Otro paso histórico
Talleres igualó 0-0 con São Paulo en el Morumbí y se clasificó a la Fase 3 de la Libertadores. Tuvo el apoyo de 3.500 hinchas.
El Morumbí ya no tiembla por São Paulo, sino por Talleres. La fiesta del planeta albiazul es la que conmueve al mítico estadio paulista y copero. El equipo cordobés se hizo dueño de todo. Adentro de la cancha, con la jerarquía de Pablo Guiñazú (parece que tuviera 20 años en lugar de los 41 que cumplirá en agosto), la profundidad de Sebastián Palacios los reflejos de Guido Herrera, la fiereza de Enzo Díaz... y afuera, con esos 3.500 locos que se ubicaron en un codo de la tercera bandeja y que recorrieron distancias inverosímiles para estar donde había que estar. Al lado del sentimiento.
El cabezazo de Diego Souza, el tiro de Willian, los patadones de Reinaldo, la brusquedad de Bruno Alves, de Everton, por caso, y las 40 mil personas que se llegaron al estadio terminaron siendo una historia de escasos recursos técnicos como para recibir algún premio.
El protagonista fue siempre Talleres. Fue inmenso ante el grande de Sudamérica, por historia, en el partido de ida en el
Mario Kempes y, anoche, un gran administrador de esa ventaja en el partido de vuelta.
Fue el mejor y por eso el Morumbí tembló por Talleres. El 0-0 no pudo ser modificado porque Talleres no encontró el pase a la red como lo hizo en el Kempes. Palacios siguió endiablado como siempre pero le faltó la puntería de Dayro Moreno, de Juan Ramírez y hasta de Tomás Pochettino que hizo una jugada maradoniana que no terminó en la red por muy poco.
Igualmente, en el acto defensivo, no hubo fallas. ¿Quién podría afirmar que una defensa con línea de tres y carente de roce internacional (sólo Juan Komar lo había hecho en Boca) podría ser tan segura como su arquero Guido Herrera? Nadie. Sólo el entrenador Juan Pablo Vojvoda, quien subió la apuesta y los jugadores que recibieron la confianza. ¿Alguien más podría haber pensado que Enzo Díaz (35 partidos en Agropecuario de Carlos Casares y sin partidos en Primera División) sería gran figura? Ni el más optimista.
Porque Díaz fue tan importante como Guiñazú a la hora de quitarle al local las pocas esperanzas que de meterle el pecho a Talleres. Si “el Cholo” es un guerrero, el pibe va en camino a eso. Everton le metió un planchazo en la cara y siguió igual de firme.
Talleres fue Talleres, pero São Pablo siguió igual. Sin ideas, recurriendo a la pierna fuerte (la peor parte se la llevó Enzo Díaz con un parche en la cabeza) y lejos de ser ese “cuco” de Sudamérica.
La promesa de Fassi
En la zona de los vestuarios, Andrés Fassi, como todo Talleres, estaba exultante por el resultado conseguido. Luego de disfrutar de la clasificación, elogiar a Vojvoda y a los referentes del plantel, les habló a los hinchas: “En la historia del Morumbí no creo que muchos equipos hayan traído cinco mil (sic) personas como lo hizo Talleres. La gente ayudó para ganarlo el miércoles y también esta noche. La gente vino a San Pablo, nosotros vamos a ayudar poniendo precios de entradas accesibles para jugar ante Palestino”.
“El equipo está unido, es una barbaridad lo que corrió el equipo. Quiero destacar con mayúsculas a Juan Pablo Vojvoda, para poner un chico como Díaz que no tenía un partido en Primera División y lo puso contra São Paulo y en el Morumbí. Todo lo que ha generado y la convicción que le ha dado a este equipo. Si me preguntás quien es el mejor jugador nuestro, el equipo y Juan Pablo Vojvoda”, cerró Fassi.