Tres detenidos por el crimen del jubilado de barrio Rosedal
Dos jóvenes fueron detenidos por el crimen del jubilado Ramón Amaya, quien fue ahorcado en su vivienda de barrio Rosedal. También fue capturada una mujer de 20 años. Creen que fue el nexo entre víctima y acusados.
El rastreo y seguimiento de celulares, como así también los testimonios obtenidos en la barriada, fueron claves para avanzar en el esclarecimiento del brutal crimen de un jubilado, quien fue torturado, golpeado y ahorcado durante un asalto domiciliario. Ramón Rosa Amaya (80) fue asesinado el martes pasado en barrio Rosedal, en Córdoba.
Por el asesinato fueron detenidos, en las últimas horas, dos jardineros sospechados de haber atacado al jubilado poco después de haberle cortado el pasto en la casa.
Se cree que estos jóvenes robaron una importante suma de dinero, además de un celular de Amaya, entre otros elementos.
En paralelo, fue detenida una mujer de 20 años, sindicada de haber tenido una participación decisiva en el ataque. Si bien no era la empleada doméstica de la víctima –según indicaron fuentes policiales–, habría logrado ganarse la confianza del jubilado y así pudo convencerlo de que contratara a los dos jardineros.
Estas tres personas fueron imputadas por el delito de homicidio en ocasión de robo, por orden del fiscal Víctor Chiapero.
En los allanamientos realizados por pesquisas de la División Homicidios de la Policía se incautaron prendas y celulares, entre otros elementos. Restan más allanamientos y no se descartan que puedan producirse más detenciones.
Para los pesquisas, coordinados por el comisario inspector Walter Rodríguez, se trató de un asalto que, si bien fue planificado, “se fue cometiendo sobre la marcha y terminó de la peor forma”.
Ahorcado con un cable
Jubilado de una empresa de electrodomésticos, Amaya vivía solo. Oriundo de Buenos Aires y padre de tres hombres, el hombre se había radicado en Córdoba Capital y desde hacía tres años residía en una casa comprada por él mismo en barrio Rosedal.
Sus vecinos aseguran que era desconfiado y temeroso por la inseguridad. No por nada, su casa contaba con una puerta de rejas extra por los rompepuertas y otra de tipo perimetral.
Sus familiares, en tanto, señalaron a este diario que Amaya tenía dinero para comprar un auto.
Según la pesquisa, una joven habría logrado ganarse la confianza de este jubilado. Así las cosas, habría logrado convencerlo para que contrate a unos conocidos suyos para que le corten el césped.
Todo se inició presuntamente el lunes de la anterior semana.
Los jardineros se fueron y volvieron a la noche con el pretexto de buscar una podadora que se “habían olvidado” en el patio.
Amaya sospechó y les dijo que no les iba a abrir, que regresaran al día siguiente, cuando fuera de día. Al parecer, eso hicieron y terminaron cometiendo el ataque.
El jubilado fue hallado muerto (por un vecino) el martes, con signos de golpes y torturas. Los asesinos lo habían ahorcado con un cable. La casa quedó toda revuelta por los delincuentes que buscaban el dinero.
Un guante de jardinero, con sangre, fue hallado en la escena.
Un prolijo trabajo de los investigadores, con testimonios y el análisis de celulares, permitió identificar a los sospechosos y detenerlos en los barrios Matienzo y José Ignacio Díaz, en la Capital.
En la Galería Norte, en tanto, fueron hallados celulares que tienen vinculación con la causa.