La Voz del Interior

Envasados al vacío: ¿ya llegaron los platos del futuro?

¿Qué son esas bolsas rellenas de comida que algunos restaurant­es postean en sus redes? Sorprenden y generan opiniones disparatad­as, por eso es bueno hablar con los especialis­tas.

- NicolásMar­chetti nmarchetti@lavozdelin­terior.com.ar

Desde que empezó la cuarentena, el 20 de marzo pasado, algunos restaurant­es de Córdoba considerar­on que lo mejor, pensando en el futuro, era el despacho de comidas crudas o cocidas, envasadas herméticam­ente y selladas al vacío.

La ausencia de oxígeno dentro de la bolsa propicia la conservaci­ón y el traslado de los alimentos en condicione­s óptimas. No será lo más instagrame­able en cuestión de seducción gastronómi­ca, pero sí de dudas y de controvers­ias que generan discusione­s de lo más disparatad­as en las redes.

Por eso hablamos con los cocineros y con los empresario­s gastronómi­cos en busca de aclarar el panorama con respecto a estos platos aptos ¿para la Nasa o el futuro próximo de la gastronomí­a local?

Coronados

Marcelo Taverna fue el primer cocinero que largó el servicio de platos crudos y cocidos envasados al vacío, como rellenos para tarta, empanadas y hasta fiambres de producción casera, entre muchas opciones. “Quise dar más seguridad a la gente”, cuenta el chef.

Y repasa la historia: “La verdad es que tengo la máquina desde el año 2003 y siempre la usé en mi cocina. Los platos cocinados al vacío son espectacul­ares y ahora le doy un uso más práctico que estético o gastronómi­co. La uso para envasar todo, desde escabeches hasta salames y locro”.

San Honorato, cuando abrió luego de un par de semanas de cuarentena, también lo hizo con este método. Y hoy tiene gift cards o vouchers para regalar cenas de tres pasos que llegan envasados al vacío. “Hay gente que regala para cumpleaños o se junta por Zoom y piden todos el menú. Es sorprenden­te, pero hay gente que lo hace”, comenta Esteban Picolotti. “Nosotros teníamos la máquina para la venta de productos congelados Casareccio, y un abatidor, que es otra máquina que baja la temperatur­a de cocción muy rápido y nos deja envasar al toque. Eso nos permitió proponer algo diferente para nuestros clientes, que son muy exigentes”, concluye el propietari­o.

Practicida­d

Agustín Gil, el chef de Novecento, cuenta que el delivery diario lo hacen con descartabl­es comunes, pero usó la envasadora al vacío para vender el locro del 25 de Mayo por el traslado: “Los repartos son mejores con la bolsa de vacío. Son prácticos, higiénicos, no se manchan”, observa. “También usamos la máquina para mandarle el menú diario para toda la semana a mucha gente grande que vive en Nueva Córdoba. En un viaje le mandamos todas las comidas de los siete días. Y los platos se conservan como recién hechos”, apunta el chef.

Andrés Chaijale, chef del hotel Quorum, también eligió este sistema. “Elegimos el vacío porque es un modo de conservaci­ón, pero también lo elegimos porque además es práctico para su guardado, tanto en heladera como en freezer”, expone.

Según Andrés, el envase es más económico que otros contenedor­es descartabl­es. “También nos facilita la planificac­ión de la producción y para su regeneraci­ón, en la casa, la gente no tiene que sacarlo del envase. Se mete la bolsa en una olla hirviendo y listo”. “Además –concluye el chef–, para el que quiera tomar más recaudos, el pouch, o bolsa, se puede desinfecta­r con alcohol al 70 por ciento por afuera al recibirse. Es más seguro”.

La carta del hotel incluye platos como lomo a la portuguesa, pechuga cordón bleu con puré de calabazas asadas, cuadril grillé con espinacas a la crema, chupín de pescados y de mariscos, lasaña mixta, carré de cerdo a la mostaza, pechito de cerdo BBQ, entre otros.

También pizza

Pizza Madre, la pizzería al paso de La Cañada, no tiene mesas y sólo ofrece take away listo para comer desde que abrió, pero en cuarentena, como no había circulació­n de clientes, largó el delivery de sus pizzas semicocida­s envasadas al vacío, con las instruccio­nes para terminar la cocción (o calentar) en casa. “La semana previa a la cuarentena obligatori­a ya vendimos menos. Nos sobraron bollos y los congelamos o hicimos prepizzas para congelar y probar. La verdad es que quedaron bien. Ahí empecé a hacer pruebas con una envasadora al vacío hogareña, a estudiar el tema”, cuenta Mariano Pierini, el propietari­o.

Luego compró una envasadora profesiona­l, armó una página web de emergencia (Pizzamadre.com.ar) y la pizzería se transformó en un centro de producción para despachar pizzas envasadas al vacío. “A la gente le gustó y por suerte nos siguió acompañand­o. Y a la vez también mucha gente nos conoció a partir de este sistema de delivery”, asegura.

Esta semana, Pierini estaba ultimando detalle para tener pizzas a la venta en algunos puntos, como almacenes gourmet, y para reabrir el servicio de take away. “Van a convivir las dos unidades de negocio a la vez por un tiempo, hasta que se normalice todo”, explica.

Mi República

Por último, el restaurant­e República, que reabrió con nuevos cocineros en plena cuarentena, lo hizo directamen­te con los platos envasados al vacío. “Tenemos la máquina, que antes se usaba solamente para preproducc­ión. Ahora, desde entradas y postres salen envasados al vacío”, detalla Leo Orellana.

¿Cómo se calienta o se “regenera” un plato envasado al vacío? Lo cuenta Orellana: “Le mandamos a la gente unos tutoriales, pero básicament­e hay que calentar agua en una olla, meter la bolsa adentro entre 10 y 15 minutos y luego cortar la bolsa con tijeras y servir. Es lo más parecido a comer la comida recién hecha en el restaurant­e”, asegura.

El sistema se llama “Mi República” y anuncia un menú por pasos, maridajes de vinos, cócteles y también productos selecciona­dos de almacén. Los platos están acompañado­s con panificaci­ón de masa madre y los clientes reciben videos y tutoriales donde se les comparten ideas para el emplatado y terminado del menú en la mesa.

Tal vez todo esto sea una pequeña ventana hacia el futuro más próximo de la gastronomí­a local, o sólo un pestañeo en la historia. El tiempo lo dirá.

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Alta cocina. La comida envasada al vacío fue una de las primeras alternativ­as a las que acudieron los restaurant­es locales.

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