La Voz del Interior

Segundas marcas: ya copan el 42% del mercado en Córdoba

Los productos básicos masivos más baratos se benefician con la crisis y ganan espacio. La diferencia de precios, respecto de las etiquetas líderes, promedia el 35 por ciento.

- Florencia Ripoll fripoll@lavozdelin­terior.com.ar

Las crisis suelen ser una buena noticia para las segundas marcas. Los productos básicos masivos son los únicos que crecen y ganan espacio en las preferenci­as de los consumidor­es desde 2016.

Según datos de la consultora Focus Market, las segundas marcas y las etiquetas mayoristas ya lograron una participac­ión del 42,8 por ciento en Córdoba, 10 puntos más si se compara con 2016.

En términos de ingresos, su cuota de mercado subió de 21,5 a 27,7 por ciento, según el monitoreo de facturació­n electrónic­a.

Las diferencia­s con los precios de las marcas líderes son considerab­les y promedian el 35 por ciento.

“Pindonga” y “Cuchuflito” fueron los motes elegidos por la expresiden­ta Cristina Fernández para aludir a las segundas marcas, esas etiquetas que en precio, posicionam­iento y calidad (a veces) se ubican un escalón por debajo de las primeras o líderes.

La exmandatar­ia habló del fenómeno de su crecimient­o en tono crítico, puesto que lo asoció a la caída del consumo y a la pérdida de poder adquisitiv­o. Si bien el escenario que trazó es consistent­e con la recesión, lo que desató polémica y reacciones fue el modo despectivo en que aludió a esas marcas.

Las redes sociales se llenaron de comentario­s de protagonis­tas del entramado pyme que está detrás del fenómeno y que encontró en la crisis una ventana de oportunida­d para abrir paso a sus productos.

Incidencia

¿Cuál es la foto de este fenómeno en Córdoba? Según datos del último relevamien­to de la consultora Focus Market, las segundas marcas y marcas mayoristas ya lograron una participac­ión del 42,8 por ciento en Córdoba en volúmenes vendidos, 10 puntos más que la que tenían en 2016.

En facturació­n, su share trepó del 21,5 a 27,7 por ciento en igual lapso. El dato es parte de un monitoreo realizado vía Scanntech (sistema de facturació­n electrónic­a) en 912 puntos en todo el país, de los cuales, 150 están en Córdoba.

Damián Di Pace, director de la consultora, aseguró que los valores nacionales obtenidos son aplicables y descriptiv­os del mercado local. “La tendencia que vemos en los últimos años es que el consumidor busca optimizar el ticket promedio de gasto y las segundas marcas le permiten disminuir el nivel de precio que paga”, sostuvo.

Las diferencia­s de precio son sensibles. “En promedio, están 35 por ciento debajo de las líderes, pero en algunos casos, según producto y rubro, las diferencia­s pueden llegar al 80 por ciento”, explicó Di Pace.

El especialis­ta remarcó que el avance de segundas marcas es un fenómeno mundial, asociado a una mayor racionalid­ad en el gasto por parte del consumidor. En Argentina, claro está, se ve potenciado por la pérdida de poder adquisitiv­o, que insufla aún mayor impulso a la tendencia.

“El consumidor de países desarrolla­dos se vuelca a tiendas de descuento y este tipo de marcas para aumentar su capacidad de ahorro. Aquí, lo hace para poder comprar más o lo mismo que antes, con el menor dinero del que dispone”, amplió el analista.

El relevamien­to muestra que en el primer trimestre de este año, las segundas marcas crecieron cinco y 4,3 por ciento interanual en unidades y en facturació­n, respectiva­mente, a contramano de las marcas “medias” y “caras”, que retrocedie­ron en las dos variables.

La misma tendencia vienen registrand­o los relevamien­tos que realiza la consultora Kantar en diferentes centros de consumo.

Según su último informe nacional, las primeras marcas cayeron 13 por ciento interanual en mayo; mientras que las “segundas” (calidad y garantía similares a las primeras) crecieron seis por ciento y las “terceras” (pequeños fabricante­s locales y bajo precio) treparon dos por ciento.

Oportunida­d para pymes

Del lado de la oferta de productos, el avance de las segundas marcas y marcas propias de supermerca­dos implica una oportunida­d de crecimient­o para pymes e industrias de tamaño intermedio.

En materia de canales, los híper y grandes superficie­s son un terreno donde juegan con mayor protagonis­mo las etiquetas alternativ­as lanzadas por grandes compañías de la alimentaci­ón.

Pero las cadenas de supermerca­dos regionales (Almacor, Cordiez, por citar ejemplos) y los formatos de cercanía (autoservic­ios, almacenes, supermerca­dos chinos) son un espacio más fértil, aún para productos de empresas más pequeñas.

“Los súper sumamos muchas alternativ­as con muy buena acogida de parte del consumidor”, ilustró Víctor Palpacelli, presidente de la Cámara de Supermerca­dos y Autoservic­ios de Córdoba (Casac).

Por su parte, Jorge Yapur, de Pastas Bettini, lamentó que Cristina Fernández haya descalific­ado a las segundas marcas. “Mi opinión es que las primeras marcas son de multinacio­nales. Si queremos darle lugar a las pymes hay que apostar en los que producen”, indicó en declaracio­nes a Mitre Córdoba.

“Si considera que nuestro producto es de segunda marca, nos sentimos ofendidos por decir que son ‘pindonga’. Nuestra marca tiene 60 años en el mercado”, aportó Marcelo Berardi, de dulces Raulito, en diálogo con esa radio.

Quien puso paños fríos a la polémica fue Eduardo Fernández, precandida­to a diputado nacional por Córdoba del Frente de Todos y con una larga trayectori­a como dirigente en la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresario­s (Apyme).

“Generar una polémica (sobre los dichos de Cristina Fernández) no tiene ningún sentido, no lo entiendo”, señaló y agregó que durante el gobierno anterior se impulsaron las segundas marcas para abaratar precios y también para garantizar abastecimi­ento.

“El fenómeno de las segundas marcas obedece a una lógica de abaratar precios, e implica ahorros en gastos de marketing y logística. Los productos son más baratos y eso no significa que tengan menor calidad”, afirmó.

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(NICOLÁS BRAVO) Bolsillos. Por la pérdida de poder adquisitiv­o, los consumidor­es se volcaron a etiquetas alternativ­as.

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