La Voz del Interior

Aceptemos la realidad

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Después de casi dos décadas, la Municipali­dad de Córdoba volvió a tener datos de la contaminac­ión del aire. Sin embargo, fueron recibidos por los especialis­tas con un frío escepticis­mo, que contrasta con el entusiasmo de las autoridade­s. Córdoba fue pionera en este tipo de mediciones cuando el entonces intendente Rubén Martí las implementó en la década de 1990. Pero se suspendier­on alrededor de 2001.

Recién a mediados del año pasado la Municipali­dad firmó un convenio con la Facultad Regional Córdoba de la Universida­d Tecnológic­a Nacional (UTN) para instalar un primer aparato en pleno centro.

El proyecto contemplab­a, en una segunda etapa, la instalació­n de más dispositiv­os en diferentes zonas de la ciudad, hasta organizar una red de medición.

Los primeros datos de la nueva serie, correspond­ientes a septiembre de 2018, señalan que el aire de la ciudad sólo se deterioró por la presencia de partículas sólidas durante una tormenta de tierra que azotó a Córdoba dos días seguidos. El contaminan­te principal detectado fue PM 10: partículas con un diámetro inferior a 10 micrones; es decir, partículas respirable­s.

La calidad del aire es un dato clave para la salud y el ambiente. Según la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), la contaminac­ión atmosféric­a es un factor de riesgo en cardiopatí­as, distintos tipos de cáncer y accidentes cerebrovas­culares, además de agravar los cuadros respirator­ios. Por ello, la OMS estima que provoca varios millones de muertos cada año.

En consecuenc­ia, sería una política nefasta que una ciudad se engañe respecto de la calidad de su aire. Medir algo que está mal de tal modo que parezca que está bien sería un error garrafal.

Según los especialis­tas, hace mucho tiempo que se sabe con certeza que son las partículas pequeñas, las de 2,5 micrones de diámetro o menos (PM 2,5), las causantes de enfermedad­es cardiovasc­ulares, respirator­ias e incluso cáncer. Por lo tanto, ¿qué sentido tiene medir sólo las PM 10 si no son el principal agente a combatir desde un punto de vista sanitario?

Pues bien, el equipo de la UTN utilizado en la medición está homologado para medir las PM 10, no las PM 2,5. La pregunta es para qué nos sirve, entonces. La segunda etapa del programa, ¿instalará más equipos como este o serán de mayor sensibilid­ad?

En los últimos años, varias investigac­iones científica­s concluyero­n en que la cantidad de material particulad­o presente en el aire de la ciudad de Córdoba supera a la que se detecta en Ciudad de México, una de las áreas metropolit­anas más contaminad­as del continente.

De nada nos sirve negar la realidad. Por el contrario, la única vía para poder modificarl­a es su total aceptación.

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