La Voz del Interior

El vuelo perpetuo de Brown

- Hugo García Pase al gol hgarcia@ lavozdelin­terior. com. ar

Cuando se va un tipo como José Luis Brown, y a los 62 años, hay una rutina de preguntas que se lanzan a los medios y que buscan determinar si se fue feliz o si el medio al que tanto le dio le retribuyó de la misma manera, y cosas por el estilo. Propongo hacer un punto y aparte y cambiar la variable de tratar de dar detalles de cómo se fue “el Tata”, para referencia­r cómo vivió.

De cómo entró en la memoria colectiva con aquella inolvidabl­e selección campeona del mundo de 1986. Porque si Argentina ganó con el genio inigualabl­e de Diego Maradona, fue porque también existieron tipos como Brown, capaces del asombro como en el cabezazo del 1- 0 ( único gol en 36 partidos de selección) por encima del propio “10” en la final ante Alemania y de pasar a convivir con el dolor en pocos minutos y hasta el final del juego a partir de la lesión que le provocó adrede Dieter Hoenes. “Tenía un dolor insoportab­le. Le dije al doctor Madero: ‘ Ni se te ocurra sacarme, no salgo ni muerto’. Me mordí la camiseta, le hice dos agujeros para meter los dedos y finalizar así. Ni loco dejaba esa final”, le supo contar a LaVoz, en una de las tantas veces que fue requerido.

Nadie le quitó esa gloria a

“Bron”, como le decía Bilardo. Cómo le iba a poner límite a alguien que si se lo pedía hubiera sido capaz de dar un brazo por la causa nacional. “El Narigón” ya lo sabía del Estudiante­s con el que había sido campeón. Pero en un mundial y sin tener equipo ( la dupla López- Cavallero le había bajado el pulgar en Español) era abrir una expectativ­a que sólo tipos como “el Tata” podían cubrir. El lugar del gran Passarella ( fuera por un problema de salud) fue de Brown. Domó la ansiedad, los dolores en la rodilla y llegó a la final... sin dormir. Nunca se cansó, no quería esperar para la gloria. “Estaba pasado de vueltas, aparte con el gol, ¿ sabés qué? El destino y Dios quisieron que el único gol fuera en la final. Ese gol me cambió el documento. Desde entonces pasé a ser: ‘ José Luis Brown, el que hizo el gol en la final del mundo’ Yo nací en Ranchos, pero mi segunda casa, desde ese día, fue el Azteca. Donde marqué ese tanto”, contó en el 100 por 100 de El Gráfico en 2011.

Antes y después tuvo una carrera sacrificad­a como jugador y DT, pero para el fútbol argentino fue “el Tata”, héroe glorioso del hombro roto, que superó todos los obstáculos. El alzheimer se lo llevó temprano, pero en la memoria de todos “el Tata” sigue ahí, volando detrás de Harald Schumacher para anotar de cabeza. Gracias por ese ejemplo.

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