Masiva manifestación de respaldo a los dos médicos imputados
En Córdoba, una caravana recorrió las calles del Centro. La movilización también se repitió en ciudades del interior.
Las calles del Centro de la ciudad de Córdoba y de varias de las principales localidades del interior se inundaron ayer de autos en una masiva marcha de respaldo a los dos médicos del geriátrico Santa Lucía, de Saldán, que fueron imputados por la Justicia a raíz del brote de coronavirus que allí tuvo lugar.
En la Capital, la ruidosa manifestación, que fue convocada por las redes sociales, partió desde la esquina de Colón y Cañada y recorrió varias calles del Centro hasta terminar ante el edificio de Tribunales. A su paso, la gente se detuvo a aplaudir y a agitar banderas argentinas.
De este modo, la comunidad médica expresó su rechazo a la medida que tomó el viernes pasado Andrés Godoy, a cargo de la Unidad Fiscal de Emergencia Sanitaria, que imputó a Lucas Figueroa, médico del Santa Lucía, y al director médico de ese mismo instituto, Marcelo Lázaro, por supuesta “propagación de enfermedad peligrosa y contagiosa para las personas”.
La reacción no logró ser aplacada por las explicaciones que difundió el Ministerio Público Fiscal, en el sentido de que el proceso está enfocado en dos profesionales y no en el sector que conforma el equipo de Salud.
El ministro de Salud, Diego Cardozo, se reunió ayer con representantes del Consejo Médico de la Provincia y se comprometió a que no falten elementos de protección para el personal sanitario.
En contraste con el secreto de sumario que rige sobre la imputación de dos médicos responsables de la atención en el geriátrico Santa Lucía, de Saldán, ayer se hizo una sonora, masiva e inédita movilización de profesionales de la salud en vehículos en el centro de Córdoba y otras localidades del interior en protesta por la acción judicial.
Las imputaciones se habían resuelto el jueves y se dieron a conocer el viernes por la Unidad Fiscal de Emergencia Sanitaria (Ufes), creada para la investigación de delitos asociados con la pandemia y a cargo de Andrés Godoy. Los destinatarios fueron el médico de la residencia Santa Lucía, Lucas Figueroa, por considerarlo “incurso en la comisión del delito, encuadrable prima facie, en la figura de ‘propagación de enfermedad peligrosa y contagiosa para las personas’ en calidad de autor”. La Ufes también imputó al director Médico de la residencia, Marcelo Lázaro, porque “habría incurrido en la comisión del delito de ‘propagación culposa de enfermedad peligrosa y contagiosa para las personas’, agravada por el resultado de enfermedad y muerte, en calidad de autor”.
Rechazo
El rechazo de la comunidad médica, de profesionales universitarios y de asociaciones de empresas de la salud no se hizo esperar y hubo un repudio generalizado a lo que consideraron la criminalización del acto médico, en medio de una pandemia de una enfermedad nueva y altamente contagiosa.
Las manifestaciones contrarias a la acción judicial fueron tan contundentes que el Ministerio Público Fiscal debió salir a aclarar el domingo que el proceso estaba concentrado en dos profesionales, no en el sector que conforma el equipo de salud. Además, el ministro de Salud, Diego Cardozo –de cuya cartera salió la denuncia que terminó en la imputación– recibió ayer a representantes del Consejo de Médicos de la Provincia de Córdoba (CMPC). En el encuentro, se comprometió a que no falten elementos de protección para el personal sanitario, pero recordó que no tiene injerencia en la Justicia, según informó el titular de la entidad, Andrés de León.
Protesta
Aplausos, banderas y hasta el golpeteo de una cacerola en algún balcón fueron el marco de un flujo de vehículos que parecía interminable y que partió de la esquina de Avenida Colón y Nicolás Avellaneda. Los autos salieron en forma alternada desde cada una de estas vías, ordenados por organizadores, pero también por la policía. Cuantificarlos no era tarea sencilla (se estimaban cientos), pero el paso por esa esquina duró más de una hora y a ritmo constante.
Los bocinazos y los aplausos no fueron los únicos elementos que sumaron impacto. También los detalles, los símbolos, los carteles que había en cada rodado que circulaba por la Colón hacia la Terminal de Ómnibus, con destino final a Tribunales. Un circuito en el que hacía sólo 20 minutos (la movilización comenzó a las 17) se imponían el silencio.
Un rodado estaba casi completamente revestido de fotos del recordado sanitarista Ramón Carrillo; otro tenía un ambo sostenido por el marco de una puerta; en otro había un guardapolvo con una cinta de luto; de una ventanilla asomaba un estetoscopio.
Y en los carteles pegados los mensajes tenían la misma tónica, pero no se repetían. Quizá la más representativa fue: “Ni héroes, ni asesinos. Somos médicos”.