Imperio, lavado y filtraciones
“Torres tenía mucha influencia, muchas relaciones con personas que habrían estado filtrando información cuando lo investigábamos, vínculos con otros poderosos”, asegura desde la cárcel el exgendarme Luis Naser, en una prolongada charla con LaVoz.
Naser revela que cuando con sus pares de la Unidad Especial de Gendarmería comenzaron a armar el cuadro de las bandas que distribuían droga en Río Cuarto, les sorprendió un dato: “Ninguno era pobre”. Que no hubiera personas de bajos recursos en los “eslabones” indicaría la facilidad con que se estaría lavando droga en el Imperio.
Ahora que Torres fue acribillado a balazos comenzó a trascender la vida de lujos que llevaba: autos de alta gama, propiedades, dólares y joyas. Naser argumenta que, incluso antes de trabajar con informantes, ya habían podido establecer que Torres era uno de los que más ingresaba droga a la ciudad.
Dice que lo investigó casi dos años: “Torres vivía en la calle donde lo mataron, con la madre (ya fallecida), siempre custodiado. Todos los seguimientos, desde que iba al gimnasio hasta con quiénes estaba, todo lo elevé a mis superiores”, señala.
“Teníamos filmaciones, fotografías, escuchas. Torres tenía carácter fuerte, teníamos audios de cómo le daba órdenes a un fiscal: le decía ‘preguntale tal cosa a tal chica y la soltás’; a los abogados los trataba como perros; entregó a un amigo, fue con mujeres a Europa”, comenta Naser.
Sin dar detalles, afirma que Torres tenía propiedades, terrenos en Buenos Aires, “entrada en Tigre” y que, una vez, aunque sabían el punto específico donde iba a buscar la droga, no le autorizaron el seguimiento. Cuenta que en su tarea tuvo amenazas y hasta le apuntaron con un arma en Avenida Sabattini.
Sin respaldo ni pruebas
Según Naser, los gendarmes no se sentían apoyados por personal del Juzgado: “Estábamos apostados con mis compañeros, veíamos cómo descargaban y no nos autorizaban a actuar. Siempre teníamos proble- mas en los teléfonos, era evidente que de otra fuerza nos espiaban para filtrarle información”, reclama. Menciona que su primer jefe en Río Cuarto pidió el traslado. Y asegura que el comandante que llegó después, fue el que, durante seis meses, lo hizo trabajar con informantes por primera vez en su vida, tarea que lo llevaría a la cárcel.
El exgendarme admite que no tiene pruebas de lo que dice. “Por el negocio del narco corre muchísima plata, billones. No me quedó ni una prueba. Cuando me detienen, me allanan y me sacan todo lo que teníamos, no sólo de Torres”.
Sobre el crimen mafioso del 16 de enero dice no saber nada porque ya estaba preso. Pero aprovecha para remarcar que siente que el tiempo le dio la razón “porque ahora el Juzgado Federal recurre a la Policía de Seguridad Aeroportuaria para investigar el narcolavado”. “Como ven, tuvo que venir gente de afuera para allanar e investigar. Dios se encargó de Torres, pero me hubiera gustado más que terminara preso y no muerto. Estar privado de la libertad duele mucho”, agrega Naser.