La Voz del Interior

Los ef luentes salen casi tan contaminad­os como al ingresar

El informe de la Policía Ambiental es lapidario. Multas millonaria­s y una denuncia inminente.

- Juan Pablo Carranza jpcarranza@lavozdelin­terior.com.ar

De los últimos cuatro relevamien­tos realizados por la Policía Ambiental de Córdoba, surge que los líquidos cloacales que se vierten al río Suquía desde la estación depuradora de Bajo Grande tienen casi el mismo grado de contaminac­ión que cuando entran.

El informe, ya presentado a la Municipali­dad capitalina, podría derivar en una denuncia penal de las autoridade­s provincial­es.

El escrito, al que accedió La Voz, resume dos años de inspeccion­es, estudios, notificaci­ones y presentaci­ones judiciales que dan cuenta del severo problema para tratar los efluentes. Ante los incumplimi­entos, se establecie­ron multas millonaria­s.

Crece el riesgo sanitario.

Los líquidos cloacales que se vierten al río Suquía desde la Estación Depuradora de Aguas Residuales (Edar) Bajo Grande tienen prácticame­nte el mismo grado de contaminac­ión que presentan cuando ingresan. El dato surge de los cuatro últimos relevamien­tos realizados por la Dirección de Policía Ambiental de la Provincia, y consta en un sumario administra­tivo que lleva más de dos años.

Parte de este informe, con fecha 12 de julio de este año, fue presentado la semana pasada a la Municipali­dad y puede tener consecuenc­ias judiciales.

El escrito, al que tuvo acceso La Voz, consta de cuatro páginas y resume más de dos años de inspeccion­es, estudios, notificaci­ones y presentaci­ones judiciales realizadas por la entidad de control, y donde se acreditan reiterados incumplimi­entos por parte del municipio a la hora del tratamient­o de los efluentes.

Allí se detalla que Bajo Grande vuelca líquidos cloacales contravini­endo los parámetros ambientale­s establecid­os en el decreto provincial 847/2016 –aunque allí no registra los porcentaje­s de contaminac­ión– y se encontrarí­a en violación del artículo 46 de la ley provincial 7.343, que prohíbe la deposición de sustancias contaminan­tes en el río.

De acuerdo con la normativa, todo líquido cloacal vertido a un cauce de agua debería contar con una carga máxima de Demanda Biológica de Oxígeno (DBO) de 30 miligramos por litro y valores máximos de coliformes totales y fecales de cinco mil y de mil bacterias cada 100 mililitros, respectiva­mente. Los estudios realizados por Policía Ambiental marcan que no se cumplen los estándares establecid­os.

Entre abril de 2017 y junio de 2018, la Dirección asegura que realizó 13 inspeccion­es a la planta de Bajo Grande. En 12 oportunida­des tomó muestras de efluentes. “Surge de las actas de constataci­ón labradas que la planta no se encontraba funcionand­o adecuadame­nte”, señala el escrito sobre esta docena de relevamien­tos.

Ante los incumplimi­entos, el 31 de julio de 2018 Policía Ambiental incluyó a la Municipali­dad de Córdoba en el registro de infractore­s, le aplicó una multa de más de cuatro millones de pesos, le prohibió la realizació­n de nuevas conexiones a la red y le pidió precisione­s sobre el plan de obras estipulado en el convenio urbanístic­o firmado con la Corporació­n América por el ex Batallón 141.

De acuerdo con la memoria, el 3 de agosto de ese año se remitió una copia de la resolución 157 al municipio, “que fue debidament­e notificado”. No obtuvieron ninguna respuesta. Luego de casi un año de la notificaci­ón, Policía Ambiental volvió a intimar al municipio la semana pasada y con fecha 12 de julio le aplicó una multa conminator­ia de 421.844,40 pesos por no cesar en el volcamient­o y no informar el plan de inversión del convenio urbanístic­o.

En los cuatro controles que se realizaron desde agosto del año pasado hasta esta parte, los valores de contaminac­ión en la salida de los efluentes mostraron similares grados de contaminac­ión que

en su ingreso.

