La Voz del Interior

“Le gané al Covid-19 porque cuidé mi cuerpo”

Luis Blanco, exentrenad­or de Belgrano entre otros, superó el coronaviru­s y cuenta su experienci­a desde España. “No era tiempo de irme”, afirma el DT.

- Hugo García hgarcia@lavozdelin­terior.com.ar

Luis Manuel Blanco, entrenador de fútbol, mejora. Sus ganas de vivir lo ayudaron a superar el coronaviru­s. Eran tantas las ganas que tenía de ganar esa lucha, que en algún momento él mismo decidió cronicar sus avances. Cuando podía y a escondidas de médicos y enfermeros, escribía textos o mandaba audios.

“Salí de terapia intensiva, estuve cinco días en coma. No puedo hablar mucho, pero voy a salir. Esta mierda no me va a ganar”, llegó a contestar, con ahogo y voz baja, a una de las requisitor­ias que le había dejado Mundo D. La estaba peleando, con firmeza y dignidad.

Al final, pudo completar el relato, pese a que “no sabía si había muerto o no”. Lo cierto es que el ex-DT de Belgrano (dirigió en 1997) transita ahora la parte final de su recuperaci­ón en su casa en la ciudad de Marbella (España), su lugar de residencia y el destino futbolísti­co al que había llegado para dirigir al Mons Calpe Sporting Club de la Liga de Gibraltar. Ahí espera la chance de que un buen día pueda volver a Buenos Aires para reencontra­rse con su familia.

“Es increíble que pueda hablar sin toser ni ahogarme. Hace poco no lo podía hacer. Así como salió ese audio que te mandé. Pero ahora estoy bien. No era tiempo de irme. Si me quedé en el mundo de los vivos, es porque tengo otras misiones”.

–¿Cómo se enteró que tenía el Covid-19?

–Después de una noche horrible. Me ahogaba y al tomarme la fiebre tenía casi cuarenta grados. Me paré, pero no podía dar dos pasos. No podía respirar. Vela, asistente del equipo, llamó al hospital Costa del Sol, de Marbella. Unos días antes había hecho el test en Gibraltar, pero tardó tres días. Ahí me dijeron que dio positivo. Al final, vino una ambulancia. Casi no pude subir. Daba dos pasos y paraba. Los choferes y el acompañant­e, tenían temor de contagiars­e. Llegamos al hospital, trajeron una silla de ruedas y me subí. Me hicieron el testeo y dio positivo. Los pulmones también estaban comprometi­dos por una neumonía. Me asistieron con oxígeno y me llevaron a terapia intensiva. Estuve consciente una media hora o algo así y entré en coma, según lo que me dijeron. Me desperté a los cinco días. Sé por qué.

–¿Por qué?

–Porque hay que replantear­se mucho en la vida. Las cosas importante­s, las que uno cree que son mínimas, son las más importante­s. Ojalá sirva esto que cuento a las personas, para no enfermarse o para luchar. Sobre todo a ellos quiero llegar con este relato.

–¿Su sensación?

–Horrible. Estaba atado de tobillo y muñecas. Dicen que lo primero que uno hace cuando se despertás es intentar sacarse todo. Además, me miré las piernas y estaban muy flacas. Se me veía el fémur. Me dio duro el bicho. Siempre las tuve firmes a las piernas. Ustedes saben porque me veían en los entrenamie­ntos con Belgrano. Estaba despierto pero nadie me miraba. Vinieron unos médicos después, pero yo no podía casi hablar. Médicos y enfermeras estaban todos tapados. Varias enfermeras se pusieron frente al vidrio y empezaron a bailar como sevillanas porque no me podían mostrar la sonrisa al estar con barbijo y escafandra. Bailaban. Era para festejar que me había despertado, tras cinco días. Así fue.

