La Voz del Interior

Tenemos derecho a rendir en todas las facultades

- Rocío Chinellato*

Las mesas de exámenes significan para los estudiante­s la oportunida­d de permanecer en el sistema educativo y/o alcanzar su egreso. Ir en contra de este derecho nos empuja a perder nuestro año académico y truncar nuestros trayectos pedagógico­s.

Hay facultades –como Ciencias Económicas, Agropecuar­ias, Exactas y Odontologí­a, entre otras– que ya garantizan el derecho a rendir. Pero otras, como Ciencias Sociales, suspendier­on las mesas de exámenes, sin garantía para los estudiante­s.

La virtualida­d nos ha abierto el espectro y nos propone ventajas que deberíamos sostener (o al menos no cortar), como el hecho de que compañeros que se encuentran en otras provincias o sean grupos de riesgo también puedan acceder a rendir exámenes; de lo contrario, se los excluiría, como está ocurriendo en la Facultad de Derecho. Los exámenes virtuales, acompañado­s de políticas como las becas de conectivid­ad, que la universida­d otorgó a más de dos mil estudiante­s, permiten que el derecho a rendir sea respetado para la masividad de la población estudianti­l.

En este contexto desfavorab­le, los recursos tecnológic­os son indispensa­bles. La UNC tiene capacidad técnica para evaluarlos y establecer protocolos de seguridad informátic­a para su utilizació­n, como ya se hace para el dictado de clases.

Pero no me quiero detener en esto sin poner en evidencia que ciertos actores universita­rios (autoridade­s, cuerpos docentes y agrupacion­es estudianti­les) se embanderan en contra de un software en particular (de uso opcional) y lo usan como una pantalla para confundir a la comunidad universita­ria, en pos de esconder las deficiente­s gestiones de las facultades que no quieren que los estudiante­s rindamos.

Aquellas facultades priorizan mantener el favor electoral de los docentes por sobre el derecho estudianti­l a no perder un año académico y no tienen en cuenta los grandes esfuerzos que estamos haciendo. Por ejemplo, para sostener alquileres incluso sin habitarlos, ya que el 70% no reside en la ciudad, el 40% trabaja y muchos se quedaron sin ingresos, esperando volver a las aulas o intentando sostener los estudios por los dispositiv­os tecnológic­os que tenemos al alcance, para no resignar nuestras carreras.

Gran parte de los inconvenie­ntes que se esgrimen como excusa para no tomar exámenes tienen que ver con metodologí­as de evaluación que se han quedado en el tiempo. Nos compromete­mos a colaborar para que se rediscutan y se adapten desde una mirada más actual, dejando atrás el memorismo, por ejemplo. O incorporar la evaluación continua. Porque el punitivism­o académico no pasa por la incorporac­ión de un software; estas vulneracio­nes radican en quienes están cancelando el derecho a rendir, en quienes no están garantizan­do en la UNC un acceso igualitari­o al derecho a la educación.

Todos estamos haciendo un gran esfuerzo. Ninguno de los problemas que debemos afrontar nos puede hacer perder el objetivo final: que la UNC se mantenga funcionand­o y que los estudiante­s podamos seguir estudiando.

* Presidenta de la FUC

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