Se suman evidencias para cambiar el etiquetado
dificultades para disminuir el consumo de determinados alimentos ultraprocesados, es muy difícil de cumplir.
Las evidencias en salud son el resultado de años de investigaciones que involucran la medición de la reacción sostenida en el tiempo ante determinada manipulación o control de variables. Respecto de los resultados de los distintos modelos de etiquetado, no es abundante, pero tampoco inexistente.
Hace dos semanas, en la Conferencia de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición (Slan), que se realizó en Guadalajara, México, un grupo de instituciones presentó los resultados de los principales cambios verificados en Chile entre seis y 10 meses después de la implementación de su formato de etiquetado frontal.
Los datos expuestos fueron recabados y analizados por la Universidad de Chile, por la Facultad de Comunicación de la Universidad Diego Portales (también de Chile) y por el Programa de Investigación en Alimentos de la Universidad de Carolina del Norte, de Estados Unidos. La investigación fue financiada por Bloomberg Philanthropies, por IDRC Canada y por Conicyt Chile.
El trabajo señala que, a partir de los cambios en el etiquetado, en el país trasandino disminuyó la exposición de preescolares y adolescentes a publicidades de alimentos con la advertencia de “alto en” en televisión.
Asimismo, se redujo el contenido promedio de sodio y de azúcares de alimentos envasados, las personas reconocen mejor la calidad nutricional de los alimentos envasados tras la incorporación de los sellos de advertencia y son menores las compras de bebestibles y cereales de desayuno “altos en” en los hogares.
La necesidad de un cambio en la tendencia creciente de obesidad y sobrepeso es tan apremiante que la llegada de las primeras pruebas de efectividad en uno de los modelos que ha mostrado ser más contundente –aunque antipático para la industria– no debería obviarse.
LA LLEGADA DE LAS PRIMERAS PRUEBAS DE EFECTIVIDAD EN UNO DE LOS MODELOS MÁS CONTUNDENTES NO DEBERÍA OBVIARSE.