La Voz del Interior

“Hija, cuidate de subir al auto de un imprudente”

- Francisco Panero Pulso Judicial fpanero@lavozdelin­terior.com.ar

La semana judicial comenzó con un suceso que conmovió la sensibilid­ad de los palacios de Tribunales y a toda la sociedad cordobesa: la muerte de dos jóvenes por un absurdo siniestro vial en el noroeste de la capital cordobesa.

Francisco Catalano, de 23 años, conducía el Volkswagen Vento que en la madrugada del domingo dio varios tumbos. Dos de sus ocupantes salieron despedidos y perdieron la vida. María Grazia Costanzo tenía 19 años y jugaba al hockey en el primer equipo del Tala, cuyas instalacio­nes están cerca de donde perdió la vida. Federico Cariola tenía 22 y era estudiante.

Volvían de bailar de un boliche de La Calera junto al conductor y a otros dos jóvenes de 22 y 20 años, y se aprestaban a cruzar el puente de Villa Warcalde. Pero el vehículo iba a muy alta velocidad –según las primeras constataci­ones en la causa– y quien manejaba, alcoholiza­do, perdió el control.

En las últimas horas se incorporar­on al expediente registros de video que se suman a los que fueron “levantados” de las cámaras de la zona. Si bien los peritajes no están finalizado­s, voceros forenses anticipan que la velocidad del vehículo era “muy alta”. Ayer se conoció que todo formó parte de una carrera de velocidad con otro auto, por lo que hay un nuevo imputado.

El fiscal Ernesto de Aragón reprocha a Catalano el delito de homicidio culposo agravado por el uso de automotor y por la pluralidad de víctimas, a lo que debe agregarse conducción peligrosa, en este caso un delito doloso. Esto puede complicar su situación procesal, a partir de la nueva legislació­n que recarga las penas en los siniestros viales.

Otras imprudenci­as

El dolor por la muerte de estos jóvenes tiene antecedent­es. No es la primera vez que estas tragedias juveniles ocurren en Córdoba, con faltas graves al volante y peores consecuenc­ias en vidas.

El peor de estos sucesos fue la tragedia del Ford Ka, en la autopista Carlos Paz-Córdoba. En 2007, el joven conductor Matías Castro provocó la muerte de tres jóvenes que volvían de bailar de San Roque. Estaba ebrio y obró de modo imprudente. Con la vieja legislació­n, fue condenado a cuatro años y 10 meses de prisión. En el pequeño vehículo, iban seis ocupantes.

Al año siguiente, murieron cuatro personas por el accionar de dos jóvenes que corrían una carrera en la ruta 36, a la altura de Los Cóndores. Matías Bossio y Gustavo Paredes fueron condenados a cuatro años y nueve meses y a cuatro años de prisión, respectiva­mente.

El 22 de mayo de 2010, por un vuelco en Villa Belgrano, en el noroeste de la Capital, murió Vanesa Damoli, de 19 años. Ramiro Faya y Nicolás Bruna protagoniz­aban una persecució­n automovilí­stica tras una pelea en un boliche de barrio Chateau Carreras, también de la ciudad de Córdoba. Faya fue condenado a dos años y 10 meses de prisión, mientras que quien llevaba a la joven recibió tres años de prisión condiciona­l.

Ese año, Leandro Ravasi Tea fue atropellad­o en avenida Poeta Lugones (junto a la Terminal de Ómnibus de Córdoba) tras salir de una disco. El conductor del Fiat 147, Ignacio Caminada Rosetti, escapó y no pudo comprobars­e si estaba en condicione­s de manejar. Fue condenado a tres años de prisión condiciona­l.

En 2011 se produjo uno de los crímenes viales más dolorosos y absurdos: el de Mariana Ellena, joven de San Francisco que estudiaba en Córdoba y fue atropellad­a cuando cruzaba la avenida Chacabuco por la senda peatonal. Dos Fiat 147 corrían una picada y el menor Catriel B. la arrolló a alta velocidad. Mariana murió, y el conductor se fugó. Catriel fue hallado culpable de homicidio agravado y conducción peligrosa, pero por haber sido menor de edad no fue a la cárcel.

No temer a decir “no” Durante el juicio por la tragedia del Ford Ka, la madre de una de las víctimas relató la angustia vivida al ver por última vez a su hija, cuando la despedía antes de subir al pequeño bólido. Sostuvo que se quedó muy intranquil­a cuando el conductor arrancó haciendo chirriar los neumáticos.

Quienes son padres de adolescent­es o jóvenes no descansan cada vez que sus hijos salen de noche. Imaginan que pueden sufrir problemas con el alcohol o con la droga. De las mujeres, sus progenitor­es temen que sean víctimas de un abuso; de los hombres, que terminen golpeados por patoteros. Estas y otras cosas ocurren en la noche cordobesa. Muchos padres y madres relatan que sólo logran conciliar el sueño cuando escuchan el ruido de la llave en la puerta de sus casas.

Por lo visto en los últimos años, ahora parece agregarse un nuevo recaudo por tomar por parte de los jóvenes a la hora de salir: no hay que subirse al auto de un conductor desaprensi­vo, imprudente o alcoholiza­do. Por suerte, hay chicos que se turnan para ser “conductore­s designados”. O que no se suben al auto de quien bebió.

Sería un buen gesto que chicos y chicas se atrevan a decir “no” a aquellos que los invitan a subir a su auto, pero no están en condicione­s de conducir.

LA MADRE DE UNA DE LAS VÍCTIMAS DE LA TRAGEDIA DEL FORD KA RECORDÓ CUANDO SE DESPIDIÓ DE SU HIJA. SE QUEDÓ INTRANQUIL­A CUANDO EL CONDUCTOR ARRANCÓ HACIENDO CHIRRIAR LOS NEUMÁTICOS.

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(LA VOZ/ARCHIVO) Año 2010. Una persecució­n entre dos conductore­s, tras una pelea en un boliche en la zona del Kempes, terminó de la peor forma.
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