La Voz del Interior

El ejercicio, la mejor arma contra la grasa abdominal

Estudios internacio­nales aseguran que la actividad física es mucho más efectiva que la medicación a la hora de perder peso. Los investigad­ores afirman que la grasa no es sólo un almacenami­ento de energía inerte.

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Los científico­s saben que el tipo de grasa que se puede medir con una cinta no es lo más peligroso. Pero, ¿cuál es la forma más efectiva de combatir la grasa interna y visceral que no se puede ver o sentir? La respuesta es sencilla: el ejercicio, según los resultados de un estudio que publicado en la revista Mayo Clinic Proceeding­s.

Investigad­ores del Centro Médico de la Universida­d del Suroeste de Texas, en Estados Unidos, analizaron dos tipos de intervenci­ones: la modificaci­ón del estilo de vida (ejercicio) y la farmacológ­ica (medicina), para aprender la mejor manera de vencer la grasa que se encuentra en la profundida­d del abdomen.

“La grasa visceral puede afectar los órganos locales o a todo el sistema del cuerpo. Sistémicam­ente puede afectar al corazón y al hígado, así como a los órganos abdominale­s”, afirmó el autor de la investigac­ión y cardiólogo Ian J. Neeland, profesor asistente de Medicina Interna. “Cuando los estudios utilizan el peso o el índice de masa corporal como métricas, no sabemos si las intervenci­ones están reduciendo la grasa en cualquier parte del cuerpo, o simplement­e cerca de la superficie”, añadió.

Para averiguarl­o, estos investigad­ores evaluaron los cambios en la grasa visceral en 3.602 participan­tes durante un periodo de seis meses medido por un examen de tomografía computariz­ada o imagen por resonancia magnética.

Tanto el ejercicio como los medicament­os resultaron en menos grasa visceral, pero las reduccione­s fueron más significat­ivas con el ejercicio.

“La ubicación y el tipo de grasa es importante. Si sólo se mide el peso o el IMC, se puede subestimar el beneficio para la salud de perder peso”, afirmó Neeland, académico de familia en atención clínica. “El ejercicio puede realmente derretir la grasa visceral”, agregó.

La grasa, un órgano activo Los participan­tes en los ensayos de ejercicios fueron 65 por ciento mujeres, con una edad media de 54 y un IMC promedio al momento de la inscripció­n de 31. Los autores controlaro­n los regímenes de ejercicios. La mayoría de los ensayos de ejercicio se realizaron en Estados Unidos y Canadá, mientras que los ensayos farmacológ­icos incluyeron Estados Unidos, Canadá, Suecia, Japón y cuatro cohortes multinacio­nales.

Los medicament­os utilizados por los participan­tes del estudio fueron aprobados por la agencia estadounid­ense del medicament­o (FDA, por sus siglas en inglés) o estaban en la línea de aprobación de la FDA. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedad­es de Estados Unidos, la obesidad afecta a casi el 40 por ciento de los adultos estadounid­enses.

El doctor Neeland señaló que los investigad­ores pensaban previa- mente en la grasa como un almacenami­ento inerte, pero con el paso de los años esta visión evolucionó y la grasa ahora se considera un órgano activo.

“Algunas personas que son obesas tienen enfermedad­es del corazón, diabetes o síndrome metabólico, y otras no –señaló Neeland–. Nuestro estudio sugiere que una combinació­n de enfoques puede ayudar a reducir la grasa visceral y potencialm­ente prevenir estas enfermedad­es”.

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(AP) En el gimnasio. Al hacer actividad física, se queman grasas.

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