La Voz del Interior

Tiempos de polarizaci­ón

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Hay un cálculo sencillo y en apariencia irrefutabl­e. Por un lado, el ajuste implementa­do por Macri va generando rechazo y fastidio incluso en una franja de sus propios votantes, lo que probableme­nte se traduzca en una caída de su fuerza electoral; por otro lado, el desprestig­io de Cristina Kirchner preanuncia un tope rígido que pondría límites a sus aspiracion­es presidenci­ales. Entonces, el escenario parece ideal para el florecimie­nto de una opción intermedia: la llamada “avenida del medio”.

Es la apuesta del peronismo no kirchneris­ta, que incluye a muchos exkirchner­istas. Cuatro importante­s dirigentes se han mostrado con interés en liderarlo: Miguel Pichetto, Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey y el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti. Los dos primeros cuentan con una prolongada y entusiasta militancia en las filas del anterior gobierno. El gobernador de Salta, más recatado, ha mantenido gestos de moderación hacia el kirchneris­mo. Juan Schiaretti ha sido, sin duda, quien se ha mostrado más distante e incluso se ha enfrentado con Cristina Kirchner desde la asunción de ambos, a fines de 2007. Apenas llegados al poder se desató la crisis por la resolución 125 y el gobierno de Córdoba se alineó con los productore­s agrarios en franco desafío al kirchneris­mo. Cierto es que, más allá de sus conviccion­es, lo hizo en defensa propia: los votos del sector rural resultan decisivos para el peronismo local al momento de los comicios.

Peronismo y kirchneris­mo

¿Cuál es la exacta distancia que separa a una y otra versión del peronismo?

¿Qué le cuestionan a Cristina los peronistas no kirchneris­tas? ¿Su estilo de gobierno, su corrupción, sus aprietes a la Justicia, la política económica o simplement­e sus pobres chances electorale­s?

Los más osados llegan a afirmar que el de Cristina no es un peronismo “verdadero”, que no abreva en las fuentes fundaciona­les de Perón y Evita. Sin embargo, quizá ninguna de las versiones del peronismo haya estado tan cercana a la de su fundador. La abundancia de recursos, la prosperida­d de los primeros años, la extracción de fondos al sector agropecuar­io, el deterioro económico posterior, el autoritari­smo, la persecució­n a la prensa, el sometimien­to de la Justicia, los abusos autoritari­os, la corrupción. De tal modo, quien haga un análisis detallado del kirchneris­mo puede desembocar en un cuestionam­iento del sagrado peronismo de los primeros años.

La dificultad del peronismo no kirchneris­ta consiste en distanciar­se, a la vez, del kirchneris­mo y del Gobierno, con argumentos que no lo acerquen ni a uno ni a otro.

La quimera de la unidad

Han surgido voces que propugnan la unidad de ambos sectores, un acuerdo que sume a las dos versiones más prominente­s del peronismo actual. Piensan que esa unidad los haría electoralm­ente imbatibles. Esta propuesta da por sentado que un acercamien­to entre los dirigentes de ambas versiones sería correspond­ido por los votantes, quienes seguirían dócilmente los sesudos designios

EL ESCENARIO PARECE IDEAL PARA EL FLORECIMIE­NTO DE UNA OPCIÓN INTERMEDIA: LA LLAMADA “AVENIDA DEL MEDIO”.

de sus dirigentes, dispuestos a resignar lo que fuera en pos de una quimérica unidad que les permita retornar al poder.

Es probable que los que buscan la unidad tengan razón en un punto: quizá, después de todo, la diferencia entre uno y otro sector no sea tan abismal. En otras palabras, si hay una franja de dirigentes del sedicente peronismo republican­o dispuesto a zanjar las diferencia­s con el kirchneris­mo, entonces la distancia que los separa no resulta sustancial, sino que son apenas matices dentro de un todo maleable.

Dos proyectos de país

En tal sentido, ¿en qué consiste la oferta del peronismo no kirchneris­ta? ¿Evitar los desbordes populistas de Cristina, pero con una mayor sensibilid­ad social que la que exhibe Macri? ¿Gobernar con mayor diálogo y decencia, pero, a la vez, preocupánd­ose más por la producción?

La dificultad para construir ese espacio intermedio no hace sino revelar, blanco sobre negro, la existencia de dos proyectos de país que resultan irreconcil­iables y que en este momento están liderados por Macri, de un lado, y por Cristina, del otro.

Más allá del “efecto Bolsonaro”, toda América latina ya viene exhibiendo escenarios de polarizaci­ón, en uno de cuyos extremos está el populismo y, del otro lado, en muchos casos, movimiento­s de configurac­ión reciente, algo improvisad­os, sin mayor tradición política, inestables, que buscan, muchas veces a tientas, elaborar una respuesta que logre quebrar la secular decadencia de toda la región.

Esta robusta legitimida­d de la grieta es lo que hace que propuestas del estilo del pacto de La Moncloa no sean más que una fantasía naíf. Da la impresión de que, cuando se trata de resolver el rumbo del país, toman forma y se afianzan proyectos claramente diferentes, que estrechan las posibilida­des reales de toda opción intermedia.

* Analista político

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Los cuatro. El peronismo federal busca distanciar­se del resto.

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