Yanina apela a la empatía en la sala de terapia intensiva
La pandemia puso en primer plano una de las especialidades de perfil más bajo en el universo hospitalario: el de los médicos o médicas que se desempeñan en las unidades de terapia intensiva.
Yanina Recuero (36) es médica terapista, uno de los roles más expuestos al contacto directo con los enfermos graves. Trabaja en el hospital Tránsito Cáceres de Allende y coordina la terapia intensiva del Sanatorio Parque.
Dice encontrarse “con emociones encontradas” y “dando lo que más se puede por salvar la vida de los pacientes” en una situación en la que “nada está escrito”. Opina que es clave empatizar con el paciente para contenerlo en aislamiento y lejos de su familia. “Los casos internados pasan un período de miedo e incertidumbre y ahí estamos para asistirlos; somos su único contacto en ese momento”, describe.
Dice que el bombardeo de informaciones al principio había generado “angustia y miedo a lo desconocido”, pero que en este tiempo de preparación fueron sumando fortaleza e internalizando los protocolos.
Como antecedente, durante su formación académica le tocó lidiar con la epidemia de la gripe A
(H1N1). Pero advierte que el coronavirus es tres veces más contagioso. Los elementos de extrema protección para asistir a pacientes son una práctica frecuente en su especialidad, a diferencia de otras. De todas maneras –comenta–, por el
Covid-19 refuerzan la parte protectora de las vías respiratorias con escafandra, con casco y con antiparras.
La médica asegura que todo el tiempo se van “reescribiendo los protocolos y los tratamientos”, ante un virus que se comporta de “forma agresiva y que no tiene vacuna ni medicación específica”. Y destaca la importancia del trabajo en equipo “para tratar cada caso, que es diferente y que a veces requiere una tarea casi artesanal”.