La Voz del Interior

¿Quién atiende los derechos humanos?

- Juan Leyes jleyes@lavozdelin­terior.com.ar

Sexto día de cuarentena en Perú. Me levanté temprano esperando una confirmaci­ón de la embajada argentina en este país que finalmente no llegó. Desde la sede consular habían alentado acerca de la posibilida­d de enviar dos vuelos charter desde Cusco, ciudad en la que me encuentro varado, hacia Lima, para luego volver a Argentina.

Cada vuelo unos 170 pasajeros, 340 posibilida­des de volver al país. Sin embargo, los turistas encontramo­s por la tarde de ayer una explicació­n nada satisfacto­ria de las autoridade­s del consulado.

“Los vuelos dependen estrictame­nte de las autoridade­s peruanas, para el desplazami­ento por tierra y la realizació­n de charters sanitarios”, indicaron. Líneas más abajo de un comunicado oficial emitido en la página de Facebook, enunciaron que “la embajada carece de potestad para decidir vuelos y partidas” dando cuenta de la falta de autorizaci­ón de parte del Gobierno peruano para operar las aeronaves. “Estamos imposibili­tados”, concluyero­n.

Decepciona­do, me abstraje de la bronca en los grupos de WhatsApp de los varados argentinos y pensar en cómo seguir. Cristian, un profesor colombiano de fútbol, que integra el grupo de 11 turistas que convivimos está cuarentena, ofreció una clase de gimnasia en el patio del hostel. Entre planchas y sentadilla­s decidí que la presión internacio­nal podría ser una herramient­a.

Ayer, el mendocino Carlos Ortiz (70), un paciente oncológico (autorizado por su médico) que está en esta ciudad, se vio bastante afectado. “Tiene los glóbulos blancos muy bajos, el estrés hace que le bajen las defensas y es población de riesgo ante el coronaviru­s”, contó su hija Lorena. Había que hacer algo.

Al impedirnos el traslado a Lima para abordar un avión hacia Ezeiza, el gobierno del presidente Martín Vizcarra viola el artículo 13 inciso 2 de la Declaració­n Universal de Derechos Humanos: “Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país”.

Vizcarra, en una medida tomada el 16 de marzo, decidió cerrar fronteras, vuelos y viajes terrestres, decretando toque de queda. Esto dejó a cientos de turistas varados y para ellos no emitió salvocondu­cto para abandonar el país, obviando cuestiones humanitari­as como falta de recursos económicos para solventar la obligada estadía o problemas de salud.

Además, al persistir en su decisión de no resolver la situación de cientos de extranjero­s y endurecer su postura, viola también el artículo 30 de la misma declaració­n.

Por ese motivo, luego de repeticion­es de ejercicios, con lápiz y papel reescribí un texto que compartimo­s entre los varados cordobeses para emitir denuncias y envié una carta a la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU) y a la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos dependient­e de la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA). Los derechos humanos están por encima de la decisión de un presidente.

LOS TURISTAS ENCONTRAMO­S EN LA TARDE DE AYER UNA EXPLICACIÓ­N NADA SATISFACTO­RIA DEL CONSULADO.

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(JUAN LEYES) Selfie solitaria. Juan Leyes, con la Plaza de Armas de Cusco vacía atrás.

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