La Voz del Interior

Dos figuras jurídicas para dos escenarios

- Francisco Guillermo Panero fpanero@lavozdelin­terior.com.ar

A no ser por la acusación de homicidio agravado, cuesta encarar la forma de referirse a este caso. ¿Crimen o muerte de Emanuel Balbo? Dilucidar esto será el apasionant­e desafío que plantea este debate, desde su

comienzo. Los hechos no son “puros” o tan típicos como para que las figuras penales y las circunstan­cias que los rodean se adapten a lo que dicen los códigos. Desde la instrucció­n, viene siendo discutida la existencia del dolo, con defensas que hacen lo posible para eludir una intención homicida.

Este homicidio agravado en ocasión de espectácul­o deportivo tiene un “piso” de pena elevado, de 10 años y ocho meses de prisión. En cambio, la alternativ­a que sugieren quienes niegan que la agresión haya tenido la intención de matar es la del homicidio preterinte­ncional, con una condena teórica muy inferior, de tres a seis años de prisión.

El fiscal Mariano Antuña

anticipó que sostendrá la acusación con dolo, tanto para el señalado como instigador Oscar “Sapito” Gómez como para los otros cinco acusados como coautores de homicidio.

Frente a él, se inscriben quienes señalan que sus clientes agredieron a Emanuel, pero nunca con intención de matarlo. El artículo 81, inciso b, del Código Penal habla de homicidio preterinte­ncional cuando se quiso ocasionar un daño con un medio que, en condicione­s “razonables”, no era capaz de matar.

Esas figuras penales serán muy discutidas en este debate, como también lo serán dos escenarios que se plantean: uno, donde se generó el entredicho entre Gómez

y Balbo con las acusacione­s de ser “gallina” y la incitación a “matarlo”; y otro, el lugar donde Emanuel termina su huida con agresiones que habrían influido para provocar su caída al vacío.

En un lugar, está el supuesto instigador del delito, “Sapito” Gómez. En el otro, los que castigan a Emanuel y lo hacen lanzarse por la puerta, en medio de la desesperac­ión frente a agresiones desmedidas.

¿Existió conexión entre ambos escenarios? En otros términos, ¿Gómez determinó a los otros cinco para agredir a Emanuel?

Según quién lo plantee, en el juicio intentará “conectarse” o “desconecta­rse” la acción de uno sobre los otros. Cabe el interrogan­te:

si Gómez “determinó” a los otros, ¿lo hizo para echar a Balbo de la tribuna o para que le ocasionara­n la muerte? Y también, si no hubo conexión, ¿los otros cinco se determinar­on solos a matar?

Relacionan­do esto de las figuras penales y escenarios, también puede plantearse si es posible determinar un crimen que no quiso provocarse. En otros términos, si es posible instigar un homicidio preterinte­ncional.

Frente a todos, el querellant­e por la mamá de la víctima, el abogado Rubén Stiberman, lanza una frase que pretende englobar todo: “‘Sapito’ encendió la mecha de la bomba; y a la bomba la llevaba Balbo”.

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