La Voz del Interior

Situación incómoda e inexplicab­le

- BANDERA POLÉMICA

Un mástil en el parque Sarmiento de la ciudad de Córdoba se convirtió en un símbolo de las discusione­s inútiles en las que solemos caer los argentinos, producto de malos entendidos.

Todo mástil sostiene una bandera. Y una bandera, como explica el diccionari­o, se emplea como enseña de una nación, una ciudad o una institució­n.

En el mástil de un parque, entonces, podrían flamear las más diferentes banderas. No exclusivam­ente la argentina, sino también la provincial y, si la hubiera, la municipal, por sólo mencionar nuestros tres niveles de gobierno. Izar una no iría en detrimento de las otras.

De un tiempo a esta parte, distintas causas vinculadas con los derechos humanos han adoptado como señal de identidad una bandera. La llamada bandera del arco iris identifica los derechos de las minorías sexuales. El derecho a la identidad sexual y a la identidad de género.

Esas causas, además, suelen tener un día de conmemorac­ión internacio­nal, atado a un hecho histórico que reivindica la defensa de esos derechos. Es lo que ocurre con el 28 de junio y el derecho a la diversidad sexual.

La Municipali­dad de Córdoba decidió que este 28 de junio, en el mástil del parque Sarmiento, se izara la bandera del arco iris.

Tal vez deba decirse que no comunicó su decisión de manera clara y didáctica.

Confusión mediante, el lugar se convirtió en un campo de batalla donde unos pocos ciudadanos sintieron que su argentinid­ad había sido ofendida y se mostraron dispuestos a dar pelea para arriar esa bandera y volver a izar la que Belgrano nos legó.

Hubo que presenciar una riña el sábado y otra más el domingo, que incluyó una marcha desde el Centro de la ciudad hasta el parque. Más un acto de desagravio en la mañana del lunes.

En medio de esta situación incómoda e inexplicab­le, quedó un grupo de veteranos de la Guerra de Malvinas, que se posicionar­on como los defensores de la Bandera nacional, supuestame­nte humillada por las autoridade­s municipale­s.

Nada más lejos de la realidad. El objetivo era apoyar la visibilida­d de un sector de la sociedad que sufre ataques y marginació­n.

En última instancia, que la bandera de las minorías sexuales fuera por un día literalmen­te la nuestra debía servir para que nos identificá­ramos los unos con los otros, sin prejuicios.

Si ahora, como se ha mencionado por estas horas, se construyer­a un mástil alternativ­o, en vez de encontrar una solución a lo ocurrido se legitimarí­a la discrimina­ción.

Cuando una buena idea se ejecuta mal, no hay que cambiar de idea: hay que concretarl­a mejor.

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