Oyarzábal, el policía que se “atrincheró” en su cargo
El comisario Gustavo Oyarzábal, actualmente preso por orden del juez federal Carlos Ochoa en el marco de la causa llamada “narcolavado” en Río Cuarto, había sido pasado a retiro forzoso a fines de diciembre pasado por orden superior, afirman desde Gobierno.
Hasta entonces, Oyarzábal se desempeñaba como jefe de Investigaciones de la Departamental Río Cuarto. El efectivo había sido enviado a su casa bajo el eufemismo de que su “ciclo” se había cumplido. La decisión la había tomado la Junta de Calificaciones.
Fuentes oficiales indicaron que la decisión de jubilarlo se debía, más allá de los escasos resultados de sus pesquisas, a que el hombre venía siendo investigado precisamente por la Justicia federal en el marco de una causa por narcotráfico y lavado de activos.
A todo esto, Rosa Sabena –la madre de Nicolás– ya lo había denunciado en varias oportunidades porque, a su entender, alertaba a los principales implicados del caso sobre los allanamientos que se iban a realizar.
Enterado del retiro, Oyarzábal se opuso y presentó un recurso de queja para seguir perteneciendo a la institución de azul. “Hacer eso es como atrincherarse”, dijo ayer un funcionario gubernamental.
Su apelación fue rechazada en enero último y el efectivo fue desplazado. A los pocos días, y tras una reunión del secretario de Seguridad, Alfonso Mosquera, con el juez Ochoa, el comisario fue detenido por supuesto encubrimiento a narcos.
Más allá de la suerte corrida por Oyarzábal, en despachos oficiales ayer opinaban: “El hombre ganó. En la Policía ganó”.
¿A qué se refieren? Es que Oyarzábal fue enviado a retiro, pero no exonerado ni cesanteado. Por ende, cumplidos los trámites de rigor, podrá gozar de la jubilación.
“¿Si es condenado y enviado a prisión? No importa. Seguirá cobrando. Es que fue pasado a retiro antes de todo. Eso en la Policía es como ganar”, comentó otra fuente policial.
Su abogado insiste en su inocencia.