Todos se le animan a Macri Julián Cañas
Es una de las contradicciones más fuertes en la vida de los partidos. También en cualquier gobierno, máxime si es una coalición de fuerzas. ¿Las decisiones del líder se discuten o son palabra santa?
Desde su fundación en la década de 1940, el peronismo zanjó rápidamente ese debate. El que gobierna también conduce al partido. Una vieja regla no escrita por Juan Perón.
El peronismo cordobés es un claro ejemplo de eso. Pese a sus diferencias, José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti convivieron casi dos décadas respetando a rajatabla ese axioma de hierro.
En Cambiemos, la coalición gobernante a nivel nacional, se viven álgidas discusiones por temas de gestión y de estrategia electoral.
En su propio espacio, hoy parece que todos se animan a plantársele a Mauricio Macri.
Hubo muchos casos en los últimos días. En Córdoba, Ramón Mestre y Rodrigo de Loredo recibieron un mensaje claro del jefe de Gabinete, Marcos Peña, el alter ego del Presidente: debían bajar sus candidaturas. Pero no. Mantuvieron sus proyectos electorales, desoyendo la preferencia de la Casa Rosada por Mario Negri y Luis Juez.
En Mendoza, Santa Fe, La Pampa y Jujuy, los radicales también impusieron sus condiciones, contradiciendo el dedo presidencial.
El caso más reciente es el del díscolo Martín Lousteau, quien integra la comitiva oficial en la gira por Asia. Allí, desafió a Macri a ir a las Paso para dirimir el candidato presidencial de Cambiemos.
Las versiones indican que el enojo de Macri es tan profundo que pidió una reunión cara a cara con el exembajador argentino en los Estados Unidos.
Este estado deliberativo en la coalición gobernante tiene dos lecturas interesadas. Los oficialistas argumentan que es un síntoma de democracia interna. Para los opositores –en especial, los peronistas más pragmáticos–, es un signo de debilidad política del Presidente.
Las encuestas indican que la reelección de Macri depende de una mejora de la economía. Pero también hay cuestiones políticas que puede afectar esa ambición reeleccionista. Hasta en su propio espacio se le plantan al Presidente.