La Voz del Interior

El arte de “hackear” museos

Un grupo de artistas cordobeses expone de forma inusual en los espacios más importante­s de Europa. “Museum mobile” lleva sus obras directamen­te a los teléfonos de los visitantes de las salas.

- Verónica Molas vmolas@lavozdelin­terior.com.ar

Tan lejos, tan cerca. En tiempos de alta simultanei­dad y excesivo uso de redes sociales, otra es la virtualida­d que fabrican los artistas de Museum Mobile, singular obra que a modo de intervenci­ones están activando por estos días Andrés Belfanti y Sergio Scotta, junto con otros integrante­s, en los museos más importante­s de Europa.

El plan es “hackear la cultura, el arte y en última instancia la realidad misma”, lo que a la vez implica “una forma de exposición crítica frente a los mecanismos de selección y visibiliza­ción tradiciona­les”.

Para los visitantes de museos como el Reina Sofía en Madrid o el Louvre en París, Museum Mobile será una opción que les llegará cuando busquen allí conexión a internet. Museum Mobile es ni más ni menos que una galería virtual móvil que, instalada en un dispositiv­o, hará accesible a través de una red wifi abierta imágenes, audios, textos y fanzines de artistas cordobeses.

Parásito wifi

A su modo, la obra es un dispositiv­o electrónic­o performáti­co: un pequeño artefacto que Andrés lleva en su bolsillo y que enciende al entrar a los museos, emitiendo así una red wifi fácilmente accesible desde dispositiv­os móviles y computador­as en un radio de 50 metros.

Cuando alguien se conecta, es dirigido automática­mente a la web de Museum Mobile. La red utiliza nombres sugerentes como “freeWiFi”, con los que atrae público ávido de una conexión gratuita a internet.

“La idea es aprovechar esta necesidad continua que tenemos de conectarno­s gratis”, explica Belfanti. Entonces, especula, las personas se conectan tal vez buscando internet y se encuentran con una página que es otra cosa. Esa “otra cosa” es el material de artistas cordobeses que lleva cargado Museum Mobile, que no tiene versión on line, y al que sólo se puede acceder en ese radio de 50 metros del museo o lugar por el que vaya Andrés.

¿Por qué? “Nos interesa plantear un cierto espacio de intimidad o aura alrededor de la galería que funciona dentro de un espacio institucio­nal, pero de forma parásita”, dice.

Además de la coordinaci­ón de Andrés Belfanti y Sergio Scotta, también participa en Museum Mobile Laura González, y entre los curadores invitados se encuentran Ismael Verde y Milena Marquisse.

Un “imprevisto técnico”

“Las Bellas Artes mantienen un concepto dualista y antiguo del mundo”, opinan los artistas involucrad­os. Y plantean: “Un original es resguardad­o en institucio­nes que definen qué es arte y qué no. Por otro lado, todos los que producimos cotidianam­ente (nos considerem­os o no artistas) desdibujam­os la distinción entre original y copia, entre físico y virtual”.

“Nosotros remixamos, cortamos, pegamos, ‘glitcheamo­s’ y recreamos todos los días”, dicen, en referencia a sus prácticas artísticas.

Y explican: “En un sentido amplio, el glitch es un error o un imprevisto técnico. Esto de alguna forma constituye un imprevisto, al menos para aquel que está intentando conseguir internet para entrar a WhatsApp o Instagram y se encuentra con una página a la que cae y que es algo diferente a lo que está esperando”.

“En Museum Mobile cuestionam­os las obras sagradas e inaccesibl­es, presentes en lugares a los que nunca podremos acceder”, reflexiona­n, y a cambio ofrecen obras nuevas, abiertas y listas para el download.

Los lugares donde el paseante se podrá tropezar con el Museum Mobile serán las salas españolas del Museo del Prado y el Reina Sofía en Madrid y el interior de la aún inconclusa iglesia Sagrada Familia, que proyectó el catalán Antoni Gaudí en Barcelona. Y más: el Museo Louvre, el Palais de Tokyo y hasta los alrededore­s de la torre Eiffel en París. También la Galería Uffizi en Florencia, y el Museo del Vaticano.

En este particular museo portátil que se infiltra en el recorrido por las joyas exhibidas más celebradas, hay material como textos, sonidos e imágenes, de autores como Eloísa Oliva, Nelson Specchia, Manu Kapilan, Laura González, Vicente Girardi Callafá, Andrés Senn, Al3x Andro, Juan Odella, Guillermo Mena, y Mao Ovelar. También hay fanzines.

Quienes accedan, podrán encontrar obras de artistas emergentes, relacionad­as con el arte digital o que sean aptas para verse u oírse en los smartphone­s, porque es el soporte al que apunta la muestra.

Las imágenes, por ejemplo, tienen que ver con técnicas digitales o mixtas. “Tenemos un público que está ahí por otra cosa; la idea es seducirlo y dejarle algo. Igual que como funciona el spam”, agregan los autores del proyecto.

Las obras de Museum Mobile tienen una relación crítica con la tecnología, con el soporte que usan y con el museo como institució­n que legitima obras.

Sortear el tráfico que va en un solo sentido parece ser la meta de los artistas, que utilizan el modo hacker como una vía para acodarse de modo silencioso en las grandes ligas del arte mundial. Y ver qué pasa.

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(AP) El Louvre, en París. Es uno de los lugares en los que “Museum Mobile” sorprender­á a los visitantes.
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El dispositiv­o. Es el que ofrece “wifi gratis” al visitante.

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