La Voz del Interior

A hondazos, atacaron un colectivo en la ruta e hirieron a un pequeño

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Cuando vio a la pandilla de chicos que apuntaban con gomeras a la vera de la ruta, ya era demasiado tarde. Intentó acelerar y alejarse, pero las piedras comenzaron a golpear. El chofer del colectivo declararía luego que fueron varias las pedradas. Una de las piedras destrozó una ventanilla y los vidrios dieron contra un chico de 4 años que iba con su familia.

La fortuna hizo que ni la pedrada ni los vidrios causaran heridas de importanci­a. De todas maneras, las astillas causaron algunos cor

tes. El pequeño fue atendido por médicos y está fuera de peligro.

Todo sucedió el pasado martes, cerca de las 19, en variante Juárez Celman, a la salida de la ciudad de Córdoba, antes de Juárez Celman.

Por el ataque, la Policía controló y aprehendió a seis jóvenes de entre 12 y 15 años. Todos fueron devueltos a sus padres.

“Creemos que los chicos lo hicieron como una travesura... No fue para cometer un robo. Muchos chicos, y a veces no tan chicos, lo hacen como una broma, una travesura”, contó una fuente policial.

Faltaba poco para que oscurecier­a el pasado martes cuando una pandilla de chicos agredió a un colectivo que se dirigía desde la Capital hacia la ciudad de Villa de María de Río Seco.

“Estos chicos y jovencitos comenzaron a arrojar piedras contra el ómnibus que iba en pleno movimiento. Uno de los proyectile­s atravesó una ventanilla y las astillas afectaron a un chiquito”, confirmó el titular de la Departamen­tal Colón, Rubén Turri. “Casi todos tenían gomeras. Podría haber sido peor, pero afortunada­mente el chiquito está bien”, indicó el comisario mayor.

Corridas

El conductor del colectivo siguió un trecho y logró pedir ayuda a una patrulla policial que, por frecuencia, alertó sobre el ataque.

Mientras se convocaba a una ambulancia de un servicio de emergencia­s, unas patrullas montaron un operativo, dado que los autores de las pedradas habían escapado a través de un campo.

Cuando los uniformado­s lograron dar con ellos, no podían creer que fueran tan chicos. El menor tenía 12; y el mayor, 15. “Vos los hubieras visto. Eran todos muy chicos”, comentó un policía.

Los ataques a pedradas contra vehículos son frecuentes en esa zona de alto tránsito. Sin embargo, así como muchas veces se trata de “travesuras” –pese al riesgo humano que esos ataques conllevan–, en varias oportunida­des se lanzan cascotes (o se dejan ladrillos o pedazos de cemento en la ruta) con la finalidad de que los conductore­s se detengan y sean asaltados por ladrones.

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(POLICÍA) Hallazgo. Las “gomeras” secuestrad­as por los uniformado­s.

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