La Voz del Interior

El virus también reactivó el centralism­o Virginia Guevara

- PRIMER PLANO

Todos los gobernador­es acompañaro­n al presidente Alberto Fernández a la hora de anunciar la cuarentena obligatori­a para frenar el avance del coronaviru­s, pero antes de que se complete la primera semana de vigencia de la medida, la unanimidad ya muestra fisuras: la falta de recursos es el común denominado­r de las provincias, la prioridad absoluta que tiene el conurbano bonaerense en la estrategia nacional revive temores de centralism­o exacerbado y los grandes municipios del interior en breve reclamarán la misma asistencia nacional que reciben los del Área Metropolit­ana de Buenos Aires (Amba).

Desde el viernes, la acción directa del Gobierno nacional se focalizó en el conurbano bonaerense: Alberto Fernández parece por estas horas el presidente del Área Metropolit­ana de Buenos Aires, los discursos oficiales casi eliminaron al resto del país del mapa de las preocupaci­ones del Gobierno central y los intendente­s de ese cordón populoso donde viven más de 11 millones de personas parecen gobernador­es de hecho, están sentados en la mesa de las decisiones y están asistidos por recursos nacionales que el resto de las jurisdicci­ones provincial­es y municipale­s no tienen. Vaya novedad, ¿no?

Como ocurre con la solidarida­d más conmovedor­a y con las pequeñas miserias cotidianas que el virus expone de manera amplificad­a, la realidad política y el modo en que se adoptan las decisiones que impactan en todo el país también están expuestos en la cuarentena: Anses aparece como el organismo más federal a la hora de la asistencia –jubilacion­es, AUH o pensiones por discapacid­ad–, pero las medidas nacionales que apuntan a aliviar los estragos que la cuarentena genera en la producción son relevantes sólo para un número limitado de provincias donde la economía privada tiene peso específico.

La intervenci­ón directa de la Nación, en cambio, se limita al Amba. Eso supone mayor atención, mejor articulaci­ón operativa y más recursos.

Sobran las razones para que las cosas sean así. El conurbano define las elecciones, define la gobernabil­idad, y también define la contención o la expansión del virus: el 70 por ciento de los casos confirmado­s está en ese sector.

Además, para Alberto Fernández el conurbano implica otro desafío mayor como dirigente: es el territorio de Cristina Fernández, un bastión que lo votó pero que siente ajeno y que aún debe conquistar para salir con más poder de la cuarentena.

El gran problema es lo poco que queda para el resto del país.

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