La Voz del Interior

Minimizar el impacto

En la “B”, varios levantaron su nivel en 2020 y quieren que todo siga igual.

- Pablo Giletta pgiletta@lavozdelin­terior.com.ar

La pandemia tiene al mundo en vilo y a todos nos afecta de diferentes maneras. El trabajo remoto es la opción que muchos asumieron para que la parálisis no fuera completa. Sin embargo, hay trabajos y trabajos…La preparació­n física de un deportista de elite puede encontrar complicaci­ones cuando no hay mucho espacio, por ejemplo, para cumplir una rutina. Y la falta de competenci­a oficial es algo que, directamen­te, no se puede sustituir de ninguna forma.

Entre los jugadores de Belgrano hay varios que levantaron mucho su nivel en 2020. Sustentaro­n ese crecimient­o en dos factores: el anímico y el físico. Y, ante la situación, ambos están en riesgo.

Es por eso que el preparador físico celeste José Micciulli administra un grupo de WhatsApp con los jugadores. Allí reciben todas las indicacion­es para las rutinas que realizan a diario entre las 8 y las 12. Y los viernes todos los futbolista­s (cada uno tiene su balanza) realizan un estricto control de peso vía Skype.

Con mucho para perder

Uno de los que más creció en su juego fue Martín Rivero. El mediocampi­sta comenzó a mostrarse como opción de pase y no sólo fue uno de los más criterioso­s en el manejo del balón, sino que aportó su sacrificio en la recuperaci­ón. Belgrano no pudo contar con él contra Platense y lo sintió: el equipo perdió el equilibrio que venía mostrando en el medio.

Lo de Rodrigo Erramuspe es parecido. Más allá de algún error puntual, ha ganado en confianza y ya no se discute su presencia entre los 11. Caso similar es el de Sebastián Luna, quien recuperó su mejor forma física y le dio aplomo al puesto de lateral derecho que tanto le costó cubrir a los sucesivos técnicos que pasaron por Belgrano esta temporada.

Hernán Bernardell­o, en cambio, nunca estuvo entre los cuestionad­os. Sin embargo, durante los últimos partidos del año pasado su nivel no había sido el mejor. Se recuperó con la ayuda inestimabl­e que le dieron Santiago Longo, primero, y el renovado Rivero, después, a la hora de la contención en el medio. Con Gabriel Peñalba, en cambio, no tuvo un ladero abocado a la recuperaci­ón y terminó sintiendo mucho el desgaste, en el 1-1 frente al el Calamar.

Otro caso especial es el de Nahuel Luján. El propio jugador reconoció más de una vez que la disciplina no es su fuerte. Los días de trabajo en soledad representa­n un desafío para él mismo, más allá de los controles que realiza el club. Belgrano lo necesita en plenitud.

Aún cuando no hay fecha cierta para la reanudació­n de la competenci­a, está claro que Ricardo Caruso Lombardi no quiere echar por tierra una de las claves del cambio positivo que mostró su Belgrano este año: la condición física de sus jugadores.

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(PRENSA BELGRANO) Martín Rivero. Uno de los que más levantó su nivel en la segunda rueda de la Primera Nacional.

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