Complicaciones económicas extremas en Capital
La gestión municipal de Martín Llaryora comenzó marzo haciendo pública la cuenta general del pasivo heredado de la administración de Ramón Mestre, que se cuantificó en una suma cercana a los 30 mil millones de pesos –siete mil millones son con proveedores o vencimientos financieros impostergables– y tres semanas después se dio con la crisis del coronavirus, que supone un desplome de los ingresos y una fuerte ampliación de los gastos del Palacio 6 de Julio.
Si la economía municipal estaba en emergencia, ahora ya necesita cuidados intensivos y respirador: todas las proyecciones se vieron alteradas, excepto vencimientos muy gravosos para la ciudad: hoy se deben disponer casi seis millones de dólares para el pago de un vencimiento de intereses del bono de 150 millones de dólares emitido por la gestión anterior. Ese pago se realizará para evitar una situación de default, pero Llaryora ya anunció que intentará aplazar los siguientes vencimientos.
En paralelo, se intensificaron las gestiones –hasta ahora, infructuosas– para que la Nación avale una emisión de Letras del Tesoro que permita cubrir gastos corrientes. El municipio ya decidió que esa emisión se hará aun cuando los avales nacionales no lleguen, ya que de momento se trata de la única vía para hacerse de fondos.
Y también están en marcha conversaciones con otros intendentes de grandes ciudades del interior del país para articular un planteo conjunto a la Nación en busca de recursos extra para solventar parte de los gastos que supone la situación sanitaria, que son millonarios. Córdoba habilitó una partida adicional de 50 millones de pesos para Salud, pero la cifra ya se revela insuficiente.
Hay inversiones no previstas en infraestructura hospitalaria de emergencia; la ciudad está pagando alojamiento de más de 400 personas en situación de calle y habilitando tres polideportivos porque el número de personas sin casa sigue en aumento; el gasto salarial en Salud también se incrementó por la severa amenaza que representa el dengue en la capital provincial, y el resto de los gastos se mantienen subiendo al ritmo de la inflación.
En el Palacio 6 de Julio insisten en el hecho de que los municipios del conurbano bonaerense están recibiendo aportes directos de la Nación para enfrentar esos gastos surgidos del avance de la pandemia, y para contener la situación social. En Córdoba no hubo hasta ahora un peso extra que provenga de la Nación, y tampoco hubo aportes de la Provincia para esos fines.
Hasta ahora, el municipio no informó modificaciones del cronograma de pago de los sueldos de los municipales ni de las empresas a su cargo, Tamse y Esop.
Tampoco realizó anuncios relacionados con medidas de alivio ni postergaciones impositivas al sector privado. A las quejas por la presión fiscal se sumaron planteos de los concejales opositores para que el municipio posponga el pago de tasas y compense la pérdida de ingresos con la reducción del gasto salarial.