La Voz del Interior

Vení que te enseño a usar la compu y el celu

Lo único que necesitan es afecto, dicen ellos mismos. Por eso, a un grupo de estudiante­s del Ipem 122 Diego Gómez Casco se les ocurrió armar clases dedicadas a los adultos mayores. Les enseñan a comunicars­e con el celular y con la computador­a. Aunque lo m

- Milagros Martínez mmartinez@lavozdelin­terior.com.ar

Sienten que los están esperando. Después del abrazo de bienvenida, todo se revolucion­a y no paran de alentarlos. Los chicos están cerca y eso es lo que más valoran los abuelos. “A veces, no nos hace falta mucho. Más que nada una mirada. Y son esas ayudas las que no tienen precio. Cuando somos capaces de escuchar, hemos logrado bastante en nuestra vida”, dice agradecido Albino Maza, mientras desafía al teclado para terminar una carta.

Junto a él, hay otros mayores que logran escribir sus primeras oraciones en una computador­a. Están aprendiend­o a amigarse con la tecnología de la mano de un grupo de alumnos del Ipem 122 Diego Gómez Casco. Se trata de un proyecto intergener­acional que nació en una escuela pública cordobesa: el taller de Educación Digital es la excusa perfecta para compartir mucho más que una pantalla.

“Para mí es algo hermoso pasar tiempo con ellos porque les encanta hablar de su vida y que los escuches. Aparte de enseñarles, es lindo ver que se sienten cómodos y felices con nosotros”, cuenta la alumna Lourdes Avila y hace una pequeña pausa para contener la emoción que le genera hablar del lugar que se ganaron en el corazón de los abuelos.

“Mirá, me está saliendo todo en mayúscula”, advierte Albino. “¿Toco el tachito de basura para eliminarlo?”, pregunta Nora. “Esperate que anoto, así no me olvido”, dice otra abuela aplicada. Levanta la mirada del teclado y pregunta: “¿Tengo que apretar la barrita para separar una pala- bra?”. “¿Me ayudás? No sé qué toqué y se puso así la pantalla”, pide auxilio otro abuelo.

Las respuestas salvadoras llegan al instante, los chicos no se separan un segundo del lado de los abuelos. Se agachan para sentirlos más cerca, para no perderse ningún gesto. “Es increíble cómo han crecido, la dulzura en el trato, la suavidad que tienen. A veces, en el aula eso no se puede percibir tan fácilmente como acá. Todos han demostrado mucha voluntad y capacidad de servicio. Venimos a ayudar”, explica Gladys Villar, la docente de Redes Informátic­as que acompaña el proyecto.

Quieren seguir aprendiend­o

El salón, que pertenece al programa de Viviendas Hogares Solidarios, se ilumina cuando comienza la clase. Las citas más esperadas de la semana son en barrio Panamerica­no: martes por la tarde,

viernes por la mañana. “Se extendiero­n para terminar el año porque los abuelos quieren más”, cuenta Noelia Del Prete, trabajador­a social a cargo del centro de jubilados.

“Vivimos en residencia­s de larga estadía, que reemplazan un poco a la palabra geriátrico. La mayoría de la gente acá, por distintas causas, se vio un día sin techo. A través del Ministerio de Desarrollo Social y con los programas que tiene, mucha gente pudo tener un hogar”, explica Albino. A los mayores de 60 años, les ofrecen un hogar para compartir de a 4 con otros adultos en similares condicione­s. Entre las actividade­s que planifican desde el programa, les ofrecen clases de Educación Digital.

Los chicos de cuarto año que eligieron la especialid­ad de Informátic­a en el Ipem 122 Diego Gómez Casco planifican los contenidos de cada encuentro y preparan manuales con lujo de detalles para los abuelos. Desde la institució­n idearon jornadas de difusión para que los alumnos contagien sus conocimien­tos a la comunidad. “Ellos dan cursitos de Word, Excel, Power Point a primero, segundo y tercer año. Este año la propuesta fue ampliar un poco, salir del colegio”, explica la profesora Gladys Villar.

Sin dudas, el taller en el centro de jubilados fue el desafío más lindo. “Con mi compañero Francisco Peñaloza armamos las primeras clases sobre el armado de celulares, después hablamos del software y de las aplicacion­es básicas como WhatsApp, Instagram, Facebook, con las funciones básicas para que aprendan a compartir fotos y archivos con sus familiares”, detalla Brian Álvarez sobre algunos contenidos.

Albino, a sus 80 y pico, se reserva la picardía para ocultar su edad exacta, pero si hay algo que no guarda son sus sabias palabras: “Es importante para el abuelo poder manejar su celular. A lo mejor, en un momento dado, tiene una urgencia y tiene que saber. Y las clases le dan también la fuerza para enfrentar las otras máquinas, que a veces complican un poco la vida, como cajeros automático­s”.

ES HERMOSO PASAR TIEMPO CON ELLOS PORQUE LES ENCANTA HABLAR DE SU VIDA Y QUE LOS ESCUCHES. Lourdes Ávila, estudiante ES IMPORTANTE PARA EL ABUELO PODER MANEJAR SU CELULAR. EN UNA URGENCIA TIENE QUE SABER. Albino, de más de 80 años

Antes de terminar la idea, con su voz serena y pausada, agrega: “Se podría decir que la tecnología se ha desbocado. No aprendemos bien algo, cuando ya aparece otra cosa. No nos da tiempo a habituarno­s a algo. ¡Y qué lindo que es cuando nos encontramo­s con alumnos que nos ayudan en ese sentido!”.

La ternura necesaria

Hay algo que quieren decir con tapitas de colores. Un mural nos devuelve en espejo su deseo: sentirse acompañado­s, avanzar en el camino y de la mano.

Así es como se sienten junto a los chicos. Cuando salen al patio, Héctor Ardiles se detiene a agradecer y se le quiebra la voz en una ronda rodeada de cariño: “Estas experienci­as son únicas. Hay que aprovechar­las y disfrutarl­as. Y según los chicos, les gusta compartir con los viejos”.

Verónica Pino tiene 17 años y al escucharlo no puede disimular la sonrisa. Esta actividad renueva su entusiasmo y la acerca a grandes maestros: “Nos comparten sus anécdotas. Lo que saben, sus experienci­as y nosotros expresamos lo que pensamos sobre eso. Aprendemos muchas cosas con ellos”.

Al principio, desde la escuela querían hacer donaciones de alimentos, pero los abuelos dijeron que necesitaba­n más afecto. Después de varios encuentros, con boina, un cartelito que lleva su nombre y una escarapela prendida al pecho, el abuelo Albino confiesa: “Queda el gusto, el sabor de poder haber compartido estos momentos. ¡Son impagables! Siempre digo que el mundo se va a arreglar cuando todo pase por la afectivida­d. Estas cosas llenan al adulto de algo que no se puede expresar. Las palabras no salen. Las palabras quedan adentro” dice y apoya la mano en su corazón.

Video. Más testimonio­s en LaVoz.com.ar.

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(LARISA LONDERO) Proyecto. Alumnos del Ipem 122 de Alta Córdoba dan clases a adultos mayores sobre el uso de la tecnología.
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(LARISA LONDERO) Selfie asistida. Los chicos del Ipem 322 le enseñan a Héctor un conocimien­to básico de la era de las redes: sacar una foto con cámara frontal de un celular.
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(LARISA LONDERO) Profes. Los chicos del Ipem 122 y sus alumnos mayores.
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