Crece en la UCR la presión antialianza
La convención radical de esa provincia acaba de darles “libertad de acción” a los afiliados y se negó a adherir a Cambiemos. El titular de la UCR, Alfredo Cornejo, adoptará hoy la medida en señal de advertencia nacional.
Alfredo Cornejo ya tomó la decisión: el Comité Nacional de la UCR, del que es presidente, intervendrá la convención radical de Santa Fe, que el lunes a la noche decidió otorgar libertad de acción a sus dirigentes y afiliados en las elecciones de cargos provinciales, que se realizarán el 16 de junio. En otras palabras, resolvió que el radicalismo no adhiriera a Cambiemos.
La determinación de Cornejo constituye una suerte de latigazo partidario de alerta frente a los radicales rebeldes y, a la vez, un gesto de apoyo institucional a la reelección de Mauricio Macri, una semana después de que decidió no unificar la elección de Mendoza con la nacional.
La presión rupturista se refleja en varias provincias. La medida adoptada por Cornejo parece una señal de advertencia también dirigida hacia Córdoba, donde la feroz interna entre Ramón Mestre y Mario Negri por la candidatura a gobernador a menudo plantea como hipótesis una supuesta ruptura de Cambiemos.
En Santa Fe, Cambiemos tiene al PRO como principal partido y es opositor al gobernante Frente Progresista Cívico y Social, que lidera el socialismo y que tiene al radicalismo como socio directo desde hace 15 años.
O sea que en Santa Fe el radicalismo está partido en dos. De todas maneras, la mayoría de sus dirigentes forman parte del Frente Progresista. Por ejemplo, los tres últimos vicegobernadores son de la UCR.
La intervención partidaria a la convención santafesina será confirmada hoy en una reunión del Comité Nacional de la UCR.
Cornejo recibió la semana pasada en Mendoza al intendente de la capital de Santa Fe, su correligionario José Corral, quien a su vez lanzó el mes pasado su precandidatura a gobernador por Cambiemos.
Corral, antecesor de Cornejo en la presidencia del Comité Nacional de la UCR, fue a pedirle que intervenga la convención.
La intervención le permitirá a Corral utilizar el sello de la UCR para inscribir a Cambiemos como alianza provincial, pero no tendrá ninguna incidencia sobre la decisión de la mayoría de los radicales santafesinos de seguir integrándose al Frente Progresista.
Señaló que la intervención tiene el sentido político de “reafirmar el espíritu de mantener el frente Cambiemos” en todo el país y que, de todas maneras, “en la próxima convención nacional” de la UCR “se discutirá si habrá o no un candidato propio”.
“La convención de Santa Fe resolvió que sus dirigentes puedan participar de cualquier frente, sea el Frente Progresista o Cambiemos, pero que el partido como tal no se inscribirá formalmente en ninguno. Esto es como decir que la UCR no se presentará a elecciones. El radicalismo, como partido nacional, sí se inscribirá en el frente Cambiemos”, sostuvo, para justificar la intervención.
Con el radicalismo dividido, en esa provincia la UCR podría volver a tener candidato propio a gobernador después de 12 años: la última vez fue en la elección de 2007, que ganó el socialista Hermes Binner, cuando la diputada nacional de la UCR Alicia Tate se presentó por la lista 3.
De todas maneras, Corral deberá pelar por la postulación contra otro precandidato de Cambiemos, el diputado provincial macrista Federico Angelini.
El exdiputado Ricardo Alfonsín, uno de los referentes nacionales de los radicales díscolos, afirmó que la intervención de la UCR santafesina “vulnera la voluntad de la mayoría de los radicales” de esa provincia “y afecta al federalismo partidario”.
Alfonsín sostuvo: “La convención nacional siempre ha dejado a salvo la libertad de acción en distritos que, por diferentes circunstancias, necesitasen esquemas de alianzas más amplias”.
“No tiene ningún fundamento tomar una decisión de esa naturaleza”, afirmó el hijo del expresidente sobre la intervención.
Y agregó: “Quizás a algunos les parezca que esa supervivencia de un frente como el santafesino, que reúne al socialismo, al radicalismo y al GEN, es un mal ejemplo que podría extenderse al resto del país”.