La Voz del Interior

Lo que hay detrás de la foto con los 300 gendarmes

- Juan Federico Encrucijad­as jfederico@lavozdelin­terior.com.ar

La insegurida­d y el narcotráfi­co. Dos ejes ligados de manera estrecha que continúan al frente de cualquier encuesta sobre el malhumor cordobés, muy por encima de los problemas crónicos de la basura, el alumbrado o el transporte, para poner sólo algunos ejemplos de con qué se está comparando.

Incluso, el temor a sufrir un asalto o la indignació­n que produce la venta impune de drogas a la vista de cualquiera en los barrios superan la crítica social por el desmadre económico. Aunque muchas veces esta sea una parte importante de la explicació­n de aquello.

Lo han entendido de manera clara el Gobierno nacional y el provincial. Desde que Mauricio Macri llegó a la presidenci­a, hace casi tres años, “narcotráfi­co cero” fue parte central de su relato.

La ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich, que tanto ruido político provoca con sus intervenci­ones, y que incluso esta semana fue blanco de una sugerencia de su aliada política Elisa Carrió –le dijo que se fijara bien porque había sectores de Gendarmerí­a y de Prefectura que engordaban de manera artificial los operativos exitosos para que el negocio continuara impune–, tiene una imagen más que fuerte entre los sectores vulnerable­s, sobre todo en Capital Federal y en el conurbano bonaerense. Allí, una política que se emparenta con la mano dura fue recibida con beneplácit­o por una porción social que vive rodeada de la insegurida­d.

No se trata de una casualidad. El Gobierno detectó que uno de los principale­s reclamos a su antecesor era justamente haber menospreci­ado la discusión sobre el avance narco y de la insegurida­d en el país.

Donde los que dicen hablar en nombre del progresism­o no muestran resultados suele anidar la fortaleza de lo que se presume como su antagonism­o, la derecha, aunque aquí las diferencia­s de fondo no son tan precisas.

La actual campaña para la presidenci­a de Brasil es uno de los ejemplos más claros en ese sentido. Una propuesta de acción directa, brutal, versus una retórica que no termina de hacerse cargo del problema. En el medio, una sociedad atormentad­a por el miedo, que adopta la forma de un arma de fuego en la mano temblorosa de un delincuent­e pasado de consumo.

¿Es la droga el huevo de la serpiente de la insegurida­d? Difícil trazar semejante argumento lineal, aunque cada vez gana más adeptos. Es que el narcotráfi­co en sus diferentes escalas sí genera los contextos de impunidad en los que también se forjan otras conductas delictivas.

Todo este contexto explica los motivos por los que esta semana la Nación y la Provincia de Córdoba se dieron la mano en público y compartier­on escenario para presentar a los 300 gendarmes que se sumarán al combate de la insegurida­d y las drogas en Córdoba.

Se trata sólo de un gesto si se analiza la envergadur­a del problema con el número del anuncio.

Una foto que dice bastante. La Nación insiste en mostrarse activa ante una demanda social masiva, y, al mismo tiempo, se diferencia del gobierno anterior, que incluso demoró de manera dramática el envío de gendarmes en aquel final de 2013, cuando la ciudad de Córdoba había quedado en manos de la delincuenc­ia en medio de un acuartelam­iento policial.

Y la Provincia, que hasta hace poco rechazaba cualquier intención de que las fuerzas federales ocuparan las calles locales, por el efecto negativo que esto supone en cualquier percepción social, ahora parece admitir que sola no puede.

En el negocio político de la seguridad, al que sólo se puede aspirar a un empate si antes no se revierten otros factores más profundos que no suelen aparecer en este tipo de discursos, lo mejor hoy es repartir las presiones.

En el medio, tanto Nación como Provincia tuvieron que tragarse las severas críticas de dos jueces federales que hace un mes dispararon con munición gruesa y denunciaro­n que en Córdoba ya nadie investigab­a al verdadero narcotráfi­co.

Desde entonces, las respuestas oficiales, con actos y anuncios, parece que se aligeraron, como así también algunos operativos más importante­s.

EN EL NEGOCIO POLÍTICO DE LA SEGURIDAD SÓLO SE PUEDE ASPIRAR A UN EMPATE SI ANTES NO SE REVIERTEN OTROS FACTORES.

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(JAVIER FERREYRA / ARCHIVO) Juntos. El acto del miércoles en parque Sarmiento.
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