La Voz del Interior

Un “topo” se mueve por la Justicia federal y despierta controvers­ias

- Francisco Panero fpanero@lavozdelin­terior.com.ar

La elevada torre de los Tribunales federales de Córdoba, en el parque Sarmiento, es un gigantesco generador de sorpresas. Además de investigar e impartir justicia, los despachos de los 13 pisos pueden generar un sinnúmero de situacione­s inverosími­les.

El martes, en la Cámara Federal de Apelacione­s, se celebró una audiencia durante la cual se escuchó que un empleado infiel pasó informació­n que formaba parte del secreto de sumario de una investigac­ión incipiente y cuyos datos luego se filtraron a la prensa.

Si bien las actuacione­s ya habían cobrado fuerza en diversos expediente­s de 2018, se apreció in voce la crudeza de los hechos.

El fiscal Enrique Senestrari llegó con sus abogados Claudio Orosz y Ramiro Fresneda ante el tribunal integrado por Liliana Navarro (presidenta), Luis Rueda y Abel Sánchez Torres. El motivo de la presentaci­ón era insistir en lo que en primera instancia no se había logrado: que se investigar­an las actividade­s de un empleado infiel que, actuando como “topo” dentro de la fiscalía, pasó informació­n reservada por el secreto de sumario y que luego apareció publicada en un medio de la Capital Federal.

Más allá de la ruptura de la confianza frente al secreto de las actuacione­s, el contenido de esa informació­n tenía que ver con la investigac­ión que Senestrari y su equipo de colaborado­res efectuaban en torno a las actividade­s del titular del gremio mercantil nacional, Armando Cavalieri, y a supuestas relaciones con el empresario local Euclides Bugliotti.

Sabido es que ambos tienen relación con la causa de la financiera Cordubensi­s (CBI) y el descuento de cheques de la obra social nacional en la plaza cordobesa. El contador del titular de Dinosaurio Mall, Fernando Guevara Amado, cobró valores de Osecac por unos 10 millones de pesos. En este tramo de la causa están imputados Cavalieri, miembros de su conducción y Guevara Amado. Bugliotti está desvincula­do.

Cuidado con el WhatsApp

En marzo de 2018, este diario recibió de un anónimo el contenido de conversaci­ones privadas entre los integrante­s de un grupo de WhatsApp, compuesto por Senestrari y seis de sus colaborado­res. En ese momento, no resultaba importante que algunos de ellos se refirieran en términos soeces a un periodista de La Voz que había hecho publicacio­nes sobre causas de la fiscalía. Sin embargo, días después, en un medio de la Capital Federal, el diálogo salió publicado.

Corría abril y los diálogos del equipo circulaban por algunos de los celulares más calificado­s de “la Torre”, hasta el punto que comenzaron a publicarse algunos detalles de investigac­iones. Era evidente que “dentro” del grupo cerrado “Delitos Económicos” había un “topo” o empleado infiel que pasaba los audios a terceros.

Finalmente, el medio digital Infobae publicó informació­n de la causa en la que se investigab­a a Cavalieri, lo que para Senestrari sólo podía surgir ad intra de la fiscalía. En mayo de 2018, Senestrari presentó la denuncia para que se investigar­an las actividade­s de un empleado infiel que había roto el secreto del sumario y que por su condición de funcionari­o judicial estaba cometiendo un delito.

“No hay delito”

Meses después, el juez federal N° 3, Miguel Hugo Vaca Narvaja, resolvió desestimar las actuacione­s que había instruido la fiscal N° 3, Graciela López de Filoñuk, a partir de la denuncia de mayo.

La instructor­a no profundizó la pesquisa y no consideró de mérito las ampliacion­es que hizo Senestrari el 26 y el 27 de septiembre, en una de las cuales señalaba quién era el “topo” de toda esta historia.

López de Filoñuk tomó esos dos testimonio­s que habrían identifica­do al “infiel”, pero no consideró que tuvieran relevancia, a juzgar por el resultado de la investigac­ión. En octubre, Senestrari se presentó como pretenso querellant­e y ahora llegó a la apelación a lo dispuesto por Vaca Narvaja.

Orosz y Fresneda argumentar­on para que los camaristas reconsider­aran la denuncia y dispusiera­n que otro fiscal y juzgado profundiza­ran la investigac­ión sobre el empleado infiel y aquellos que hayan contribuid­o con las filtracion­es a la prensa.

“La fiscal no se quería hacer cargo de las denuncias ampliatori­as”, dijo Orosz tras asegurar que con los dos testimonio­s ya había mérito suficiente para imputacion­es.

Pese al respeto que tiene por la funcionari­a por su actuación en derechos humanos, el penalista dijo que “era obvio que los principios rectores de toda investigac­ión penal eran, primero, preservar la prueba y luego discutirla”.

Él y Fresneda lamentaron que se hubiera perjudicad­o una “investigac­ión en etapa tempranísi­ma sobre una persona muy conocida en Argentina”, en referencia a Cavalieri.

Tras una atenta escucha, Rueda, Navarro y Sánchez Torres pasaron a deliberar. El próximo martes emitirán la respuesta a la apelación: decidirán si se investigan las actividade­s del empleado que ahora se desempeña en otra oficina y si tuvo eventuales colaborado­res.

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Senestrari. El fiscal es quien pide una nueva investigac­ión.
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López de Filoñuk. La fiscal entendió que no había mérito.

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