“Pasaron cuatro años y sólo me ofrecen migajas”
Rosa Cativa es vecina de Mendiolaza y fue una de las personas que, a cuatro meses de la inundación, recurrió a la Justicia para pedir soluciones. “Los ciudadanos y vecinos de Sierras Chicas deben saber que el recurso de amparo que firmé en 2015 tuvo un fallo favorable y a cuatro años de la tragedia aún continúan los reclamos”, dice.
La Cámara en lo Contencioso Administrativo de 2ª Nominación ordenó registrar como “proceso colectivo” una acción de amparo ambiental iniciada por vecinos de Sierras Chicas en la que solicitaron la implementación de un sistema de alertas tempranas que permitan detectar, evaluar, informar y prevenir todo fenómeno meteorológico serio en la provincia.
En la causa, también se pidió la implementación de un protocolo de coordinación de las distintas áreas de la administración pública encargadas de la seguridad, tanto provinciales como municipales, entre otros planteos.
“Volver a este lugar me causa gastritis y estrés”. Eso es lo primero que dice María Eugenia Frávega cuando pisa los escombros de lo que alguna vez fue su vivienda en Villa Allende.
“El 15 de febrero estaba con mi marido de vacaciones y dejamos el auto, que ya teníamos prácticamente vendido, en la casa. El dinero de esa venta iba directo a agrandar la vivienda, para recibir a las gemelas que venían en camino”, cuenta con angustia.
En la actualidad vive separada y cree que, en parte, la crecida se llevó algo más que su casa.
“Nos avisaron que el agua había tapado todo y vinimos a ver. Con el tiempo me doy cuenta de que ese trauma que vivimos se llevó muchas relaciones, como me pasó a mí con el matrimonio”, dice.
Por aquel entonces comenzó una peregrinación por oficinas estatales que hasta el día de hoy la continúa desvelando.
“Siempre nos dijeron que iban a hacer algo. Hoy todo sigue igual. Me dieron un terreno muy bueno, pero no me quieren dar el dinero que me corresponde para construir una casa y no tengo los medios para afrontar ese gasto”, se queja María Eugenia.
Según sus dichos, el último ofrecimiento que recibió fue de cuatro mil pesos para comenzar la construcción de su vivienda.
“Yo firmé un acuerdo con la gestión anterior, pero el intendente actual desconoció la obligación del municipio. Hoy me ofrecen migajas y ya pasaron cuatro años. Tuve que alquilar una vivienda y, a la vez, pelear por una solución que no llega”, asegura.
En la actualidad está desocupada y piensa emprender un negocio gastronómico con un amigo.