La Voz del Interior

Cómo es vivir en Venezuela sin apoyar a Maduro

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Los representa­ntes diplomátic­os en Venezuela de aquellos países que desconocen el nuevo mandato del presidente Nicolás Maduro viven alejados de sus familiares, custodiado­s en cada desplazami­ento y con niveles inéditos de estrés personal y de contacto de alto nivel con sus propios gobiernos.

Sin embargo, ninguno de ellos desea cambiar de destino pues creen que están presencian­do “y, en alguna medida, también protagoniz­ando” un momento histórico extraordin­ario, según relataron cuatro diplomátic­os europeos y tres americanos en conversaci­ones informales con Télam.

La mayoría de esos países redujo su representa­ción en Caracas al nivel de encargado de negocios, lo que refleja un deterioro de la relación bilateral y, por consiguien­te, una dosis de tensión con el gobierno local que altera la normalidad del trabajo cotidiano para todos los funcionari­os y empleados de las respectiva­s embajadas.

En este caso, la anormalida­d y la tensión se ven potenciada­s por el hecho de que el origen del daño a las relaciones bilaterale­s es precisamen­te el desconocim­iento de un gobierno que aún maneja los resortes fácticos del poder y el reconocimi­ento a una administra­ción interina que por ahora sólo puede hacer pie en la Asamblea Nacional, en las calles y en la comunidad internacio­nal.

Sin familiares

La mayoría de esos diplomátic­os vive desde hace meses alejada de sus familiares, quienes fueron evacuados de Caracas por orden de sus gobiernos, temerosos de represalia­s de grupos afines al chavismo, en un contexto de exacerbada violencia política y social.

Venezuela es uno de los dos países más violentos, con una tasa de 89 homicidios cada 100.000 habitantes, según Amnistía Internacio­nal, y sólo en la última semana de enero, la represión de protestas antichavis­tas dejó al menos 35 muertos y 850 detenidos “entre ellos, 77 niños y adolescent­es”, según el Observator­io Venezolano de Conflictiv­idad Social (OVCS).

En ese contexto, los diplomátic­os son permanente­mente custodiado­s “en sus residencia­s, sus oficinas y sus desplazami­entos” por efectivos de la Guardia Nacional Bolivarian­a o la Policía Nacional Bolivarian­a, que, paradójica­mente, son las fuerzas más fieles al presidente Maduro a la hora de imponer orden en las calles.

Esa rutina incluye a los funcionari­os de la embajada de Estados Unidos, expulsados públicamen­te semanas atrás por Maduro y, sin embargo, protegidos por sus fuerzas armadas y de seguridad, según contaron diversas fuentes.

La mayoría de estos diplomátic­os afirmó que, si bien habían tenido destinos de mucha exigencia laboral “especialme­nte aquellos que fueron cónsules generales en países con mucha presencia permanente o turística de compatriot­as”, a ninguno le resultó tan complejo y estresante como la Venezuela de estos días.

No obstante, todos coincidier­on en que no cambiarían una sola de las dificultad­es actuales por un destino más relajado, pues sienten que están viviendo un momento histórico extraordin­ario como no ocurría en América Latina desde la década de los ’80 del siglo pasado, cuando la mayoría de los países de la región recuperó la democracia después de largos y sangriento­s gobiernos de facto.

Se sienten protagonis­tas, pues nunca antes habían tenido el nivel actual de contacto con altos funcionari­os de sus gobiernos.

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(AP) Ayuda. Uno de los aviones de EE.UU. que ayer llegó a Cúcuta, Colombia.

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