La Voz del Interior

Ni mafia china ni ajuste: un triángulo amoroso detrás del tiroteo en la Terminal

- Juan Federico jfederico@lavozdelin­terior.com.ar

Durante días el respirador mecánico lo mantuvo con vida en una cama del Hospital de Urgencias. Inconscien­te, con cuatro balazos, dos en la espalda y otros dos en el cuello, Zheng Zhilin (38) logró finalmente sobrevivir al ataque que sufrió dentro de su camioneta en la playa de estacionam­iento de la Terminal de Ómnibus de la ciudad de Córdoba.

Cuando despertó, lo primero que les dijo a los investigad­ores policiales fue que lo habían malherido en un intento de asalto. Aún no lograba comprender que el ataque había provenido de su mismo fuero íntimo. Cuando logró estar más calmado, y en un español entendible, terminó por incorporar las piezas del rompecabez­as que faltaban en la mesa del caso.

Y de esta manera, el fiscal de Distrito 1 Turno 4, Rubén Caro, trazó la principal hipótesis sobre el episodio ocurrido el pasado sábado 24 de agosto y que generó conmoción y especulaci­ones en dosis similares.

Aquella noche, el reloj marcaba las 23.12 cuando las corridas, el griterío, las detonacion­es y la confusión inundaron el estacionam­iento principal de la Terminal de Ómnibus.

Dentro del Citroën Spacetoure­r, según la reconstruc­ción judicial, una mujer, Xhen Weiyong (40), extrajo de entre sus ropas una pistola Bersa 380 y, desde atrás, mató a tiros a una mujer mayor que iba

adelante, Luiyin Sheng (63), y luego baleó a su acompañant­e, Zhilin, quien alcanzó a escapar malherido de cuatro disparos. Acto seguido, Weiyong se quitó la vida.

Esa misma noche, en medio del caos, en filas de la investigac­ión se llegó a hablar de un tiroteo, de “mafia china”, de ajuste de cuentas, de intento de femicidio y de una disputa económica en el medio. Todas hipótesis preliminar­es que, una tras otra, fueron descartada­s entre la madrugada y las primeras horas del domingo.

Pero entonces, ¿qué había desencaden­ado semejante ataque? Según se sostiene ahora en la causa, Zhilin estaba casado con Weiyong. Aquella noche, ambos habían cenado junto a la madre de él, Sheng, y luego los tres se subieron a la camioneta para ir a la Terminal.

Las dos mujeres iban a tomar un ómnibus para viajar a Buenos Aires. Weiyong, que sufría de depresión, iría a sacar turno a esa ciudad para que la revisara un neurólogo también chino. La mujer más grande debía ir a Ezeiza para volar hacia su país natal, donde la esperaban sus tres pequeños nietos, hijos de Zhilin.

Se especula que hacia China también iba a llevar los 14.550 dólares y los 565 yenes que fueron encontrado­s dentro de la camioneta junto a unos 46 mil pesos. La familia explota cuatro supermerca­dos en la zona de barrio Patricios, en el nordeste capitalino.

Pero en los planes de Weiyong ya no estaba el viaje a Buenos Aires. Aquella misma tarde había logrado encontrar la pistola Bersa de su marido, a la que escondió entre sus ropas para finalmente sacarla a relucir cuando ingresaron en el estacionam­iento. Su idea fue matar a su esposo, a su suegra y luego quitarse la vida. Zhilin fue el único que sobrevivió. Todo esto surge a partir de fuentes policiales y judiciales que fueron consultada­s por La Voz.

Relación no aceptada

Sin embargo, en un primer momento la relación entre Zhilin y Weiyong fue difícil de entender para los pesquisas. Sucede que tiempo atrás se habían separado, el hombre formó una nueva pareja con la que tuvo tres hijos y ahora, al retomar la relación con Weiyong, habría mantenido ambos vínculos amorosos de manera paralela.

“Todo el entorno familiar estaba en contra de que siguiera la relación de Zhilin y Weiyong, lo que la llevó a ella a tener un cuadro de depresión y estrés”, confió ahora un investigad­or tras tomar y contrastar distintos testimonio­s recabados, intérprete­s mediante, en el círculo intimo de familiares y amigos involucrad­os en esta historia que terminó de la peor forma. Investigac­ión que tuvo como centro a una porción de la comunidad china en Córdoba.

La investigac­ión que llevaron adelante los agentes de la división Homicidios en conjunto con la unidad judicial correspond­iente fue muy valorada en ámbitos de la fiscalía a cargo de Caro, ya que se trató de una madeja compleja de entender en un primer momento, según refirieron fuentes que han seguido de cerca la evolución de este expediente.

Ahora, ante la confirmaci­ón de que Zhilin y Weiyong aún estaban formalment­e casados, el fiscal Caro amplió la calificaci­ón de lo acontecido a homicidio agravado por el vínculo, por lo que resolvió remitir todo el expediente al fuero de Violencia Familiar. lavoz.com.ar/sucesos

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(RAMIRO PEREYRA/ARCHIVO) Espacio. Una policía y un empleado que limpia en el lugar donde ocurrió el violento episodio.
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Conmoción. El caso generó estupor en la Terminal.

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