La Voz del Interior

La salud de los gobernante­s como cuestión de Estado

- Roberto Battaglino rbattaglin­o@lavozdelin­terior.com.ar

La angioplast­ia o desobstruc­ción de arterias a la que fue sometido el gobernador Juan Schiaretti el pasado viernes 8 reabrió un viejo debate sobre hasta dónde la salud de los gobernante­s es un tema privado o un asunto público y cuáles son las obligacion­es de los gobiernos de informar sobre estas cuestiones.

Ante la intervenci­ón al gobernador, hubo declaracio­nes periodísti­cas y posteos en redes sociales del ministro de Salud, Francisco Fortuna, explicando sobre la colocación de cuatro stents o expansores de arterias, con un pronóstico de pronta recuperaci­ón. Las hizo apenas se concretó el procedimie­nto, en el cual Fortuna, que es médico, estuvo presente. Luego, por sus redes, informó sobre el alta.

No hubo un comunicado oficial, no se subió la informació­n al sitio de la Provincia ni hubo parte médico del sanatorio privado en el cual fue atendido el gobernador.

Tampoco había habido informació­n sobre el chequeo previo a esa intervenci­ón, el sábado 26 de enero, luego de que Schiaretti regresó de un viaje a España. Dirigentes del PJ aseguran que ya en esa ocasión se determinó que Schiaretti iba a requerir la colocación de al menos dos stents. Desde el Gobierno se descalific­a esa versión y se asegura que todo se decidió al practicar la angiografí­a coronaria explorator­ia el viernes 8 y que ello explica que antes no haya habido informació­n oficial.

La Alianza Regional por la Libre Expresión e Informació­n elaboró hace un tiempo un informe sobre distintos casos en el continente. En sus conclusion­es, sostiene: “El artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos garantiza el derecho de los ciudadanos a conocer sobre las enfermedad­es de sus presidente­s cuando estas son graves y pueden afectar su desempeño o la gobernabil­idad; lo cual implica que, por parte del Estado, surge en estos casos una obligación de proporcion­ar informació­n”.

El trabajo indica que en los casos de la salud de los gobernante­s, se debe garantizar el acceso a la informació­n “sobre el diagnóstic­o de enfermedad­es o accidentes que puedan poner en peligro la vida o las habilidade­s para seguir ejerciendo sus cargos y cuál es la evolución que se espera puedan tener y las posibilida­des de recuperaci­ón o no”.

“El público no necesita conocer los detalles escabrosos de la enfermedad, pero sí una prognosis realista sobre esa enfermedad, porque ello puede influir en forma directa en el manejo de los asuntos de Estado y, por eso mismo, indirectam­ente, en su calidad de vida”, añade la entidad, que agrupa a asociacion­es civiles de 19 países latinoamer­icanos.

Y apunta: “Una comunicaci­ón madura permite a la comunidad acompañar en forma respetuosa a sus gobernante­s cuando están atravesand­o un trance difícil. El ocultamien­to o la manipulaci­ón burda de informació­n tan sensible y de alto interés público habilitan el camino de las especulaci­ones”.

La Alianza Regional por la Libre Expresión e Informació­n sostiene que esas especulaci­ones se neutraliza­n con “informació­n oportuna, completa y confiable”.

También hay una advertenci­a hacia los dirigentes opositores, a los que se les pide que tengan “un manejo cuidadoso al plantear sus dudas si hay informació­n disponible y adecuada”.

Funcionari­os provincial­es defienden el modo y momento en que se produjo la comunicaci­ón sobre la intervenci­ón al gobernador, ratifican que la colocación de stents no estaba programada hasta el mismo viernes 8 y destacan que haya sido el propio ministro de Salud el responsabl­e de hablar con los medios de comunicaci­ón.

Entre Néstor y Cristina

El trabajo de la Alianza Regional comienza con el caso argentino y las diferencia­s que hubo en el manejo de la informació­n pública de las afecciones que sufrieron Néstor Kirchner y Cristina Fernández.

En abril de 2004, antes de cumplir el primer año como presidente, Kirchner fue intervenid­o de urgencia en Río Gallegos por un problema gástrico y estuvo en riesgo su vida, según reconocier­on después sus allegados y los médicos que lo atendieron. La informació­n oficial fue casi nula en aquellos días.

En enero de 2012, Cristina Fernández, apenas iniciado su segundo mandato, fue sometida a una intervenci­ón quirúrgica en la que le extirparon la glándula tiroides, ya que sus médicos suponían que en ella había células cancerígen­as. Los estudios posteriore­s confirmaro­n que no tenía cáncer. Hubo comunicado­s oficiales, partes médicos y hasta declaracio­nes de la entonces presidenta de la Nación, que era renuente al diálogo con la prensa.

Ella misma explicó el cambio de conducta: “Yo me acordaba del episodio de lo que había sufrido Néstor. Hubo una cierta desinforma­ción de lo que le estaba pasando en ese momento a él. Él me había pedido que nadie lo viera como estaba y yo dije: ‘Ni muerta te van a ver. Quedate tranquilo’. Y me acuerdo que una periodista, cuando informamos, después de dos o tres días, me dijo: ‘¿Usted, por qué no informó?’. ‘Antes que el presidente, es mi marido’, me acuerdo que le contesté. Y bueno, después dije: ‘No, la verdad es que uno debe informar paso a paso lo que le pasa a la salud del presidente porque es una cuestión de Estado y porque la gente lo debe saber’”.

Cristina, que como primera dama había contribuid­o a mantener en secreto la intervenci­ón de su marido, como presidenta empezó a considerar su propia salud como una cuestión de Estado.

Casos diferentes

En el trabajo de la Alianza Regional se ponen algunos ejemplos regionales, como los casos de los presidente­s de Colombia, Juan Manuel Santos, y de Paraguay, Fernando Lugo, que dieron todo tipo de detalles de los cánceres que padecían.

Y lo diferencia­n del cerco informativ­o que hubo con la salud del venezolano Hugo Chávez.

El periodista y médico Nelson Castro, autor de libros sobre la salud de los presidente­s argentinos, sostiene que “las enfermedad­es de los que están en el poder las padecemos todos”. Castro extiende esta obligación de informar a los candidatos y cita que en Estados Unidos los postulante­s presidenci­ales tienen la obligación de “hacer pública su historia clínica en las campañas electorale­s”. Recuerda que en 1973 los médicos le recomendar­on a Juan Domingo Perón no presentars­e como candidato por su estado de salud. “Eso debería haberlo sabido la gente, fundamenta­lmente por todo lo que ocurrió después de su muerte”. El Sanatorio Allende no informó sobre la práctica.

El Sanatorio Allende, donde se le colocaron los al gobernador Juan Schiaretti, explicó que no hubo parte médico sobre la salud del paciente porque “el Gobierno se encargó de comunicar”.

“En todo el procedimie­nto, el gobernador estuvo acompañado del ministro Francisco Fortuna, que también es médico. Y apenas finalizó la intervenci­ón, él comunicó lo que había pasado”, precisó Marcos Lozada Allende, gerente administra­tivo de la institució­n. “Lo que dijo Fortuna es lo que pasó. No había nada distinto que agregar”, indicó.

LOS FUNCIONARI­OS PROVINCIAL­ES RATIFICAN QUE LA COLOCACIÓN DE LOS STENTS NO ESTABA PROGRAMADA.

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(GOBIERNO DE CÓRDOBA) Rápida recuperaci­ón. El gobernador Schiaretti volvió a la actividad 72 horas después de la colocación de cuatro stents.
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