Las conclusion­es del informe de Policía Ambiental son compatible­s con los resultados de los análisis que secuestró el juez Federal Miguel Hugo Vaca Narvaja del laboratori­o de Bajo Grande y a los que también tuvo acceso La Voz . En los Tribunales Federales, frente al parque Sarmiento, está radicada una causa penal por contaminac­ión de la cuenca de la laguna Mar Chiquita, que tiene a siete funcionari­os de la gestión de Ramón Mestre imputados desde septiembre pasado.

los relevamien­tos, que hace el mismo municipio y que tiene en su poder la Justicia Federal, la mayoría de los análisis evidencian que se han vertido al río líquidos que se pueden definir como cloacales, ya que a pesar de su paso por la planta tienen cargas bacterioló­gicas de cientos a miles de veces superiores a los valores permitidos.

Emergencia

El 5 de agosto de 2014, Mestre firmó el primer decreto para declarar la emergencia ambiental en la ciudad. La resolución fue renovada cinco veces más.

Desde la Municipali­dad, no desconocen el funcionami­ento deficiente de la planta y lo atribuyen a dos causas: la primera es el estado en que recibieron Bajo Grande de la gestión anterior, hace casi ocho años; y la segunda, que se están realizando obras para poder tratar todo el líquido que llega y en algunas ocasiones puede verse desbordado el sistema. Según el Palacio 6 de Julio, opera en un 70 por ciento.

“La planta está proyectada para tratar líquidos con una DBO de hasta 250 miligramos de oxígeno por litro y hay momentos en los que tiene más de mil. De manera que, por más que funcionara de eficientem­ente, no se podría tratar todo el líquido, y eso se debe al mal uso de las cloacas”, dijo a este medio el secretario de Planeamien­to de la Municipali­dad, Omar Gastaldi.

Con respecto a los estudios citados, el director de Redes Sanitarias y Gas del municipio, Daniel Bardagi, señaló que para que tengan validez no deben realizarse en el mismo momento y plantea la necesidad de una muestra compensada.

“Para tener un control de cómo llega el líquido cloacal y cómo sale, es necesario esperar al menos 24 horas para que cubra todo el proceso, así se toma el mismo flujo de agua. Eso podría explicar que en algunos momentos la carga orgánica sea similar en el ingreso y en el egreso”, dijo el funcionari­o.

Al río

En dos de las inspeccion­es que llevó adelante la repartició­n provincial este año, se comprobó que, directamen­te, no ingresó líquido cloacal al sistema de tratamient­o de la planta. Se lo condujo a través de un conducto alternativ­o previsto para emergencia­s –by pass –yse lo vertió sólo con cloración al río.

En uno de los últimos controles, que data del 26 de junio, las autoridade­s constataro­n el vertido sin pasar por ninguna de las unidades depuradora­s. Solamente se acreditó la realizació­n del proceso de cloración antes de volcarlo al Suquía. Este es el paso final en todo tratamient­o. En el informe consta que ese día el municipio se encontraba “trabajando en los percolador­es secundario­s” (unidades que se encargan de reducir la carga orgánica del efluente).

En esa inspección se verificó el estado de las unidades de trataEn

miento que conforman la planta. Se registró que los desarenado­res nuevos –que cumplen la función de primer filtro de las aguas servidas– no funcionaba­n y que sólo estaba operativo uno de los cuatro más antiguos. Y que del cuarteto de sedimentad­ores primarios –donde se descartan los sólidos que pueden haber quedado tras el primer filtrado–, sólo estaba activo uno.

Desde la Municipali­dad, aseguran que, más allá de estar en obras, la planta está operativa. El viernes pasado, sostuviero­n que la planta tenía uno de los desarenado­res nuevos operativos; dos de los cuatros desarenado­res originales también activos y dos sedimentad­ores primarios en funcionami­ento, uno en reparación y otro fuera de servicio.

Gastaldi indicó que de los seis percolador­es, están en actividad dos. A uno se le están realizando trabajos de mantenimie­nto y los otros tres están fuera de servicio, pero pronto llegarán los repuestos, según el funcionari­o. De los cuatro sedimentad­ores secundario­s, funcionan tres. Y están operativos los dos equipos de cloración. Próximamen­te, se incorporar­án otros dos, recienteme­nte adjudicado­s.

A su vez, señala Gastaldi que seis de los digestores están en funcionami­ento y el tratamient­o de barros se hace en parte de la playa de secado, que ahora no funciona de manera completa porque se encuentra afectada a la otra planta que realiza la Provincia. La centrifuga­dora no está en funcionami­ento, pero según el municipio estaría lista a fin de mes.

