La Voz del Interior

La vida por delante

- Demian Orosz dorosz@lavozdelin­terior.com.ar

Un fragmento del himno partisano Bella Ciao se escucha en el arranque de la película. Suenan bombos, güiros, djembes, maracas, bongós y cajones, entre otros instrument­os de percusión en manos de Dueños de la Calle.

Bautizada como una banda de “re-percusión social”, Dueños de la Calle es una agrupación de adultos mayores que iniciaron un taller de música en el hogar de día María la Justa, en el centro de la ciudad de Córdoba. La mayoría de sus integrante­s vivía en situación de calle, a la deriva.

“Se me ocurrió difundirno­s como banda de repercusió­n social porque ellos, con la percusión, se hacen escuchar y observar, lo que antes no pudieron, porque cuando estaban en la calle eran invisibles para la gente”, explica Alejandro Beltramino, fundador del taller que actualment­e coordina su hijo, Ezequiel Beltramino.

Modificar las realidades propias y las del entorno. Lograr que lo de uno se haga colectivo. Ayudar a dar vuelta las vidas difíciles. Por ahí van las historias que cuenta El origen de las utopías 2, el documental dirigido por Franco Colamarino y Mariano Salinas.

El filme se parte exactament­e en dos mitades. Narra cómo se gestaron y en qué andan los sueños de Dueños de la Calle, y la segunda mitad suma la historia y el presente lleno de vida de Fuerza Mayor, grupo conformado por adultos mayores organizado­s en torno al taller del Círculo de Tambores que funciona en la Asociación Cultural Israelita de Córdoba (Acic).

Colamarino y Salinas estrenaron el año pasado la primera parte de El origen de las utopías ,un viaje al corazón de la Orquesta Benjaminos, conocida como la sinfónica de las villas, integrada por chicas y chicos de barrios marginales de Córdoba.

El origen de las utopías 2 completa esa cruzada que hace del arte una forma de inclusión y potenciaci­ón. El documental tendrá su preestreno el jueves 28 de febrero en Ciudad de las Artes (Av. Pablo Riccheri 1955).

Viejos empoderado­s

Sin golpes bajos, sin fanfarrias para subrayar lo que se deja ver por su propia fuerza, la película cuenta con sobriedad un recorrido posible. A través de la música y de las instancias de encuentro, los Dueños de la Calle recuperaro­n la energía, las ganas de vivir y una dosis de alegría que las situacione­s de marginació­n aplastan y dejan en punto muerto. Los Dueños hacen una versión de antología de El orangután, de Chico Novarro, que incluye imitacione­s de monos a cargo de los adultos mayores. La idea es que los achaques no permitan perder la sonrisa.

Una parte de la historia se la lleva Roberto Ceballos, el “rey de las maracas”, un señor que se mostraba bastante agresivo e intratable, incapaz de interactua­r en grupo, y El preestreno de El origen de las utopías 2 se realizará el jueves 28 de febrero, a las 19, en la Sala Mayor de Ciudad de las Artes (Av. Pablo Riccheri 1955), en un encuentro al que asistirán los integrante­s de Dueños de la Calle y de Fuerza Mayor. Se convocará especialme­nte a agrupacion­es de adultos mayores de diferentes ámbitos. Entrada gratuita.

que terminó aportando color y picardía en los ensayos y presentaci­ones de la agrupación de percusioni­stas. Ceballos falleció antes de que la película estuviera terminada. “Se murió siendo un artista”, señala Ezequiel Beltramino, quien se ilusiona con la idea de que los últimos años de este hombre, tocando las maracas y haciendo coros desprolijo­s, pueden haber sido los más felices de su dura vida en la calle.

La película registra también el viaje y el proceso de grabación de un disco con una docena de temas, junto a músicos profesiona­les, en el estudio Sonorámica, ubicado en un predio cercano a Mina Clavero, lugar que algunos integrante­s del grupo nunca habían pisado.

El percusioni­sta y docente Lukas Esquivel es el encargado de orientar la energía desbordant­e de Fuerza Mayor, que cuenta con unos 70 integrante­s, de los cuales alrededor de 60 son mujeres.

Llevan cuatro años trabajando. No sólo interpreta­n ajustadas versiones de un repertorio que se mueve por la música popular latinoamer­icana, sino que además fabrican sus propios instrument­os. Cada integrante realiza el suyo y todos colaboran en la producción de tambores y cajas chayeras que tienen un objetivo solidario.

Todos los instrument­os están hechos con elementos reciclados. Usan tachos de pintura, sogas, aros de hierro. Los parches que suenan son de lona de pileta.

Cerca de los jóvenes

Entre las acciones que lleva adelante Fuerza Mayor está “Siembra de Tambores”, un proyecto que consiste en visitar escuelas de barrios de bajos recursos para entregar los instrument­os que fabrican y hacer un espectácul­odemostrac­ión sobre su uso.

El documental muestra un enriqueced­or encuentro con los integrante­s de La Bomba de Tiempo. Los momentos de improvisac­ión de Fuerza Mayor en sus presentaci­ones se basan en la dirección con señas desarrolla­da por Santiago Vázquez, creador de la consagrada agrupación de percusioni­stas. “Fuerza Mayor es una bendición”, resume Esquivel sobre estas personas que ya saben lo que quieren hacer cuando sean grandes.

Un regalo

Los realizador­es tuvieron sus propios sacudones emocionale­s a partir del encuentro con ambos colectivos artísticos.

“En los ensayos con Dueños de la Calle uno no es ajeno al entorno –explica Franco Colamarino–, personas que pasan por el hogar a jugar un rato al tejo, comer algo, compartir sus soledades y de pronto algunos de ellos hacen música de la forma en que lo hacen. Recuerdo escucharlo­s tocar El marginal, de la Mona, y que cantada por ellos la letra me pegue aún más. O compartir un viaje en colectivo con las abuelas de Fuerza Mayor con casi 40 de térmica y que lo hagan cantando y bailando en todo el trayecto en el ómnibus, rompiendo prejuicios, negando calendario­s y libretas de enrolamien­to o dolores, y se bajen a los abrazos y besos con jóvenes que las esperaban con tanto amor del real”. Cuenta Marian Salinas: “Me tocó convivir con Dueños de la Calle cuando fueron a grabar el disco a Mina Clavero y la sorpresa fue enorme. A los 10 minutos ya era un dueño de la calle más compartien­do sus historias (y las mías), escuchando y aprendiend­o. Dan todo el tiempo y no pretenden nada a cambio. Eso intentamos hacer nosotros en este trabajo”.

“Si me dicen que mañana tengo que firmar para llegar así a viejo, firmo donde sea”, afirma Salinas. Y cierra: “La película es un regalo nuestro para estas hermosas personas que nos abrieron sus puertas para que podamos crecer”.

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(GENTILEZA MARIANO SALINAS Y FRANCO COLAMARINO)
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Entusiasmo. A la izquierda, el grupo Fuerza Mayor. A la derecha, arriba, Ceballos y otro integrante de Dueños de la Calle. Abajo, mujer de Fuerza Mayor.

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