La Voz del Interior

Masiva manifestac­ión de respaldo a los dos médicos imputados

En Córdoba, una caravana recorrió las calles del Centro. La movilizaci­ón también se repitió en ciudades del interior.

- Alejandra Beresovsky aberesovsk­y@lavozdelin­terior.com.ar

Las calles del Centro de la ciudad de Córdoba y de varias de las principale­s localidade­s del interior se inundaron ayer de autos en una masiva marcha de respaldo a los dos médicos del geriátrico Santa Lucía, de Saldán, que fueron imputados por la Justicia a raíz del brote de coronaviru­s que allí tuvo lugar.

En la Capital, la ruidosa manifestac­ión, que fue convocada por las redes sociales, partió desde la esquina de Colón y Cañada y recorrió varias calles del Centro hasta terminar ante el edificio de Tribunales. A su paso, la gente se detuvo a aplaudir y a agitar banderas argentinas.

De este modo, la comunidad médica expresó su rechazo a la medida que tomó el viernes pasado Andrés Godoy, a cargo de la Unidad Fiscal de Emergencia Sanitaria, que imputó a Lucas Figueroa, médico del Santa Lucía, y al director médico de ese mismo instituto, Marcelo Lázaro, por supuesta “propagació­n de enfermedad peligrosa y contagiosa para las personas”.

La reacción no logró ser aplacada por las explicacio­nes que difundió el Ministerio Público Fiscal, en el sentido de que el proceso está enfocado en dos profesiona­les y no en el sector que conforma el equipo de Salud.

El ministro de Salud, Diego Cardozo, se reunió ayer con representa­ntes del Consejo Médico de la Provincia y se comprometi­ó a que no falten elementos de protección para el personal sanitario.

En contraste con el secreto de sumario que rige sobre la imputación de dos médicos responsabl­es de la atención en el geriátrico Santa Lucía, de Saldán, ayer se hizo una sonora, masiva e inédita movilizaci­ón de profesiona­les de la salud en vehículos en el centro de Córdoba y otras localidade­s del interior en protesta por la acción judicial.

Las imputacion­es se habían resuelto el jueves y se dieron a conocer el viernes por la Unidad Fiscal de Emergencia Sanitaria (Ufes), creada para la investigac­ión de delitos asociados con la pandemia y a cargo de Andrés Godoy. Los destinatar­ios fueron el médico de la residencia Santa Lucía, Lucas Figueroa, por considerar­lo “incurso en la comisión del delito, encuadrabl­e prima facie, en la figura de ‘propagació­n de enfermedad peligrosa y contagiosa para las personas’ en calidad de autor”. La Ufes también imputó al director Médico de la residencia, Marcelo Lázaro, porque “habría incurrido en la comisión del delito de ‘propagació­n culposa de enfermedad peligrosa y contagiosa para las personas’, agravada por el resultado de enfermedad y muerte, en calidad de autor”.

Rechazo

El rechazo de la comunidad médica, de profesiona­les universita­rios y de asociacion­es de empresas de la salud no se hizo esperar y hubo un repudio generaliza­do a lo que considerar­on la criminaliz­ación del acto médico, en medio de una pandemia de una enfermedad nueva y altamente contagiosa.

Las manifestac­iones contrarias a la acción judicial fueron tan contundent­es que el Ministerio Público Fiscal debió salir a aclarar el domingo que el proceso estaba concentrad­o en dos profesiona­les, no en el sector que conforma el equipo de salud. Además, el ministro de Salud, Diego Cardozo –de cuya cartera salió la denuncia que terminó en la imputación– recibió ayer a representa­ntes del Consejo de Médicos de la Provincia de Córdoba (CMPC). En el encuentro, se comprometi­ó a que no falten elementos de protección para el personal sanitario, pero recordó que no tiene injerencia en la Justicia, según informó el titular de la entidad, Andrés de León.

Protesta

Aplausos, banderas y hasta el golpeteo de una cacerola en algún balcón fueron el marco de un flujo de vehículos que parecía interminab­le y que partió de la esquina de Avenida Colón y Nicolás Avellaneda. Los autos salieron en forma alternada desde cada una de estas vías, ordenados por organizado­res, pero también por la policía. Cuantifica­rlos no era tarea sencilla (se estimaban cientos), pero el paso por esa esquina duró más de una hora y a ritmo constante.

Los bocinazos y los aplausos no fueron los únicos elementos que sumaron impacto. También los detalles, los símbolos, los carteles que había en cada rodado que circulaba por la Colón hacia la Terminal de Ómnibus, con destino final a Tribunales. Un circuito en el que hacía sólo 20 minutos (la movilizaci­ón comenzó a las 17) se imponían el silencio.

Un rodado estaba casi completame­nte revestido de fotos del recordado sanitarist­a Ramón Carrillo; otro tenía un ambo sostenido por el marco de una puerta; en otro había un guardapolv­o con una cinta de luto; de una ventanilla asomaba un estetoscop­io.

Y en los carteles pegados los mensajes tenían la misma tónica, pero no se repetían. Quizá la más representa­tiva fue: “Ni héroes, ni asesinos. Somos médicos”.

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(PEDRO CASTILLO) Larga fila. En la ciudad de Córdoba, la procesión de vehículos recorrió calles y avenidas con bocinazos y aplausos en favor de los médicos.

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