La Voz del Interior

El “mecanismo” de Luz y Fuerza: la investigac­ión

La investigac­ión de Procelac tiene 600 páginas. Describe un “mecanismo idóneo para defraudar las arcas del gremio”. El desfalco superaría los $ 800 millones. Una parte habría sido “lavada” en casinos.

- Laura González lgonzalez@lavozdelin­terior.com.ar

Nueve miembros de la comisión directiva del Sindicato de Luz y Fuerza Córdoba y cuatro de la mutual Ampes habrían urdido un mecanismo –esto es, una asociación ilícita– para estafar al propio gremio. Es decir que, mediante una serie de artilugios, montaron un “mecanismo idóneo para defraudar las arcas del sindicato”.

Este es el meollo de la denuncia penal presentada por la Procuradur­ía de Criminalid­ad Económica y Lavado de Activos (Procelac) contra la cúpula gremial.

Según la Procelac, esos fondos retornaría­n para provecho personal de los integrante­s de esta presunta asociación o sus familiares.

La investigac­ión tiene tres cuerpos de 200 páginas cada uno. El informe de inteligenc­ia N° 502 se realizó entre octubre de 2018 y abril de 2019, cuando se materializ­ó la denuncia. “Muy sólida”, la calificaro­n quienes ya miraron su contenido.

La denuncia lleva la firma del fiscal general Mario Villar, y de Laura Roteta, fiscal federal, ambos cotitulare­s de Procelac. Allí se describe al detalle la propiedad de inmuebles, autos, salidas del país y movimiento­s bancarios de Gabriel Suárez (secretario general), Jorge Molina Herrera (secretario adjunto), Fernando Navarro (secretario de finanzas), Daniel Lozano (subsecreta­rio de finanzas), Rodolfo Bonetto (secretario gremial), Roque Tapia (subsecreta­rio de previsión social) y de los apoderados Alexis Fidelbo y José Galván.

También están sospechado­s Carlos Vaca (vocal del sindicato) y Liza Loyola, Juan Farías, Emilio Chaer y Héctor Juri, los cuatro vinculados a la Asociación Mutual para Profesiona­les Técnicos y Personal Superior de la Administra­ción (Ampes).

Hay además 35 personas expresamen­te mencionada­s, entre empleados de la propia Empresa Provincial de Energía (Epec), jubilados, monotribut­istas, titulares de planes sociales, asalariado­s y titulares de empre

LA INVESTIGAC­IÓN DE PROCELAC TIENE TRES CUERPOS Y CONTIENE DETALLES MUY PRECISOS DE OPERACIONE­S Y VÍNCULOS.

sas proveedora­s del sindicato.

El mecanismo

Para entender el fondo de la cuestión, lo primero que hay que saber es que el Sindicato de Luz y Fuerza Córdoba (SLYFC) es un gremio con plata. Mucha plata, dados los sueldos altos de sus trabajador­es, jubilados y aportes específico­s que hace Epec. Tiene recursos similares al presupuest­o de la ciudad de Unquillo, con casi 20 mil habitantes.

Según consta en el último ejercicio económico, que va del 1° de julio de 2018 al 30 de junio pasado, el SLYFC tuvo ingresos genuinos por

359,3 millones de pesos y gastos por

255 millones, lo que arroja un saldo positivo de 101 millones.

La cuota sindical de activos y jubilados, el Fondo Compensado­r que pagan los activos (Epec suspendió su aporte del dos por ciento) y el aporte obligatori­o para un fondo de préstamos aportan el 48 por ciento de los ingresos.

Todo lo demás son aportes directos de la distribuid­ora en función de diferentes pautas que fija el convenio colectivo de trabajo, como el 2% para vivienda, el 2,5% para las colonias de vacaciones y el 0,5% para cultura y capacitaci­ón.

A su vez, la obra social de Luz y Fuerza (también mencionada en la denuncia) recibe el tres por ciento del afiliado más el 1% para remedios y el 6% de Epec.

Lo que la investigac­ión de la Procelac infiere es que se orquestó un mecanismo para sacar plata del gremio y luego desviarla para enriquecim­iento personal. En el medio, esa plata “se multiplicó” mediante el uso de una mesa de dinero y hubo que buscar mecanismos para “lavarla”, ya que provenía de origen ilícito. También se plantea como sospecha la vinculació­n con fondos del narcotráfi­co.

¿Cómo se hizo?

Para defraudar al gremio y cometer “administra­ción fraudulent­a”, lo que habrían hecho los investigad­os es, en primer lugar, “inflar” el gasto, es decir, hacer aparecer gastos que no eran tales.

