La venta de motocicletas, sin recuperación a la vista
En diciembre de 2018, la compra de ese tipo de vehículos se redujo en un 51,3 por ciento. Los motivos son la erosión del poder adquisitivo y la falta de financiación.
Los sectores populares son los que más motos compran y la crisis económica les ha pegado fuerte. Sus ingresos perdieron poder adquisitivo y los planes de financiación en cuotas se restringieron de modo drástico debido a las altas tasas de interés y a la inflación.
Comparadas con 2017, las ventas de motos en el país cayeron un 16,8 por ciento en 2018, con un diciembre catastrófico, en el que se registró una reducción de 51,3 por ciento, según datos de la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (Acara).
En la provincia de Córdoba, en 2017, se habían vendido 59.206 rodados, mientras que en 2018 sólo fueron 48.658.
Las concesionarias esperaban un récord y tuvieron que asumir una crisis que aún “no termina”, según Gustavo Bassi, presidente de la División Motos de Acara. Las proyecciones para 2019 son negativas. Las cámaras del sector calculan que en todo el país se venderán unas 400 mil unidades.
Negrazón y Chaveta, los entrañables personajes inmortalizados por Alberto Cognini, no pudieron cambiar el año pasado su querida y vieja Pumita segunda serie. Les pasó lo mismo que a miles de cordobeses que, sin demasiada plata en los bolsillos, pospusieron para más adelante la compra de la moto que necesitaban.
Luego de un comienzo de año con mucha expectativa, las concesionarias de motocicletas de todo el país –incluidas las de Córdoba– cerraron un 2018 para el olvido. En relación con los patentamientos de
2017, las ventas de unidades cero kilómetros cayeron un 16,8 por ciento, con un último trimestre catastrófico en el que las bajas rondaron el 50 por ciento.
Según datos de la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (Acara), en 2018 se comercializaron en todo el país 572.693 motos de todo tipo y cilindrada, 115 mil menos que las
688.479 que se habían patentado en
2017. En Córdoba, la merma fue similar: de las 59.206 motos vendidas en 2017, se pasó a 48.658 el año pasado. Unas 10 mil unidades que se quedaron sin dueño.
“A partir de mayo del año pasado tuvimos una caída abrupta en las ventas. La economía entró en una crisis que todavía no termina, e hizo que todo se contraiga. Esperábamos un año récord, y la verdad es que terminamos muy por debajo de las ventas de 2017”, le dijo a La Voz Gustavo Bassi, presidente de la División Motos de Acara a nivel nacional.
“Los bienes durables son los que están pagando el mayor costo de la crisis. Y la moto es un bien durable. Los combustible han aumentado mucho y el transporte público sigue siendo malo, por lo que la moto debería ser la mejor alternativa para este momento. Pero lamentablemente la gente se ha quedado sin plata, y, la que tiene algo, está con miedo de gastar”, sumó por su parte José Franco, titular de Isa Franco, una de las concesionarias con más años en el rubro en Córdoba.
Para este 2019, las proyecciones son también negativas. Las cámaras del sector estiman que el mercado podrá absorber apenas unas
400 mil unidades, un 30 por ciento menos que en 2018, y la mitad de las casi 800 mil que se llegaron a vender en 2011 y 2013, los dos años récord que tuvo el sector.
Bolsillos flacos
La moto es, desde hace décadas, el medio de transporte por excelencia de los sectores populares. Barata, muy económica y de fácil mantenimiento, siempre fue el primer vehículo aspiracional de las familias de los segmentos más humildes.
Su uso se popularizó en las décadas del ’60 y ’70 en las barriadas de obreros industriales de la periferia cordobesa. Aunque luego fue adoptada también por otros sectores sociales, la moto sigue teniendo una alta penetración en los hogares de la base de la pirámide social argentina. Precisamente, la fuerte baja en las ventas en los últimos meses se explica por el severo impacto que la actual crisis económica está teniendo sobre el poder adquisitivo de esas familias.
“Las caídas más fuerte en las ventas se observan en el segmento más económico, que representa aproximadamente la mitad del mercado. Los otros segmentos también cayeron, pero no se desplomaron tanto como sí lo hicieron las motos de gama baja”, explicó Lino Stefanuto, presidente de la Cámara de Fabricantes de Motovehículos (Cafam).
