47 días a pie y muchos empleos en riesgo en el Gran Córdoba
El impacto del paro de Aoita crece con la f lexibilización de la cuarentena en Capital. Miles de trabajadores, en situación crítica. Hay nueva reunión, pero pocas chances de solución.
La falta de transporte interurbano tiene consecuencias cada vez más gravosas para miles de usuarios que deben trasladarse entre el Gran Córdoba y la Capital provincial por razones laborales.
Los choferes nucleados en Aoita llevan 47 días de paro. La medida coincide con la cuarentena, pero impacta de todos modos, y la gravedad de la situación crece a medida que avanza la flexibilización de la actividad económica en la Capital, donde trabajan decenas de miles de habitantes de las localidades del Gran Córdoba.
Desde el 13 de abril, cuando empezó la medida de fuerza, los usuarios tuvieron que improvisar alternativas para poder llegar a sus trabajos: viajar en bicicleta, hacer dedo y compartir auto, entre otras. Muchos de ellos trabajan en actividades esenciales y no pueden quedarse en su casa. Tras la reapertura de actividades industriales y comerciales, el problema se multiplicó.
Matías Bustamante, de 24 años, trabaja en una estación de servicio en barrio Valle Escondido, de Capital. Como vive en Río Ceballos, tuvo que cambiar su lugar de residencia durante estas semanas. “Cuando comenzó la cuarentena viajaba en colectivo. Esperaba tres horas y tomaba tres colectivos para llegar al trabajo. Pero cuando comenzó el paro me tuve que venir a la casa de mis abuelos en Córdoba. No regreso a mi casa desde hace casi dos meses”, cuenta.
Aunque comenzó a utilizar un sistema de transporte alternativo improvisado en Sierras Chicas, similar al carpooling en el que varias personas comparten un vehículo particular con un destino en común, le costaba hacer coincidir los horarios con los demás.
“En mi trabajo tengo horarios rotativos y eso complica. Y no está para perder un trabajo”, relata.
Bustamante se lamenta de que no puede ver a su hijo, que quedó en Sierras Chicas. Tampoco sabe cuándo regresará, a pesar de la escasa distancia. “El arreglo del conflicto parece muy lejano. Estoy pensando en comprarme algún medio de movilidad”, apunta.
A Nora Rodríguez, de 46 años, instrumentadora quirúrgica que trabaja en el hospital Materno Neonatal de Córdoba, no le quedó otra que usar su auto y lo comparte con una compañera.
Desde hace 10 años utilizaba el colectivo en el tramo Salsipuedes-Capital. Ingresa a su trabajo a las
6.30 y regresa a las 14.30. “Ahora tengo que usar el auto. Estoy gastando
500 pesos por día más 60 de peaje, mucho más que en colectivo, porque disponía del boleto obrero”, afirma. La pérdida de esos beneficios es un costo extra.
Nora comenta que “hay mucha gente haciendo dedo, entre ellos los policías; la gente se organiza como puede”. Para ella, el uso del automóvil “es un lujo” que no se puede dar y que no se compensa con lo que percibe de sueldo.
César Domínguez vive en Alta Gracia, otra ciudad con intensa circulación de ida y vuelta con la Capital. Desde que comenzó el paro, pasa la mayor parte de la semana en Capital, donde trabaja para una empresa de seguridad.
El primer día del paro decidió ir en su auto, pero cuando regresaba a su casa tuvo un accidente que lo cambió todo. “Sin paro, no hubiera ido en auto”, marca.
Tras el accidente, Domínguez logró coordinar con un amigo que lo pasa a buscar los martes por Alta Gracia y lo trae los sábados desde la Capital.
Durante los días que está en Córdoba, otro amigo le presta un departamento para poder cumplir con su trabajo, cada día, de 20 a 8.
Durante su estadía en Córdoba no puede estar con su familia. “Tengo un nene de 5 años y una nena de casi 2. Durante la semana les ayudaba con las tareas y ya no puedo”, destaca.
Las historias se multiplican en un área de alta movilidad cotidiana. Las situaciones laborales incluyen suspensiones y adelantos de vacaciones para trabajadores que no pueden llegar a sus puestos por falta de movilidad.
Hoy hay una nueva reunión entre Fetap y Aoita, pero son bajísimas las posibilidades de que el paro se levante.