La Voz del Interior

Desde que se presentó el amparo, seis vecinos cayeron a pozos negros

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La caída de Granero a un pozo negro –si bien no fue producto de un desmoronam­iento, sino de la rotura de la tapa del pozo– es la sexta en Villa El Libertador desde que en junio un grupo de vecinos realizara el pedido de amparo para que se mejoraran las condicione­s sanitarias de la zona.

Incluso, algunos vecinos aseguran que el número real ya supera la decena, aunque no habrían trascendid­o algunos hechos.

El último de los casos se dio el 20 de mayo de 2018, cuando Oscar López estaba en su casa de La Falda 5488, a 300 metros de la de Granero, y el piso empezó a ceder, cayendo a un amplio y profundo pozo del que pudo salir gracias a unos caños que quedaron colgados.

A los pocos días, mientras recibía materiales para taparlo, otro pozo, a menos de dos metros, se abrió y aún hoy permanece sin tapar, más que con unas chapas que cubren precariame­nte la superficie. Oscar abandonó la habitación, que permanece en desuso, y también la vivienda, pero tanto su abuelo como su tía y dos menores siguen en la casa, que presenta grietas en casi todas sus paredes.

“Después de que se cayó, vinieron y nos hicieron promesas de todos lados, pero como se ve, seguimos acá. Al día siguiente, nos dijeron que ya nomás nos buscáramos una casa adonde irnos, que nos iban a ayudar, pero todavía nada, porque no pudimos conseguir los garantes para alquilar”, explicó la tía de Oscar, Liliana López, a LaVoz.

“Cuando se cayó mi sobrino, pensamos que fue una suerte que sea él, que es joven, porque si era mi papá o uno de los chicos no iban a poder salir y lo estaríamos lamentando. Uno está acá porque no tiene adónde irse, ni tiene la posibilida­d de pagar un alquiler, pero todos los días estamos con temor. Mirá las paredes rotas, los pisos hundidos; tenemos miedo de lo que pueda pasar”, agregó.

Sin embargo, la historia de caídos en pozos negros se remonta a pocos días de la presentaci­ón judicial que realizaron 16 vecinos hace más de dos años. El 27 de junio de 2016, Jorge Brochero cayó a un pozo de tres metros de diámetro y cubierto de agua. Gracias a la ayuda de su hermana logró salir, pero necesitó ser hospitaliz­ado ya que en ese marco sufrió un paro cardíaco.

Uno de los casos más preocupant­es fue el de K. M., una niña de tan sólo 6 años que se cayó a un pozo en el patio de su casa mientras estaba jugando a hacer tortas de barro y pudo ser rescatada con la ayuda de sus hermanos.

Pese a que la emergencia se ha decretado en 33 manzanas de Villa El Libertador, cuatro de los seis hechos de personas caídas en pozos negros se dieron en un área de apenas 300 metros a la redonda. Un juez pidió explicacio­nes a la Municipali­dad de Córdoba.

El martes pasado, la Cámara de Primera Nominación Contencios­o Administra­tiva, que entendió en el amparo por la crisis ambiental en barrio Villa El Libertador, intimó a la Municipali­dad de Córdoba para que informe por qué dejo de brindar el servicio de desagote gratuito de viviendas, parte del acuerdo que terminó con el conflicto judicial. Así lo resolvió el juez Ángel Gutiez, quien envió dos oficios al municipio pidiendo que se den explicacio­nes sobre el tema.

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(JAVIER CORTÉZ) Abierto. Uno de los pozos en una de las viviendas del barrio.

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