“Las más afectadas por la crisis son la gama baja y media-baja, las que compra y utiliza el operario industrial para ir a trabajar. Esa demanda perdió mucho poder adquisitivo y ya no puede comprar una moto”, coincidió Mary De Romedi, titular de la firma Ames, y de la Cámara de Concesionarios de Motos de Córdoba.
La entrada de gama en este sector está monopolizada por las motocicletas de menor cilindrada, entre 110 y 125 centímetros cúbi- cos. En su inmensa mayoría, son de procedencia china, taiwanesa o india, con valores al público que rondan los 25 mil o 30 mil pesos. En marcas más reconocidas, los valores llegan a los 50 mil pesos
La gama media ofrece cilindradas mayores, hasta 150 o 200 centímetros cúbicos, incluyendo los scooters. El rango de precios en este segmento se ubica entre los 50 mil y los 140 mil pesos, dependiendo el origen y la marca. Finalmente, la gama alta tiene un mercado de nicho en nuestro país, con valores que parten en los 150 mil pesos y llegan hasta los 20 mil dólares.
Sin financiación
Pero no sólo la caída en el poder adquisitivo atenta contra la venta de motos. La fuerte suba en las tasas de interés dispuesta por el Banco Central (BCRA) tras la estampida del dólar a mediados del año pasado, también le hace mucho daño al sector.
Hasta comienzos de 2018, las concesionarias de motos manejaban un amplio abanico de ofertas de financiación, ya sea con tarjetas de crédito, con mutuales y financieras o con planes de cuotas propios. Plazos largos, con interés bajo, era lo que permitía mover un mercado que prometía entonces romper récord históricos.
Pero en julio de 2018 todo cambió. Las tasas de referencia subieron al 70 por ciento, y el interés efectivo para compras de mediano y largo plazo (como las que necesita este rubro) se dispararon por arriba del 120 por ciento. El crédito quedó reducido a planes cortos y con tasas elevadas, que impactaron de lleno sobre las ventas.
“El mayor escollo que enfrenta hoy nuestro sector para intentar reactivarse son las altísimas tasas de interés. Necesitamos que bajen cuanto antes, de lo contrario será muy difícil que repunten las ventas este año”, sostuvo Bassi, de Acara Motos.
Por ahora, el programa oficial Ahora 12 y Ahora 18, con tasas subsidiadas, les permite sobrevivir a las concesionarias. Pero ase- guran que es insuficiente. “Cuando te vas a planes más largos, de 24 o 36 meses, las tasas se hacen insoportables y las cuotas prácticamente no bajan”, explicó el titular de Isa Franco.
“Las tarjetas de la gente están al límite. Se están usando para la compra del súper, y por eso tienen sus saldos de crédito agotados. Cuando llegan a comprar una moto, se enteran de que no tienen crédito disponible”, afirmó Mary de Romedi. Y en ese sentido, señaló que hoy el 60 por ciento de las ventas se hace de contado y el 40 por ciento financiado, en una relación inversa a la de hace apenas dos años. “Hoy, la gente que compra motos tiene un mayor poder adquisitivo. El obrero asalariado ya no puede hacerlo”, lamentó.
Los concesionarios aseguran que –a pesar de tratarse de un sector altamente vinculado con el dólar, debido a que el grueso de las unidades nuevas llegan desde el exterior– los precios no aumentaron al ritmo de la devaluación.
“Hoy estamos vendiendo con un dólar de 31 o 32 pesos. Si pasáramos a precio el dólar de 38 o 39, no venderíamos casi nada”, se sinceró Stefanuto, de Cafam. A lo largo de 2018, los precios al público de las motos se incrementaron en torno al 50 por ciento, apenas por encima del índice de inflación general.
Incluso, varias importadoras afirman que –con ciertos modelos– están vendiendo casi al costo, debido a que necesitan movilizar el stock para poder cumplir con las obligaciones contraídas con el exterior a comienzos del año pasado, cuando las perspectivas eran definitivamente otras.