Restricciones: señales de relajamiento
Una recorrida permitió observar que se va distendiendo esa restricción. Comerciantes reprochan que “no hay ley pareja” si unos prestan servicios y otros no.
Algunos bares en el Centro y en barrios ya pusieron mesas, además de ofrecer el servicio de “pida y lleve”. Hay comerciantes que reclaman por lo que consideran “ley despareja”.
Un mensaje de WhatsApp hizo vibrar el celular el miércoles. El remitente: un reconocido comerciante de la zona sudoeste de la ciudad de Córdoba. Su negocio está cerrado por el decreto presidencial de aislamiento social obligatorio, pero enfrente hay un restaurante, dentro de un sanatorio, que funciona todos los días, de 8 a 22.
“Me enoja que el bar del hospital (se reserva el nombre) nunca haya dejado de atender al público”, reclamaba Ricardo.
Horas más tarde, La Voz visitó el sitio señalado. La puerta principal del comercio gastronómico estaba clausurada, pero se anunciaba que se podía ingresar por la guardia del sanatorio. A unos metros, personal del centro de salud privado controlaba la fiebre con un termómetro digital. Un amplio espacio vidriado daba cobijo a unas 40 mesas con sus respectivas sillas.
Allí, un cliente tomaba un café. No tenía protección en su boca. Al frente, un grupo de cuatro mujeres de diferentes edades conversaba acerca de la merienda. Todas tenían tapabocas, pero en sus peras. Más allá, un hombre y una mujer mantenían su charla.
Reclamo
Andrea (no es su verdadero nombre) tiene un quiosco-bar frente a esa clínica. “Las primeras dos semanas no trabajé. Luego tuve que abrir. Cuando saqué las banquetas, la Policía me hizo retirar todo. Mi clientela es la gente que se hospeda o que tiene a un familiar internado”, explicó la joven.
En la cuadra donde Ricardo y
Andrea tienen sus locales, hay nueve comercios. De ellos, seis se dedican a la venta de comida y de café al paso. Hugo es dueño de una panadería en la misma cuadra. “Tuvimos que cerrar nuestros locales, pero ellos permanecieron con su bar”, comentó.
Zona norte
Ese punto gastronómico no es el único que tiene atención en mesa. En la zona norte de la ciudad hay otro importante centro de salud privado. Nada restringe allí el paso hacia su bar, otro espacio vidriado a escasos metros de una puerta principal.
Ante el pedido, un mozo explicó el miércoles que no quedaban jugos exprimidos. Así que el pedido fue por un café chico. El bar y restaurante –en comparación con el del otro sanatorio, más pequeño en dimensiones– se encontraba muy concurrido. Pero en este caso, el uso de cubrebocas era casi generalizado.
Al frente del restaurante, una comerciante se hacía las mismas preguntas que sus pares: “Por qué no puedo atender a los pacientes del hospital, y ellos sí”, dijo. El mozo cobró 70 pesos.
Allí concluyó el recorrido por los centros de salud. Sin embargo, faltaba un último destino.
En el Centro
Un histórico restaurante del Centro de la ciudad advertía el miércoles el modo de funcionamiento en su puerta. Sólo tenía habilitado el servicio de take away (retiro en puerta, para llevar). Sin embargo, los clientes terminaban por retirar sus pedidos, pero tomando asiento en las mesas.
“He visto gente tomar café en sitios realmente insólitos, porque se trata de una costumbre arraigada”, opinó Claudio, un testigo ocasional de lo que ocurría en el bar.
El joven comentó que recorre la zona dos veces por día. “A pesar del aviso de que no se puede consumir allí, la gente lo hace. No es culpa del bar”, aseguró e indicó otra zona donde ocurre algo semejante.
Esta no es la única casa de café que está funcionando en el Centro. Hay más. En la zona de la peatonal, por ejemplo, al menos un bar también recibe gente que es atendida en sus mesas.
La norma
El Centro de Operaciones de Emergencia (COE) recordó ayer que, en el marco del aislamiento social preventivo y obligatorio, a la fecha no se ha habilitado a bares y a restaurantes para atender clientes en mesas ni se ha emitido una autorización excepcional en toda la provincia. Sólo se permite la venta a través de delivery odela modalidad para llevar, se insistió.