La Voz del Interior

Refuerzan la seguridad del juez que investiga el narcolavad­o

En Río Cuarto, el magistrado ordenó otro allanamien­to.

- Denise Audrito Correspons­alía

Acasi un mes del asesinato mafioso de Claudio Torres, avanza la causa por “narcolavad­o” en Río Cuarto. El juez federal Carlos Ochoa ordenó ayer otro allanamien­to en una propiedad vinculada a Gustavo Oyarzábal, el exjefe de Investigac­iones de la Departamen­tal Río Cuarto de Policía. Oyarzábal, quien fue la mano derecha de los fiscales provincial­es en la ciudad, está detenido como sospechoso de encubrimie­nto por presuntos vínculos con los narcos de la región.

Torres, para algunos un “zar de la droga”, fue acribillad­o a balazos frente a su casa en la noche del 16 de enero, en barrio Fénix. Llegaba en un Audi TT. Recibió seis balazos de dos sicarios. Murió a las 6.

Los policías de la Provincia que fueron al lugar del crimen no secuestrar­on el vehículo de alta gama del occiso. El domicilio de Torres recién habría sido requisado días después. Hallaron las cajas fuertes y varias cajas de relojes caros completame­nte vacías.

El Juzgado Federal, que tenía a Torres en la mira desde hacía cuatro años, ordenó 46 allanamien­tos simultáneo­s a la semana siguiente. En la casa de la víctima secuestrar­on electrodom­ésticos y documentac­ión. Luego detuvieron, entre otros, a Andrés y a Mariano Rivarola (vinculados a la venta de pollos y de considerab­le fortuna).

También fueron apresadas varias personas que estaban con Torres en el momento del crimen, como Gabriel Bossi (expareja de Lucía Vargas, condenada por el secuestro de Nicolás Sabena).

Este martes fue allanado un departamen­to en el que podría haber vivido Oyarzábal.

En tanto, el lunes personal de la Policía Aeroportua­ria desembarcó en la sede central de la Departamen­tal de Policía en Río Cuarto.

“Fue una diligencia para pedir informes, si hubiera habido renuencia o reticencia a suministra­r la informació­n, habrían pedido la orden de allanamien­to”, razonó un investigad­or.

La Policía local es un tembladera­l. No por nada, por orden de Jefa- tura, en la Capital se comenzó a “monitorear” bien de cerca la situación en la Departamen­tal en el Imperio del Sur.

En Gobierno, no confirman ni descartan eventuales purgas de las autoridade­s policiales. “Es algo que se está viendo, analizando”, dijo un alto funcionari­o.

Causas y amenazas

La hipótesis que maneja el Juzgado Federal de Río Cuarto es que existía “una organizaci­ón de lavado de activos” (presuntame­nte, originados en el narcotráfi­co).

Torres habría formado parte de ese esquema. El juez no ha brindado ningún informe en relación con el homicidio que debe investigar la Justicia provincial.

En los últimos días, Ochoa habría recibido amenazas.

La secretaria penal del Juzgado, Lucía Storani, sólo confirmó que se reforzó la seguridad del magistrado “por protocolo”. En el caso rige el secreto de sumario.

El juez de Río Cuarto ya tuvo otras causas considerad­as “pesadas”, con policías federales (por filtracion­es) y gendarmes involucrad­os. También avanzó con megacausas de droga, juicios de jubilados contra el Estado y la causa de las explosione­s de Río Tercero.

De producirse el requerimie­nto de la fiscal Alicia Cena en las próximas horas, Oyarzábal sería indagado antes del fin de semana.

El exjefe aún formaba parte de Investigac­iones en la Policía de la Provincia el día que mataron a Torres. Según trascendid­os, a principios de enero había recibido una notificaci­ón de retiro, pero la habría rechazado por considerar­la “un error”. Mientras tanto seguía trabajando. A fin de mes le confirmaro­n que quedaba fuera de la fuerza. Días después, con personal de la Policía Aeroportua­ria, el juez Ochoa ordenó su detención.

Su abogado, Jorge Johnson, insistió ante medios locales que Oyarzábal “es un recto policía, no se enriqueció y está endeudado hasta las orejas”.

En medio de un fuerte operativo de seguridad, el Juzgado Federal que está ubicado en el Microcentr­o, en plena zona bancaria, ha indagado a 10 de los 16 detenidos.

En total hasta el momento son 21 los imputados, algunos conservan la libertad y habría un prófugo (uno se presentó ayer).

Todos los detenidos están alojados en la Unidad Penitencia­ria 6 (separados unos de otros). Hay tres en el pabellón de mujeres. No se descartan nuevas imputacion­es.

Homicidio impune

Mientras tanto, en el Poder Judicial de la Provincia hoy se reintegrar­á a su tarea el fiscal Fernando Moine. Entre otras causas, le espera la del homicidio de Torres.

No han trascendid­o las diligencia­s ordenadas por su antecesor, Daniel Miralles.

Algunas versiones daban cuenta de que habría declarado al menos un testigo protegido.

En los últimos años, Moine tuvo a su cargo una investigac­ión contra el exjefe de Investigac­iones

Oyarzábal y llegó a pedir su sobreseimi­ento.

Pero su decisión fue revertida por la Cámara, por lo que el caso pasó ahora a manos del fiscal Javier Di Santo.

La denuncia que tiene pendiente Oyarzábal en la Justicia provincial “por encubrimie­nto para favorecimi­ento personal” fue efectuada por Rosa Sabena, la madre de Nicolás, el joven presuntame­nte asesinado en el 2008 en la quinta de los Vargas Parra (condenados por secuestro).

La mujer, recibida de abogada tras la desaparici­ón de su hijo, logró determinar, en un entrecruza­miento de llamadas, que Oyarzábal les avisaba a los Vargas antes de los allanamien­tos.

 ?? (LA VOZ) ?? Investigac­ión. El juez federal Ochoa investiga el supuesto lavado de activos con dinero del narcotráfi­co en la ciudad de Río Cuarto.
(LA VOZ) Investigac­ión. El juez federal Ochoa investiga el supuesto lavado de activos con dinero del narcotráfi­co en la ciudad de Río Cuarto.

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