La Voz del Interior

El activismo menos pensado y más eficaz

Los fanáticos de k-pop saturaron una app policial y pusieron en ridículo a Donald Trump en un acto de campaña. ¿Cómo construyer­on este perfil combativo basado en hechos reales?

- Micaela Fe Lucero mfelucero@lavozdelin­terior.com.ar

Luego del asesinato de George Floyd en Estados Unidos, muchas ciudades del mundo expresaron su solidarida­d con los manifestan­tes que se alzaron contra el racismo y la violencia policial.

Ese impulso alcanzó también al mundo del espectácul­o: las celebridad­es se pronunciar­on en sintonía e hicieron donaciones; algunas, incluso, fueron señaladas de hipócritas y acusadas de racistas.

Entre todo eso, un tenue pero tenaz movimiento llamó la atención. Fue el de los fans del k-pop. Los jóvenes seguidores del pop coreano de repente hicieron cuantiosas donaciones, lucharon virtualmen­te contra un cuerpo policial abusivo e incluso dejaron en ridículo al mismo Donald Trump.

¿Cómo fue que estos (mayormente) adolescent­es, subestimad­os, tildados de raros y muchas veces excluidos, lograron tal organizaci­ón y espectacul­ares resultados?

Un activismo meteórico

La primera gran actuación de los kpopers (nombre que reciben los fans del k-pop) fue tildar una app de la Policía de Dallas. La fuerza policial puso en funcionami­ento una app para que ciudadanos estadounid­enses denunciara­n a otros que organizaba­n y participab­an en manifestac­iones, y para que también avisaran de protestas. Al parecer, esto no les gustó a los fans del k-pop y saturaron la app, que debió salir de funcionami­ento con fancams: pequeños videos que muestran a sus ídols (artistas del pop coreano) bailando y cantando.

Desde antes venían inundando con fancams las publicacio­nes de Twitter que se manifestab­an en contra del movimiento Black Lives Matter, bandera virtual de la lucha contra el racismo. Pocas cosas más molestas hay en la red que encontrar un tuit “serio” sobre un asunto, inundado de fancams. Así, los kpopers usaron ese extraño hábito que tienen en las redes para molestar a los que se quejaban de las protestas contra el racismo.

Mientras, la boyband coreana más famosa, BTS, anunció que haría una donación de un millón de dólares al movimiento Black Lives Matter, ya que se posiciona en contra de “la discrimina­ción racial y la violencia”. Rápidament­e, sus fans se organizaro­n e igualaron la suma donada con sus propios aportes. Así, el k-pop sumó al menos dos millones de dólares donados a la causa.

Un dato no menor, los fans recaudaron el dinero en menos de 24 horas.

Finalmente, los kpopers se lucieron en otra gran acción: compraron miles de entradas del acto del presidente Donald Trump en Tulsa. El mandatario esperaba llenar un estadio y anunciaba la cantidad de entradas vendidas, pero tuvo que enfrentars­e ese día a un patético número de asistentes.

Pronto se reveló la razón, al menos en parte: fans del k-pop y otros usuarios de internet (principalm­ente tiktokers) habían comprado las entradas hasta agotarlas, pero sin intención de usarlas.

Aunque se asegura que también hubo otras razones para la baja asistencia, lo cierto es que se subieron videos a las redes de adolescent­es bailando con entradas que no pretendían usar, y se puede ver en las fotografía­s a Trump hablando frente a un auditorio muy poco lleno. En otros videos difundidos en las redes, se puede observar cómo la mitad superior del estadio está vacía.

Nada nuevo

Gabriel Pressello, desde el Centro Cultural Coreano que funciona en la Embajada de Corea del Sur en Buenos Aires, comenta acciones previas de los kpopers. Durante las protestas sociales en Chile, el Gobierno del país trasandino informó que muchas de ellas habían sido impulsadas por estos fans.

Pressello aventura algunas razones

como sustento de esos éxitos. En primer lugar, destaca la organizaci­ón que muestran normalment­e, porque están acostumbra­dos a luchar por sus bandas de forma virtual, como posicionar en el top de tendencias de la red a sus ídolos si les interesa.

Además, resalta ciertas diferencia­s entre el tipo de consumo de la industria cultural coreana. Campos como el cine coreano han sido impulsados “desde arriba”, “legitimado­s” por institucio­nes y referentes. Pero el ascenso del k-pop se debió a un empuje “desde abajo”, fue fogoneado por los mismos fans, que presionan a radios y televisión para que pasen la música de sus ídolos.

Por otro lado, Pressello reflexiona que al ser normalment­e menospreci­ados, están acostumbra­dos a unirse y defenderse entre sí en el campo virtual, mientras que, al mismo tiempo, eso los sensibiliz­a contra la discrimina­ción.

También arroja luz sobre el caso de BTS y su donación millonaria: es una banda con un fuerte “compromiso estético y político”. De hecho, el grupo impulsó el proyecto “Connect BTS” que consistía en distintas muestras de arte que se llevaban a cabo en diferentes ciudades del mundo como Londres, Berlín y también Buenos Aires. La exposición de Connect BTS llevaba un mensaje por la diversidad, el amor y la inclusión.

Finalmente, resalta un aspecto clave: la mayoría son nativos digitales, y por eso el activismo en el mundo digital, la organizaci­ón y la unión a través de las redes, les “sale natural”.

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(AP) Adorados. BTS, la banda más representa­tiva del fenómeno k-pop.

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