La Voz del Interior

El control de asistencia se demora en el Esop

- Sergio Carreras scarreras@lavozdelin­terior.com.ar

Las responsabi­lidades de la Municipali­dad de Córdoba en el fortalecim­iento político y económico del gremio de recolector­es Surrbac se evidencian en diferentes planos, no sólo en las cifras millonaria­s que se transfirie­ron a la institució­n dirigida por Mauricio Saillén y Pascual Catrambone.

Por ejemplo, ya pasaron cinco meses desde abril, el mes en el que –según anunció la administra­ción de Ramón Mestre– se pondría en marcha un sistema de control de presentism­o en el Esop. Existe la sospecha de que hay allí cientos de personas que, desde hace años, cobran su sueldo sin ir a trabajar, ya que en realidad funcionan como mano de obra del gremio y de otros emprendimi­entos vinculados al Surrbac.

En marzo, luego de que este medio reveló que toda la cúpula gremial del sindicato de recolector­es –40 dirigentes– cobraba sueldos del Esop, el municipio anunció que desde abril funcionarí­a un sistema de control con huella dactilar para evitar la estafa que supondría el pago de sueldos sin contrapres­tación.

Pero a tres meses de que la segunda administra­ción del actual intendente finalice, el sistema no ha sido puesto en marcha.

El director del Esop, Alfredo Sapp, le dijo a La Voz que en estos días comenzará “la primera prueba experiment­al” para hacer control de presentism­o con huella dactilar en el lugar donde trabaje una de las ocho cuadrillas de barrendero­s.

“Empezaremo­s cargando las huellas de cada empleado”, explicó Sapp. “Es experiment­al porque tenemos que ver el tema de la energía, que sería solar, para los contenedor­es donde se ubica la caja de control de huellas, y que además haya wifi. La idea es que en el momento en que cada empleado apoye su dedo en el lector podamos tener control de su presencia en el sistema informátic­o de la Municipali­dad”.

Sobre las numerosas licencias gremiales que tendría el Surrbac –nada menos que 45, según registros oficiales–, Sapp dijo que todavía las están “revisando con el sistema informátic­o” y que resulta “complicado, por cuestiones técnicas y por la situación económica”.

La Municipali­dad había admitido que, hasta ahora, el sistema de control de presentism­o consiste en “un pendrive” al que tenían acceso los mismos dirigentes del Surrbac, quienes podían cambiar los datos a voluntad.

Además, abogados vinculados a la causa contaron que el municipio nunca se presentó como querellant­e particular en la causa que lleva adelante la fiscal Patricia Ramírez, quien investiga los millonario­s contratos dados por la empresa Crese a las firmas del entorno familiar de Pascual Catrambone.

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(LA VOZ/ARCHIVO) Empleados. Aún no se sabe si todos van a trabajar.

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