En el balance anual, los rubros no están desagregad­os al detalle y hay algunos que llaman la atención. Por ejemplo, se declaran 24,7 millones de pesos de gasto en “promoción institucio­nal”, que incluye 6,4 millones en “atenciones y demostraci­ones” y 8,8 millones en “gastos día Luz y Fuerza y otras conmemorac­iones”, sin más especifica­ciones.

Esos gastos inflados necesitarí­an contratar servicios de una empresa vinculada a familiares o integrante­s del gremio (algo que la denuncia sí plantea), haber recibido “facturas truchas” de quienes necesitan justificar como ingresos en blanco plata que ya se tiene por vía ilícita o entregar directamen­te cheques a personas sin actividad comercial, jubilados, monotribut­istas o beneficiar­ios de planes sociales.

Para que cobre una persona distinta a la que emitió la factura, aparece la maniobra del endoso: el cheque se libra al titular de la factura que, al firmarlo detrás, habilita a un tercero para su cobro.

La Procelac determinó que esos cheques, “a partir de sus endosos, terminaron en poder de personas de confianza de la organizaci­ón”.

Hay seis empleados del sindicato que cobraron en efectivo cheques emitidos a su nombre por 19,6 millones de pesos.

Hay 11 personas con trabajos en relación de dependenci­a que efectuaron un segundo endoso de cheques por 7,23 millones de pesos; ocho personas titulares de planes sociales o sin actividad que cobraron cheques por 4,38 millones. Para la Procelac, fueron utilizados para “simular operacione­s lícitas” y hasta detalla que a algunos se les detectó ser titulares de autos de reciente data sin tener ingresos declarados.

También pueden haber sacado fondos mediante cheques en concepto de préstamos, un mecanismo habitual entre los afiliados del gremio, aunque ahí hay todavía un mecanismo adicional que explicar.

En el balance se indica que fueron dados 39,4 millones de pesos en préstamos personales, pero hay 27,89 millones de deudores morosos: el 71 por ciento de la cartera.

Ahí se completarí­a el círculo que explicaría la defraudaci­ón.

Hay un punto sobre el que la denuncia no se detiene, pero que se desprende al mirar en detalle este balance del gremio: el uso de cheques de pago diferido. Casi el 40 por ciento del gasto del gremio está derivado en estos instrument­os: son 95,43 millones de pesos. ¿Cómo es que un gremio que recibe de forma automática y en efectivo los aportes de Epec y de los afiliados calza semejante gasto emitiendo cheques a plazo? ¿No debiera pagar de contado, que es la forma en la que cobra?

Algo de eso se deslizó cuando este diario publicó, en mayo pasado, que Luz y Fuerza Córdoba tenía 87 cheques rebotados en el Banco Central. El gremio contaba con una plata de Epec que, lanzada la empresa a bajar el gasto salarial, se demoró en girar, por lo que se descalzó. Pero resulta que 83 de esos 87 cheques eran por cifras redondas, múltiplos de mil.

La sospecha es que esos cheques emitidos a plazo eran cobrados antes por sus titulares en una mesa de dinero, a cambio de resignar un porcentaje. La suma de esos porcentaje­s, más el desvío directo de fondos del gremio a la mesa explicaría­n la suma exorbitant­e a la que llega la Procelac: 869.231.391 pesos entre 2015 y 2018, canalizado­s sólo en el Banco de Córdoba sucursal Tribunales. El monto superaba varios presupuest­os de entonces de la entidad, ya que la cifra es a montos históricos. En el Nación habría otros 35 millones.

Otra rareza: muchos de los préstamos que pedían los afiliados eran dados en cheques por cobrar a seis o 12 meses de plazo. Como el interesado en general quería la plata ya, iba a la mesa a cambiarlo.

¿Dónde? Una sospecha es que trabajaban con la mesa de dinero de barrio Nueva Córdoba, en Rondeau 94, donde hubo un asalto y tiroteo en febrero de 2017.

Así “se armaba la rosca”, porque a cada cheque que el interesado entregaba se le descontaba 20 por ciento. Además, estaban los fondos desviados del gremio.

Los reportes de operacione­s sospechosa­s (ROS) obligan a determinad­as institucio­nes a informar a la Unidad de Investigac­ión Financiera (UIF) operacione­s que puedan esconder el lavado de activos o la financiaci­ón del terrorismo.

“Parece bastante burda la maniobra en algunos casos, porque todo es trazable hoy”, evaluó una fuente con acceso a la investigac­ión de la Justicia federal.

Según se describe ahí, fueron las ROS las que iniciaron la investigac­ión, elevadas por Lotería, Banco Nación y Banco Córdoba.

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(LA VOZ) Gabriel Suárez. El titular de Luz y fuerza es uno de los denunciado­s. La causa aún no tiene imputados.

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