Dos análisis del escenario social de las villas cordobesas
El investigador del Conicet Martín Maldonado aportó su mirada sociológica sobre la realidad que se vive en las villas y los barrios populares de Córdoba. Dijo que hay que quitar el estigma a la protección comunitaria, ya que es de gran importancia. “Hay que sacar el estigma de que es un bloqueo o un aislamiento. Es una protección comunitaria y se hace en zonas blancas. El Centro de Operaciones de Emergencias (COE) constata que no haya casos positivos en una instancia previa”, planteó Maldonado.
Pero donde más puso el foco fue en los referentes sociales. “El referente juega un rol sustantivo porque puede dar un mensaje y va a ser escuchado. Al asumir el liderazgo lo que diga sobre estas medidas de protección comunitaria va a ser determinante. Según eso, el barrio lo puede entender y adoptar”, señaló.
A su vez, planteó que los hábitos de higiene están atravesados al menos por tres aspectos. “Desde el punto de vista social, hay que analizar la infraestructura, el entorno cultural y las conductas individuales. Si hay disponibilidad de agua potable, alimento, gas natural, de seguro que habrá medidas de higiene. Si todos salen con barbijos a las calles, el entorno te condiciona a que vos también lo lleves puesto”, desarrolló.
Abordaje territorial
Para la profesora emérita de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y directora del Instituto de Investigaciones de Vivienda y Hábitat (Invihab), Ana Falú, es necesario mapear los territorios y que cada gobierno local conozca las condiciones demográficas para la segmentación por criterios epidemiológicos.
“Esto equivaldría a conocer desigualdades, localizarlas en el territorio de cada aglomerado; las situaciones específicas del estado material de viviendas e infraestructuras, densidades y condiciones de hábitat para definir estrategias de actuación tanto individuales como colectivas; una casuística del impacto del Covid-19”, opinó quien también integra el Conicet y el Centro de Investigación y Servicios Cono Sur.
Para Falú, la pandemia también puso en evidencia la crisis habitacional que soporta desde hace años Córdoba. “Las condiciones de vivienda tienen un impacto sustancial en la vida y salud de las personas. Es en estas viviendas, en muchos casos precarias y abandonadas, donde aún en esta crisis, se sigue sosteniendo la reproducción de la vida”, señaló.
Además, dijo que sería propicio crear una mesa intersectorial para pensar soluciones de corto, mediano y largo plazo. Y advirtió que a esta mesa no pueden faltar las mujeres. “Las mujeres constituyen más del 70 por ciento del personal sanitario y de primera línea, en las cajas en supermercados, en las farmacias y otros. En los barrios y vecindarios son las gestoras de comedores barriales, las que necesitan de insumos de higiene y alimentación”, aportó.
“En el último censo provincial realizado por la Provincia de Córdoba en 2008, se registraron 186 mil hogares con algún tipo de problema habitacional. El 44 por ciento necesita una vivienda nueva. La población en situación de calle ascendía a un total de 400 personas en la ciudad, en 2018. Lo que hizo el municipio, de relocalizar gente en hoteles, es una medida destacable”, evaluó.
Lo que pasó en la Villa 31, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba), había sido adelantado por Falú. “Lo escribí antes de que ocurriera. Fue un artículo en el que dije exactamente lo que iba a pasar. Cuando el virus atraviese la frontera invisible entre la riqueza y la pobreza, esto va a crecer de manera exponencial. Es una realidad contundente”, sentenció. Pero destacó que entre los asentamientos de Caba y Córdoba hay una diferencia. “Creo que hay una disparidad central: en Buenos Aires hay hacinamiento y pobreza en densidades”, definió.