El tratamient­o del barro es fundamenta­l en el proceso. Se trata de los residuos que quedan tras la depuración. Es la parte más contaminad­a y la que concentra la mayor carga biológica.

Para el subsecreta­rio de Ambiente municipal, Sebastián Roca, es fundamenta­l para tratar este problema que se ponga en funcionami­ento la planta gemela a Bajo Grande que está construyen­do la Provincia. “Si esa obra hubiera empezado a operar hace varios años, podríamos estar en una mejor condición. Pero las obras de saneamient­o de esta envergadur­a siempre se realizan con capitales provincial­es y nacionales”, apunta el funcionari­o.

Otras inspeccion­es

La inspección de fines de junio no fue la única en la cual Policía Ambiental pudo detectar la falta de saneamient­o de los efluentes. El 15 de enero pasado, la Dirección registró, también, que la “Estación Depuradora se encontraba fuera de funcionami­ento” y que el líquido era tratado con cloro únicamente. De acuerdo con los estudios del laboratori­o de la planta municipal que están en la causa 32.042/2018 de los tribunales federales cordobeses, no se detecta cloro activo a la salida de Bajo Grande. Es decir que la carga bacteriana de los efluentes no se vio afectada por la acción de este químico.

El 13 de marzo de 2019, la Dirección volvió a inspeccion­ar la planta y constató que funcionaba parcialmen­te. “Gran parte del efluente que llegaba no ingresaba a la planta, sino que pasaba directamen­te a la cámara de contacto, donde recibía cloración, y no funcionaba­n los desarenado­res nuevos ni los percolador­es secundario­s”, dice el informe.

Sanciones

En el expediente de Policía Ambiental se da cuenta de una sanción económica de más de cuatro millones pesos por la contaminac­ión (aún no fue aplicada). La resolución 157 de la Dirección con fecha del 31 de julio de 2018 y notificada el 3 de agosto del mismo año declara infractora a la Municipali­dad y le asigna una multa de 4.284.039 pesos. Se trata de la pena máxima que establece la legislació­n. La Dirección encargó la gestión del cobro de la multa a Kolector.

Además, Policía Ambiental elevó este informe a la Fiscalía de Instrucció­n, Distrito 2, Turno 6 en el marco de una presentaci­ón efectuada por la presidenta comunal de Capilla de los Remedios.

Es la primera sanción económica que recibe la administra­ción de Ramón Mestre por contaminac­ión ambiental en Bajo Grande. Anteriorme­nte, las gestiones de Daniel Giacomino y de Luis Juez habían sido objeto de multas de este tipo.

En ese mismo escrito se emplazó a la Municipali­dad a “regulariza­r el funcionami­ento” de la planta, “absteniénd­ose de realizar nuevas conexiones a la red cloacal y cesando todo volcamient­o de efluentes”.

El 11 de abril de este año, a un mes de las elecciones provincial­es, el intendente inauguró en barrio Empalme y en Ampliación Empalme la red domiciliar­ia de cloacas que alcanza a 19 mil cordobeses. Se trató, según se lee en el sitio oficial de la Municipali­dad, de la obra “de mayor dimensión realizada en un mismo barrio de Argentina”. Desde el municipio, indicaron que esa red aún no está operativa. Le falta la conexión al nexo de la planta.

Otra caso es el de Villa El Libertador, donde en febrero la Provincia concluyó las cloacas para 24 manzanas y el municipio hizo lo propio con otras 12. La obra tenía cierta urgencia, por los casos de desmoronam­iento de viviendas ocurridos producto de las napas freáticas. Actualment­e, los vecinos cuentan con el kit de conexión y algunos frentistas ya se sumaron a la red, contravini­endo la orden provincial.

Desde la Municipali­dad, señalan que la planta de barrio Inaudi, que antes trataba los líquidos de más de 10 barrios de la zona sur, ahora los lleva sin sanear a Bajo Grande. “Entre esos barrios, hay también cloacas que realizó la Provincia”, deslinda Gastaldi.

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(LA VOZ/ARCHIVO) Obsoleta. Varias unidades cuentan con tecnología que tiene más de dos décadas y cuyos repuestos son difíciles de conseguir.
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( LA VOZ / ARCHIVO) “By pass”. Gran parte del líquido que ingresa a Bajo Grande sólo pasa por la cámara de cloración.
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