La óptica cordobesa sobre la resolución
“La decisión ha sido hacer una renuncia progresiva a los fondos del Estado y evaluar cómo acompañar a las diócesis más necesitadas”. De esta manera resumió el arzobispo auxiliar de Córdoba, Pedro Torres, la resolución de la Conferencia Episcopal Argentina que decidió poner fin a los recursos que envía la Nación a los obispos.
“Vale aclarar que esto ha sido pensado en su momento como un aporte a la evangelización y no a una persona”, dijo Torres a La Voz. Aseguró que el desprendimiento será gradual, que buscarán solucionar la situación de los lugares más necesitados y que esperan llegar a 2020 con la menor dependencia posible.
El obispo auxiliar señaló que hace 15 años comenzó el Plan Compartir que analizó transformar el método de la ayuda que recibe la Iglesia como se hace en Italia o España.
“Ante la situación puntual de que esto está mal visto por algunos sectores, si nos da paz, rescindimos los aportes. Pero no renunciamos a que los religiosos tengamos algo que aportar al país. Esta ayuda del Estado no viene de una situación caprichosa, sino que ha reconocido el rol de la Iglesia en los lugares de frontera, en la educación y en las zonas más necesitadas donde llega sólo la Iglesia”, dijo.
Visión laica
La diputada nacional Brenda Austin (Cambiemos) celebró la importancia de la decisión de la Iglesia. “Esto implica reconocer una legítima demanda de un sector de la ciudadanía que brega por el respeto al principio de neutralidad del Estado como mecanismo para garantizar la libertad religiosa”, dijo.
“No se trata de negar la religiosidad, sino de permitir que en el Estado convivan las diferentes visiones. Es incompatible con la aspiración del Estado laico solventar con recursos públicos los sueldos de los obispos”, apuntó.