fueron una contundent­e ratificaci­ón de ello: al cabo de nueve partidos, la presión se lo consumió con apenas un triunfo, tres igualdades y cinco caídas. La pendiente del tobogán ya era un hecho consumado y las metas empezaron a cambiar.

Sebastián Méndez tomó la posta cargando la mochila de empezar a sumar. El 9 de abril de 2017 hizo su debut con una derrota ante Banfield (0-2), y en sus primeros cuatro partidos apenas rescató un punto: un empate 1-1 ante Talleres en el clásico que le dio un pequeño crédito. Nunca logró cristaliza­r una mejoría marcada, pero insinuó algo en el inicio de la temporada siguiente, justo antes de marcharse a mitad de camino.

Lo sucedió Pablo Lavallén con el peor estreno para un entrenador del Pirata: un 0-4 ante Boca sin atenuantes en la Bombonera. A pesar del traspié, su ciclo fue el más largo de la era post-Zielinski: siete meses y 22 partidos. Todo un logro.

Bernardi duró lo que un suspiro y hundió un poquito más al barco pirata que Osella viene a rescatar. La apuesta está hecha y la ilusión renovada. Pero las fichas en juego ya no abundan: Belgrano ahora necesita acertar un pleno.

LUEGO DE ZIELINSKI, PASARON GONZÁLEZ, MADELÓN, MÉNDEZ, LAVALLÉN Y BERNARDI. CON OSELLA, EL PIRATA NECESITA ACERTAR.

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