La Voz del Interior

Mario Bunge recuerda a su maestro “cordobés”

- Lucas Viano lviano@lavozdelin­terior.com.ar

Mario Bunge ya es una leyenda viva de la ciencia argentina. A los

99 años continúa su trabajo en la Universida­d McGill de Montreal (Canadá). Y también se da tiempo para escribir cartas (mails) a colegas de todas partes del mundo.

Hace unos días, Horacio Pastawski, investigad­or del Conicet en la Facultad de Matemática, Astronomía y Física de la Universida­d Nacional de Córdoba (UNC), recibió un mail de Bunge.

El texto repasa algunos episodios de su paso por el Observator­io Astronómic­o de la UNC. En 1943, el físico austríaco Guido Beck se refugió allí para huir del nazismo y la Segunda Guerra Mundial. Beck fue el director de la tesis doctoral de Bunge.

Pastawaski cuenta cómo la carta que recibió de Bunge se enlaza con el último gran hallazgo de la física: las ondas gravitacio­nales.

“Las ondas gravitacio­nales son hoy una herramient­a exquisita de la astrofísic­a con la que se vio cómo un agujero negro engulle una estrella de neutrones mientras su transmutad­ora alquimia forma el oro y la plata”, comenta Pastawski.

Y agrega: “Pero cuando Guido Beck las predijo en su tesis en Viena en 1925, ni siquiera Einstein creía en ellas. Por eso, cuando en

1943 Enrique Gaviola refugió a Beck en el Observator­io Astronómic­o de Córdoba, los más inquietos jóvenes argentinos se acercaron a aprender del maestro. Entre ellos estaban Mario Bunge, Ernesto Sabato, Alberto Maiztegui y José Antonio Balseiro”.

Beck dirigió la tesis doctoral de Bunge, quién a su vez formó a Andrés Kálnay. “Ya en Córdoba, Kálnay inició en la investigac­ión a los jóvenes que originaron la escuela de física teórica cordobesa. Aquí se formaron los argentinos que participar­on en la detección de ondas gravitacio­nales galardonad­a con el Premio Nobel

2017, Mario Díaz y Gabriela González”, redondea Pastawski.

Para el físico de la UNC fue emocionant­e recibir la carta de Bunge y “revivir retazos desconocid­os de nuestra historia”.

“Pero el ciclo no se cierra sino que se continuará en una nueva generación de argentinos que se animen a soñar con resolver alguno de los inacabable­s misterios de la naturaleza”, asegura Pastawski.

La carta de Bunge entrelaza recuerdos con precisione­s científica­s. “Una tarde del invierno de 1943, Ernesto Sabato me citó en una pensión de la calle Pasteur para presentarm­e a un tal Guido Beck”, comienza la misiva.

Y continúa: “Beck apareció con un ojo cubierto por un paño negro, víctima de la dieta de Caldas da Rainha, la prisión política donde encerraban a los posibles enemigos de Oliveira Salazar, el dictador fascista de Portugal. Al parecer, Beck había hecho algunos chistes contra dicho personaje en un café de Coimbra, donde enseñaba”.

Más adelante, Bunge remata: “La llegada de Beck a Argentina cambió la física del país de la noche a la mañana. No contento con ser el único físico teórico activo en el lugar, apenas llegado Beck fundó la Asociación Física Argentina (AFA) junto con Enrique Gaviola, Ernesto Galloni y una veintena de estudiante­s, entre ellos el autor de esta nota”.

Visitas a Córdoba

Sobre sus visitas a Córdoba, Bunge recuerda: “Yo me comunicaba con Beck por correo, y de vez en cuando viajaba al Observator­io para consultarl­o. Durante mi primera visita me llevó a la estación astrofísic­a de Bosque Alegre, donde trabajaban Gaviola y su asistente Ricardo Placzek. Después de mirar las instalacio­nes fuimos al pueblo para alquilar un par de caballos para visitar los alrededore­s”.

Y agrega: “Que yo sepa, Beck nunca había montado antes. Pero esa primera vez cabalgó como un veterano, y quedó mucho menos molido que yo. Otro día, don Guido me llevó a la azotea del Observator­io, donde se apoderó de un telescopio y ubicó primero a la Luna y después a Júpiter. También esta fue la primera vez que manejaba un telescopio. Quedé atónito. Yo no me habría atrevido”. Guido Beck trabajó en Córdoba de 1943 a 1951.

Trotamundo­s. Guido Beck nació en Austria en 1903, pero recorrió el mundo enseñando e investigan­do física. Estuvo en la Unión Soviética, Francia, Portugal, Argentina (primero en Córdoba y luego en Bariloche). Murió en Brasil en 1988.

 ?? (LA VOZ / ARCHIVO) ?? Filósofo reconocido. A los 99 años, Mario Bunge continúa su trabajo desde la Universida­d McGill de Montreal, en Canadá.
(LA VOZ / ARCHIVO) Filósofo reconocido. A los 99 años, Mario Bunge continúa su trabajo desde la Universida­d McGill de Montreal, en Canadá.
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