La aparición del “Cartonero” Báez y la violencia del gran campeón
VOS Monzón, la serie.
El glamour, los excesos, la rebeldía, la violencia: esos condimentos definen a aquel Carlos Monzón de comienzos de la década de 1970, encumbrado en lo deportivo pero con una vida que comenzó a complicarse más de la cuenta.
El séptimo episodio de Monzón, la serie mostró mucho más que el inicio de la relación entre el deportista (interpretado en su juventud por Mauricio Paniagua) con la gran figura de Susana Giménez (Celeste Cid).
A partir de aquí, esta nota contiene spoilers.
La ficción dirigida por Javier Braceras sostiene muy en alto el ritmo y la tensión de los seis capítulos anteriores, y profundiza la transformación de aquel joven humilde de Santa Fe en la gran figura del deporte mundial, admirado por Alain Delon, codiciado por las mujeres, solicitado por los medios y sufrido también por quienes necesitaban sostenerlo en su carrera.
Indómito arriba y debajo del ring, violento, fumador, bebedor, de pocas pulgas, aquel boxeador encumbrado no pudo ni supo manejar la fama y el éxito que llegaron de golpe.
La historia del “presente”, el momento del asesinato de Alicia Sandro, de América, Muñiz en 1988 y aquel pasado glorioso se van acercando, cuando transcurrió más de la mitad de los 13 episodios que tendrá Monzón, la serie.
Durante la investigación por la muerte, apareció con fuerza la figura del “Cartonero” Báez, aquí llamado “el Ciruja” Sainz (muchos personajes tienen los nombres cambiados). “Pide ver cómo la fajaba. Él le pegó dos cachetazos, un, dos, un, dos, como a Benvenutti... La agarró del cogote y la levantó en el aire como un perrito, y ahí vi cómo se le aflojaron los brazos y cayó al suelo”, relató al fiscal Gustavo Parisi (Diego Creorquídeas, Los martes, Clarín monesi, siempre brillante). “Monzón se puso como loco. Abrió la ventana, se la cargó al hombro como una bolsa de papas y la tiró por el balcón”, continuó.
El relato del cartonero no fue clave en el juicio, pero sí en el tratamiento mediático del caso, y a la serie le aporta dramatismo y le da un giro a la investigación.
Monzón, la serie transita desde el sexto capítulo su etapa más oscura, y comienza a exponer con fiereza la violencia del deportista en todas sus acciones. Incluso cuando le toca coquetear en glamorosos hoteles parisinos, disfrutando de los excesos.