–Hermoso…

–Lloré, pero más al principio. ¿Cómo podés estar preparado para una cosa así? Viví situacione­s feas. Los médicos están acostumbra­dos porque están en esto, pero también los entiendo porque muchos compañeros se fueron en esta pandemia. Yo estaba ubicado en un módulo con casilleros de vidrio. Ahí estaba mi camilla y yo, enchufado a todos los aparatos. Había 10 o 12 personas en terapia intensiva. En el medio de ese lugar, veía a las enfermeras, que preparaban todo para entrar a cada módulo. Veía otros pacientes que entraban y, al poco tiempo, la sacaban para cremarla. Quería salir de ahí. Estaba mal, ni siquiera me había comunicado con la familia. Después, me trajeron una tablet para que viera a mi familia, pero me agitaba mucho. Pasé momentos difíciles. Estaba aislado. Y me hubiera podido morir sin verlos. Como les pasó a muchos.

–¿Cómo es ahora?

–Ya empecé a comer más. Ya hago fisioterap­ia, empiezo a movilizarm­e. No veo las horas de poder ver a mi familia. Se verá cuando abran los aeropuerto­s.

–Es lo mejor…

–No. Lo mejor es saber cuidar el cuerpo. Hay que respetarlo porque hay uno solo. Y me salvó. La doctora vino y me dijo un lunes: “Se va el viernes”. Ese día tenía 37,5 de fiebre. No me pude ir. Mientras no haya una vacuna que cure el coronaviru­s, el cuerpo es una gran herramient­a. Estando en coma, mi cuerpo luchó contra el Covid-19. Si yo hubiera tenido un problema cardiovasc­ular o hubiera fumado mucho o una vida sin respetar los momentos para comer bien y descansar, el virus no me hubiera dejado contarla. Como sí fui respetuoso del cuerpo cuando fui jugador y, hasta como DT, pude vencer al virus. Estuve casi dos meses internado y la cara de la doctora fue la primera que vi. Me dijo que había quedado inmune. Gané y eliminé al coronaviru­s. Pero hubo mucha gente que no gané. En esos días se fueron de a 14 en el hospital. No quería ser una de ellos. Hay que cuidarse. Mientras esté el virus, no salgan. Ni fase 1, ni fase dos, ni nada. Quienes están en grupos de riesgos, quédense en casa.

–¿Qué piensa de que el fútbol esté volviendo sin que haya una vacuna?

–Es una locura. En España hay 28 mil muertos y 200 por día. El virus sigue estando en la calle. Hay que priorizar la vida. Hay muchos jugadores que querían jugar, pero muchos otros advirtiero­n a las autoridade­s que no volverían. Están en su legítimo derecho. Hay que ir con cautela. Nadie puede subestimar al Covid-19.

–¿Se quedó con miedo?

–Le tengo mucho respeto al virus. Cuando el secretario deportivo del club vaya a hacer compras lo tendré que acompañar en algún momento. Me voy a poner barbijo y máscara, sí o sí. Más allá de que sea inmune. Les agradezco a quienes se preocuparo­n. De todos los lugares en los que trabajé me llamaron. En Córdoba, dejé muchos amigos.

MIENTRAS NO HAYA UNA VACUNA QUE CURE, EL CUERPO ES UNA GRAN HERRAMIENT­A. EN COMA, MI CUERPO LUCHÓ CONTRA EL COVID-19.

ES UNA LOCURA

QUE EL FÚTBOL ESTÉ VOLVIENDO SIN QUE HAYA UNA VACUNA. HAY QUE PRIORIZAR LA VIDA, IR CON CAUTELA.

 ?? (LAVOZ/ARCHIVO) ?? Luis Manuel Blanco. Fue entrenador de Belgrano en el segundo semestre de 1997 en la B Nacional.
(LAVOZ/ARCHIVO) Luis Manuel Blanco. Fue entrenador de Belgrano en el segundo semestre de 1997 en la B Nacional.
 ?? (GENTILEZA LUIS BLANCO) ?? Mejor. Con 60 años, Blanco la pasó mal y se recuperó.
(GENTILEZA LUIS BLANCO) Mejor. Con 60 años, Blanco la pasó mal y se recuperó.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina