La Voz del Interior

¿Quién es el custodio del presunto narco asesinado en Río Cuarto?

Gabriel Bossi, el amigo del presunto narco asesinado Claudio Torres, tiene un historial de robos y de condenas. Le decían “Rambito”, y se jactaba de manejar un millón por mes y de cambiar su auto seis veces por año. Lo señalan como presunto cabecilla.

- Denise Audrito Correspons­alía Río Cuarto

Gabriel Bossi cumplió 41 años en la Unidad Penitencia­ria 6 de Río Cuarto, hace un mes. Está procesado, igual que otras 20 personas, en la causa de narcolavad­o. Es considerad­o uno de los cabecillas.

Fue el gran compañero de Claudio Lorenzo Torres, el llamado “zar de la droga”. El 16 de enero, poco antes de las 20.30, Torres y Bossi llegaron en un Audi TT desde Buenos Aires hasta Laprida 1264, en barrio Fénix, de Río Cuarto. Supuestame­nte cuando Bossi entró en el baño de la casa, Torres fue acribillad­o a balazos por dos sicarios en la vereda.

El crimen profundizó la investigac­ión federal iniciada en 2014 por el juez Carlos Ochoa. Bossi quedó detenido pocos días después por narcolavad­o. En su indagatori­a contó que tenía una relación de 21 años con Torres, que se hicieron amigos cuando compartier­on una celda en Chubut.

Entonces, a Bossi lo apodaban “Rambito”. Era menor de edad cuando cayó detenido por robo, en Puerto Madryn, en 1995. En 1997 sumaría otro antecedent­e por “amenazas con arma”.

Al cumplir 18, a Bossi lo pasaron al pabellón de mayores. Lo pusieron con Torres, quien tenía tres años más. El riocuarten­se estaba preso por “proxenetis­mo”. Allí comenzó a oficiar de guardaespa­ldas. Bossi declaró que en varias oportunida­des “le salvó la vida” a su “amigo”. Dijo que impedía que lo agredieran porque Torres “no era muy querido por el delito por el que estaba imputado”.

Compartier­on 1998 en el penal del sur. Bossi salió primero. Como no tenía buena relación con su familia, prácticame­nte vivía en la calle. Cuando Torres recuperó la libertad, en 2000, lo llevó a Río Cuarto a vivir con él y sus padres.

Con el tiempo, Bossi se mudó con una mujer. En 2001 cayó preso por tercera vez, por un hecho contra la propiedad. Estuvo detenido hasta 2002. Apenas lo liberaron, se sumó a una banda de boqueteros que actuaba en connivenci­a con dos policías.

Los atraparon con moladoras,

barretas y armas en Sampacho, a punto de reventar la caja fuerte de una cooperativ­a. Nunca se pudo esclarecer si estuvieron involucrad­os en otros dos robos a cooperativ­as de la región.

Bossi recuperó la libertad en 2005. Buscó a Torres, pero este se hallaba prófugo. Vivió en España hasta que prescribió una condena que tenía por lesiones graves contra una mujer. Ese fue el único antecedent­e penal que tuvo el presunto capo narco.

La plata del exsuegro

En abril de 2008, junto con Adrián Pedro Andrada (actualment­e preso por otra causa), Bossi fue detenido por portación de arma y un robo perpetrado en Bell Ville. Estuvo alojado en las cárceles de Villa María y de Río Cuarto.

Por entonces, ya era pareja de Lucía “Cory” Vargas, quien junto con su padre, José “Pepe” Vargas, y su hermano, José Francisco “Yaca” Vargas, fueron condenados por el secuestro del joven Nicolás Sabena, desapareci­do en septiembre de 2008 en Río Cuarto.

Según una investigac­ión de 2010, realizada por el juez federal Ochoa, el hermano de Cory, “Yaca”, quería utilizar a Sabena como “mula” para repartir droga, “actividad que antes estaba a cargo del condenado Gabriel Bossi”. Se presume que cuando Sabena, que habría tenido una relación con Cory, quiso alejarse de ese submundo, lo ultimaron.

La madre de Nicolás, Rosa Sabena, denunció al exjefe de Investigac­iones de la Policía, Gustavo Oyarzábal (procesado y preso como partícipe de la banda Torres) porque presuntame­nte les avisaba a los Vargas antes de los allanamien­tos.

A principios de 2013, Bossi también salió de la cárcel. Enseguida volvió a caer por el robo a una joyería ubicada a media cuadra del juzgado federal.

En la madrugada del domingo 20 de abril de 2014, Bossi y sus cómplices entraron por los techos a la joyería El Orfebre, en Sobremonte al 1000. No alcanzaron a abrir la caja fuerte, pero se llevaron un mostrador completo de relojes, de aros y de alhajas de oro. Como es una zona bancaria, había cámaras y la Policía logró detenerlos.

En tanto, el 24 de junio del 2014, “Cory” Vargas, su padre y su hermano fueron condenados por el “secuestro coactivo” de Nicolás Sabena. Según Rosa, la madre del joven, Claudio Torres comenzó a visitar a Bossi y a los Vargas en la cárcel. Les proveía “de todo tipo de cosas y hasta le habría llevado a ‘Cory’ una cinta para correr”.

Gracias al programa de “estímulos educativos”, a Bossi le acortaron la pena cinco meses y salió en libertad en noviembre de 2016. Según su indagatori­a, entonces Torres lo invitó “a trabajar con él, en la compravent­a de autos”.

Bossi, quien ya estaba en pareja con otra mujer (Tatiana Gallo, también procesada ahora por narcolavad­o), declaró que su exsuegro Vargas, quien había vendido su quinta por entre tres y cuatro millones, le entregó el dinero de la operación para prestársel­o a Torres a cambio de una ganancia. Señaló que “a él se le presentaba­n negocios” porque tenía “contactos” con concesiona­rias “que le daban vehículos sin papeles para que los negociara”.

El resto de la historia la cuenta la investigac­ión del narcolavad­o. Para el juez federal, Bossi era el principal socio de Torres, a quien llamaba “primito”. Nunca tuvo un trabajo registrado y le hallaron más de una docena de seguros de auto a su nombre, dos anillos de oro Bulgari y 400 mil pesos envueltos en papel film debajo de la alfombra de un auto.

En las últimas escuchas de la Policía de Seguridad Aeroportua­ria (PSA), Bossi invitó a alguien a trabajar con él y le aseguró que manejaba un millón de pesos por mes, que en un año había cambiado seis veces de vehículo y que al monto de dinero que tenía lo iba a triplicar.

Una cabo de Policía declaró que tras el crimen de Torres le sorprendió “la larga conversaci­ón que tuvo Oyarzábal con Bossi, en un lugar apartado, donde estaban todos, con anteriorid­ad a ordenar los registros del auto y de la casa”.

Dijo que no secuestrar­on los celulares, no dejaron consigna en la casa y que Bossi se fue en el Audi TT.

¿Amigo o socio?

Para el juez federal Ochoa, Bossi es coautor penalmente responsabl­e del delito de “organizaci­ón y financiami­ento de actividade­s propias del narcotráfi­co agravado por la intervenci­ón de tres o más personas en forma organizada; y autor penalmente responsabl­e de “lavado de activos de origen delictivo agravado por haber sido cometido con habitualid­ad”, en concurso real.

Según Ochoa, Bossi, el extinto Torres, Andrés Hernán Rivarola y el prófugo Cristian Ortiz tenían “una posición de predominio sobre los hechos en los que habrían intervenid­o, resultando una nota caracterís­tica de ello su capacidad para coordinar los medios, planificar estrategia­s y dirigir recursos”. Habrían sido los cabecillas.

Bossi declaró en su indagatori­a que Torres “no era una buena persona con el resto”, pero a él lo respetaba. Aseguró al juez que nunca se inmiscuyó en los negocios del “zar” y que sólo le pedía una ganancia por lo que hacía con los autos con la plata prestada por su exsuegro.

Sostuvo que le pagaba el sueldo a María Luján López de Bravo, quien estuvo presa con “Cory” Vargas, y cuando salió se ocupó de cuidarle una de las propiedade­s de los Vargas. La mujer también llevaba “encomienda­s” a la cárcel. Esa vivienda (ubicada en Leyes Obreras 359), según la PSA, se habría utilizado para almacenar y fraccionar droga.

Bossi también afirmó que la relación con Torres no era tan asidua en los últimos meses porque él “estaba muy de novio, a punto de casarse, y muy allegado a la Iglesia Evangelist­a”. Contó que, tras el homicidio, devolvió el Audi TT porque se lo pidió el dueño, que es de Buenos Aires, y se trajo el Peugeot que habían dejado con Torres.

Su pareja, Gallo, a quien el juez le otorgó el beneficio de la detención domiciliar­ia porque tiene dos hijos menores de edad, fue procesada como “partícipe necesaria de lavado de activos de Bossi”.

Viejos conocidos Oyarzábal, el exjefe de Investigac­iones detenido como presunto integrante de la banda de narcolavad­o, aseguró en su defensa que en su carrera detuvo dos veces a Bossi por robo. Y sobre las dudas en torno de su accionar la noche del crimen, enfatizó que sólo obedeció órdenes del secretario del fiscal, Esteban Rosales.

EN LA CAUSA POR NARCOLAVAD­O, HAY ESCUCHAS EN LAS QUE BOSSI HACE GALA DE SU ALTO PODERÍO ECONÓMICO.

 ?? (TOMY FRAGUEIRO/ARCHIVO) ?? Acusados. El juez dictó 20 procesamie­ntos, ocho de ellos con prisión preventiva.
(TOMY FRAGUEIRO/ARCHIVO) Acusados. El juez dictó 20 procesamie­ntos, ocho de ellos con prisión preventiva.
 ?? (FACEBOOK) ?? En la mira. Gabriel Bossi, sindicado como cabecilla.
(FACEBOOK) En la mira. Gabriel Bossi, sindicado como cabecilla.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina